La verdad
Poema publicado el 08 de Mayo de 2014
Puedo querer rehusarla
una y mil veces
en cada azar,
pero la verdad es
que mi tiempo
esta,
por terminar.
Uso encantamientos de brujos,
conjuros de hechiceros,
invocaciones de maestros elevados,
del todo saber,
de toda la tierra sabidurías conocer
Con los espíritus de los muertos consulto el mañana,
con los seres de la naturaleza,
los tesoros ocultos,
tras cada piedra,
cada tabla.
Con dioses poderosos,
de tiempos lejanos idos,
con el inmenso universo,
el cosmos,
los dragones y tigres.
A todos les invoco y consultas les expongo,
mas ninguno me puede decir,
donde la verdad se esconde.
Tanta vida e vivido,
tanta guerras emprendí,
tantas mujeres que he amado,
tantos hijos que creí.
Un libro esta escrito,
los grifos conjurados,
las pinturas decoran los lienzos,
nada ya es apurado.
El viento del norte,
que una vez me trajo devuelto a la vida,
me envía susurros,
palabra del entendimiento,
del oro del hilo,
de agua de rio cristalina.
Me cuenta y lleva,
sobre tierras mas allá al otro lado,
de hermosas barcas en un lago,
el velamen, un boscaje,
Un gran palacio inmenso,
la terraza al enorme espacio.
La cúpula del libro sagrado,
el muelle de estatuas de piedra talladas,
el camino a la orilla,
las gentes en arcaicas vestimentas,
la niña de mirada enamorada.
Bajo el frondoso árbol,
yace la fogata prendida,
los caballos descansan en los prados,
la gran carreta no hace ruidos,
espero la llegada de mis hijos,
mi mujer amada,
mis niñas,
la algarabía de la mañana.
Abro la mano
para llenar la hoja del árbol,
en ella escribir,
cuanto yo te amo.
Harmonía eterna,
es el verdadero percibir,
nadie es de estos lares,
solo es un paso,
al mañana por venir.
Las canciones de los canos,
ondulan el peregrinar,
viene regándose entre las colinas,
los senderos del andar.
Allá entre las infinitas estrellas,
nacieron la eternidad,
de hijas, hijos,
Inteligencias,
los herederos
de la única verdad.
El Árbol,
la arcilla,
el soplo de vida,
cuanto quisiera yo besarte,
la frente,
los ojos,
el ombligo,
tus labios.
El nacimiento
de un niño.
André
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Poema publicado el 08 de Mayo de 2014
Puedo querer rehusarla
una y mil veces
en cada azar,
pero la verdad es
que mi tiempo
esta,
por terminar.
Uso encantamientos de brujos,
conjuros de hechiceros,
invocaciones de maestros elevados,
del todo saber,
de toda la tierra sabidurías conocer
Con los espíritus de los muertos consulto el mañana,
con los seres de la naturaleza,
los tesoros ocultos,
tras cada piedra,
cada tabla.
Con dioses poderosos,
de tiempos lejanos idos,
con el inmenso universo,
el cosmos,
los dragones y tigres.
A todos les invoco y consultas les expongo,
mas ninguno me puede decir,
donde la verdad se esconde.
Tanta vida e vivido,
tanta guerras emprendí,
tantas mujeres que he amado,
tantos hijos que creí.
Un libro esta escrito,
los grifos conjurados,
las pinturas decoran los lienzos,
nada ya es apurado.
El viento del norte,
que una vez me trajo devuelto a la vida,
me envía susurros,
palabra del entendimiento,
del oro del hilo,
de agua de rio cristalina.
Me cuenta y lleva,
sobre tierras mas allá al otro lado,
de hermosas barcas en un lago,
el velamen, un boscaje,
Un gran palacio inmenso,
la terraza al enorme espacio.
La cúpula del libro sagrado,
el muelle de estatuas de piedra talladas,
el camino a la orilla,
las gentes en arcaicas vestimentas,
la niña de mirada enamorada.
Bajo el frondoso árbol,
yace la fogata prendida,
los caballos descansan en los prados,
la gran carreta no hace ruidos,
espero la llegada de mis hijos,
mi mujer amada,
mis niñas,
la algarabía de la mañana.
Abro la mano
para llenar la hoja del árbol,
en ella escribir,
cuanto yo te amo.
Harmonía eterna,
es el verdadero percibir,
nadie es de estos lares,
solo es un paso,
al mañana por venir.
Las canciones de los canos,
ondulan el peregrinar,
viene regándose entre las colinas,
los senderos del andar.
Allá entre las infinitas estrellas,
nacieron la eternidad,
de hijas, hijos,
Inteligencias,
los herederos
de la única verdad.
El Árbol,
la arcilla,
el soplo de vida,
cuanto quisiera yo besarte,
la frente,
los ojos,
el ombligo,
tus labios.
El nacimiento
de un niño.
André
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