Relato en la oscuridad
Poema publicado el 21 de Junio de 2011
RELATO EN LA
OSCURIDAD
Cuando la oscuridad aparece,
el viento desesperado canta
y el agua desde su nube cae
el gato temeroso aúlla,
el perro mojado busca su guarida.
el mulero se agita en quitar la cincha
a mulos y caballos que se han mojado
durante la siembra por el agua caída.
Los niños hacia los retablos corren,
aunque prefieren las cuadras,
porque los mulos caballo y asnos,
mejor el calor guardan.
Se quitan sus camisas y juegan a las chapas
detrás de los pesebres donde nada les ata.
La noche se les ha venido encima
que se dan cuenta porque ya no ven nada.
el mayor sale silencioso y un carburo prepara,
con su mechero de pescozón y ¡ya hay luz! ,
alegría manifiesta por los jugadores de chapas.
Poco tiempo les dura su alegría de la llama,
porque voces con sonido autoritario los llaman,
apagan el carburo, lo guardan y esperan,
sumisos, las órdenes de los que mandan.
Los que mandan cuentas unos cuentos
y entre ellos, sus batallas, los párpados
no resisten más y buscan un rincón
y como milagro, una cama,
donde poder recuperar emergías
y presentar fuerzas a la luz del alba.
A media mañana. migas de harina
que hacia el mayor de la manada
con trozos de tocino y chorizo
y luego, atarse bien las albarcas,
porque en los barbechos, con la
lluvia caída, se quedaban atascadas.
No he pretendido hacer un poema,
por el contrario, he querido retener en un papel lo que hoy es un recuerdo, antes
de que pase a ser un recuerdo en una
memoria vaga.
Aferca Octubre 1.938 – Abril 2011
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Poema publicado el 21 de Junio de 2011
RELATO EN LA
OSCURIDAD
Cuando la oscuridad aparece,
el viento desesperado canta
y el agua desde su nube cae
el gato temeroso aúlla,
el perro mojado busca su guarida.
el mulero se agita en quitar la cincha
a mulos y caballos que se han mojado
durante la siembra por el agua caída.
Los niños hacia los retablos corren,
aunque prefieren las cuadras,
porque los mulos caballo y asnos,
mejor el calor guardan.
Se quitan sus camisas y juegan a las chapas
detrás de los pesebres donde nada les ata.
La noche se les ha venido encima
que se dan cuenta porque ya no ven nada.
el mayor sale silencioso y un carburo prepara,
con su mechero de pescozón y ¡ya hay luz! ,
alegría manifiesta por los jugadores de chapas.
Poco tiempo les dura su alegría de la llama,
porque voces con sonido autoritario los llaman,
apagan el carburo, lo guardan y esperan,
sumisos, las órdenes de los que mandan.
Los que mandan cuentas unos cuentos
y entre ellos, sus batallas, los párpados
no resisten más y buscan un rincón
y como milagro, una cama,
donde poder recuperar emergías
y presentar fuerzas a la luz del alba.
A media mañana. migas de harina
que hacia el mayor de la manada
con trozos de tocino y chorizo
y luego, atarse bien las albarcas,
porque en los barbechos, con la
lluvia caída, se quedaban atascadas.
No he pretendido hacer un poema,
por el contrario, he querido retener en un papel lo que hoy es un recuerdo, antes
de que pase a ser un recuerdo en una
memoria vaga.
Aferca Octubre 1.938 – Abril 2011
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