Mujer celeste
Poema publicado el 07 de Mayo de 2014
Saludos a ti que viniste de lejos,
flores y cintas adornan tus sienes.
Junto con el alba te vi asomar,
llenaste de rosas las espumas del mar.
Azahares esparces a manos llenas,
los días por ti resplandecen serenos.
Tu rostro reflejo de sol naciente,
disipa heladas brumas y tinieblas.
Corrientes del mar acarean el día,
colores y destellos perfumen de alegría.
Carruajes de nubes tiñen colores,
Sandra Rocío de pétalos y flores.
Mujer de velos azulados y blancos,
esmerados verdes ciñen tu manto.
Angélicas tus manos esparzan sinfonía,
llenas el aire de luceros del día.
Mi espíritu renace de la muerte helada,
lejos de ti no hay calma, no hay nada.
Despierto del letargo del alma herida,
me sumerjo en aguas que susurran vida.
El viento me lleva cruzo tu camino,
emerjo del sueño lince celaje dormido.
Hechiza la virtud que de ti emana,
se perfuma el aire la calma se desvana.
Ardiente pasión, surge arrojo,
tengo descaro mirarte me transformo.
Se avive el ardor del amor pagano,
regresa del pasado fuego temprano.
Brazas siniestras los ojos encienden,
tu materno regazo creación en lienzo.
La heredad fluye por caminos del tiempo,
ecos la lluvia canta por la tierra.
Florece tu piel en travesía ardiente,
un halo celeste alumbra vida alegre.
El amor eterno ondea en la hierba,
fuego y flores hijos engendran.
La mano forja la pluma cimienta,
el ocaso es templo, montaña magenta.
Hijos y sendero, amaneceres siembras,
mujer celeste flores en sienes.
Sueños de velos azulados y blancos,
azahares esparces llenas tus manos.
Autora creadora de días serenos,
verdes esmeradas ciñan tu credo.
Junto con la aurora te vi asomar,
llenaste de rosas las espumas del mar.
El camino se escribe en montaña magenta,
saludos a ti, que llegaste de lejos.
André Degel
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Poema publicado el 07 de Mayo de 2014
Saludos a ti que viniste de lejos,
flores y cintas adornan tus sienes.
Junto con el alba te vi asomar,
llenaste de rosas las espumas del mar.
Azahares esparces a manos llenas,
los días por ti resplandecen serenos.
Tu rostro reflejo de sol naciente,
disipa heladas brumas y tinieblas.
Corrientes del mar acarean el día,
colores y destellos perfumen de alegría.
Carruajes de nubes tiñen colores,
Sandra Rocío de pétalos y flores.
Mujer de velos azulados y blancos,
esmerados verdes ciñen tu manto.
Angélicas tus manos esparzan sinfonía,
llenas el aire de luceros del día.
Mi espíritu renace de la muerte helada,
lejos de ti no hay calma, no hay nada.
Despierto del letargo del alma herida,
me sumerjo en aguas que susurran vida.
El viento me lleva cruzo tu camino,
emerjo del sueño lince celaje dormido.
Hechiza la virtud que de ti emana,
se perfuma el aire la calma se desvana.
Ardiente pasión, surge arrojo,
tengo descaro mirarte me transformo.
Se avive el ardor del amor pagano,
regresa del pasado fuego temprano.
Brazas siniestras los ojos encienden,
tu materno regazo creación en lienzo.
La heredad fluye por caminos del tiempo,
ecos la lluvia canta por la tierra.
Florece tu piel en travesía ardiente,
un halo celeste alumbra vida alegre.
El amor eterno ondea en la hierba,
fuego y flores hijos engendran.
La mano forja la pluma cimienta,
el ocaso es templo, montaña magenta.
Hijos y sendero, amaneceres siembras,
mujer celeste flores en sienes.
Sueños de velos azulados y blancos,
azahares esparces llenas tus manos.
Autora creadora de días serenos,
verdes esmeradas ciñan tu credo.
Junto con la aurora te vi asomar,
llenaste de rosas las espumas del mar.
El camino se escribe en montaña magenta,
saludos a ti, que llegaste de lejos.
André Degel
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