Jesús.
Poema publicado el 08 de Mayo de 2014
El nacimiento es la muerte espiritual.
No quisiera ser Jesús,
porque de ser así,
terminaría como Él,
en la cruz.
Terminaría siendo un Diógenes más,
buscando eternamente
hallar veracidad.
Cuantas veces lloras Jesús,
por la malquerencia que percibes,
y ver para siempre en las penumbras,
la gente perderse.
El nacimiento,
es muerte espiritual,
matrizado por inteligencia limitada,
el pecado original.
Las sensaciones del jamás tardío,
siempre presente,
en mil veces menos tiempo
ego música vida que tiempla.
Envejecer nos acerca de regreso,
a la inteligencia del corazón,
al espíritu con gloria,
mil veces más rápida que nuestra actual razón.
Si solo se vive en la mente,
jamás tendremos oportunidad.
A lo largo del camino de la vida,
hay un recodo de la grandiosa verdad.
En el tiempo del despertar,
donde nace y encarna,
el iluminado despierta de su karma
el hijo de Adán repita su guijarro.
A partir de entonces,
el Universo pinta capullos,
aleluyas alelíes,
todas las estrellas lloran de alegrías.
De escuchar sin parar,
eternamente la melodía,
y tu canción contestar,
ora nunca estaría, ni solo ni perdido.
Por fin haber podido,
despertar.
André Degel
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Poema publicado el 08 de Mayo de 2014
El nacimiento es la muerte espiritual.
No quisiera ser Jesús,
porque de ser así,
terminaría como Él,
en la cruz.
Terminaría siendo un Diógenes más,
buscando eternamente
hallar veracidad.
Cuantas veces lloras Jesús,
por la malquerencia que percibes,
y ver para siempre en las penumbras,
la gente perderse.
El nacimiento,
es muerte espiritual,
matrizado por inteligencia limitada,
el pecado original.
Las sensaciones del jamás tardío,
siempre presente,
en mil veces menos tiempo
ego música vida que tiempla.
Envejecer nos acerca de regreso,
a la inteligencia del corazón,
al espíritu con gloria,
mil veces más rápida que nuestra actual razón.
Si solo se vive en la mente,
jamás tendremos oportunidad.
A lo largo del camino de la vida,
hay un recodo de la grandiosa verdad.
En el tiempo del despertar,
donde nace y encarna,
el iluminado despierta de su karma
el hijo de Adán repita su guijarro.
A partir de entonces,
el Universo pinta capullos,
aleluyas alelíes,
todas las estrellas lloran de alegrías.
De escuchar sin parar,
eternamente la melodía,
y tu canción contestar,
ora nunca estaría, ni solo ni perdido.
Por fin haber podido,
despertar.
André Degel
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