Pájaro de sombras y de lánguido silencio
Poema publicado el 27 de Septiembre de 2012
Mariposa festiva;
Hechicera del Sol,
De alegres pájaros,
Del viento…
Desde la bruma inconfundible de mi alma te prosigo:
Hay en tu pecho un par de caracolas que suspiran
Que susurran circulando el universo.
Actividad sin fin,
Centro de un instante;
Enredadera de espirales infinitas.
Eres como la luz y existes…
Como la misma luz que vuela hacia el ocaso.
Con tu forma de espejismo y apariencia,
Sorprendes los espacios y llenas las pupilas con anhelos
Estibando la codicia de otros náufragos,
La más ansiada meta del que sueña…
Ah la candidez de tu sonrisa si regresas
Cuando el fénix matinal de tu llegar abre sus alas
Y la pálida ceniza de la bruma se desploma
Arrasada en el oceánico torrente del olvido.
Vienes igual que antes con nuevos amaneceres;
Oh capullo tenaz de nuestras vidas distanciadas,
Madre de tantos momentos,
De tanto desosiego del alba…
Vienes igual que antes:
Nívea estrella de extintos cielos,
Leyenda anónima de latidos agitados;
Eres como la luz que me despierta
Y como también la luz:
Fugaz…
Desentendida.
Desde el ayer y de tu voz entretejidas
Vuelven en sí tus palabras,
La impetuosa promesa como entonces;
La espontánea queja del cansancio,
El pájaro extenuado y feliz de una mirada.
Todo se cubre de ti que abres mis ojos
Hasta colmar el alma como a la noche el día;
Oh aurora boreal del más umbrío firmamento,
Brote nuevo de los campos desolados;
Expectativa perenne de un consentimiento,
Delicada flor…
Dulce esperanza.
Como vives mariposa sobre el aire,
Sobre el aire esparciré esta bienvenida:
La tibia luz de tu presente misterioso,
La agitada exaltación del pensamiento;
El ansia perturbada de un deseo inconsolable.
Ay de tus labios ¡Ay de tus besos!
¿A qué bocas habrán enardecido?
¿Cuántos ojos sucumbieron en tus ojos y en tu cuerpo…
Y en tu cuerpo…
Cuántos sueños habrán desfallecido?
En nuestras horas de aquel edén que hoy evoco
Fuimos juntos y aunados de ternura:
Tú a mi lado y yo al tuyo reunidos
Como niños despertados de la infancia;
Como amantes inspirando una leyenda,
Como alondras abrigando un mismo nido.
Ah mariposa,
Pájaro de sombras y de lánguido silencio,
¿Por qué el recuerdo hoy me habla de estas cosas?
¿Por qué la soledad te heredó su bello nombre;
Y ese nombre…
¡Y tu nombre!...
Se ha quedado para siempre junto al mío?
Stgo. De Chile. 1987.
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Poema publicado el 27 de Septiembre de 2012
Mariposa festiva;
Hechicera del Sol,
De alegres pájaros,
Del viento…
Desde la bruma inconfundible de mi alma te prosigo:
Hay en tu pecho un par de caracolas que suspiran
Que susurran circulando el universo.
Actividad sin fin,
Centro de un instante;
Enredadera de espirales infinitas.
Eres como la luz y existes…
Como la misma luz que vuela hacia el ocaso.
Con tu forma de espejismo y apariencia,
Sorprendes los espacios y llenas las pupilas con anhelos
Estibando la codicia de otros náufragos,
La más ansiada meta del que sueña…
Ah la candidez de tu sonrisa si regresas
Cuando el fénix matinal de tu llegar abre sus alas
Y la pálida ceniza de la bruma se desploma
Arrasada en el oceánico torrente del olvido.
Vienes igual que antes con nuevos amaneceres;
Oh capullo tenaz de nuestras vidas distanciadas,
Madre de tantos momentos,
De tanto desosiego del alba…
Vienes igual que antes:
Nívea estrella de extintos cielos,
Leyenda anónima de latidos agitados;
Eres como la luz que me despierta
Y como también la luz:
Fugaz…
Desentendida.
Desde el ayer y de tu voz entretejidas
Vuelven en sí tus palabras,
La impetuosa promesa como entonces;
La espontánea queja del cansancio,
El pájaro extenuado y feliz de una mirada.
Todo se cubre de ti que abres mis ojos
Hasta colmar el alma como a la noche el día;
Oh aurora boreal del más umbrío firmamento,
Brote nuevo de los campos desolados;
Expectativa perenne de un consentimiento,
Delicada flor…
Dulce esperanza.
Como vives mariposa sobre el aire,
Sobre el aire esparciré esta bienvenida:
La tibia luz de tu presente misterioso,
La agitada exaltación del pensamiento;
El ansia perturbada de un deseo inconsolable.
Ay de tus labios ¡Ay de tus besos!
¿A qué bocas habrán enardecido?
¿Cuántos ojos sucumbieron en tus ojos y en tu cuerpo…
Y en tu cuerpo…
Cuántos sueños habrán desfallecido?
En nuestras horas de aquel edén que hoy evoco
Fuimos juntos y aunados de ternura:
Tú a mi lado y yo al tuyo reunidos
Como niños despertados de la infancia;
Como amantes inspirando una leyenda,
Como alondras abrigando un mismo nido.
Ah mariposa,
Pájaro de sombras y de lánguido silencio,
¿Por qué el recuerdo hoy me habla de estas cosas?
¿Por qué la soledad te heredó su bello nombre;
Y ese nombre…
¡Y tu nombre!...
Se ha quedado para siempre junto al mío?
Stgo. De Chile. 1987.
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