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Espejo - Poemas de Carlos Ignacio



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Espejo
Poema publicado el 24 de Julio de 2011

Ten cuidado con lo que haces,

no lo hagas enojar,

porque en sus manos yace,

el poder de la equidad.



Haz lo que creas conveniente,

y que te beneficie a ti,

recuerda, no lastimes a la gente,

o te impediré ser felíz.



Si lo que deseas es la gloria,

gloria vas a tener,

obedece mis mandatos,

y yo bien te pagaré.



Soy Dios de lo bueno,

soy la insignia de la justicia,

yo le causé el llanto,

a ese que hoy agoniza.



El precio de tu futuro,

será lo que hoy me pagues,

yo no lastimo ni ayudo,

solo le doy a cada quien partes iguales.



Te ofrezco dos mundos en los que puedes estar,

los que se lamentan y quienes no dejan de reír,

tu mismo te lo ganarás,

pues los actos hablan por tí.



Mira que no estoy para juegos,

puedo venir a juzgar,

si obras algo malo o bueno,

tu mismo te condenarás.



Estabas advertido ya,

sufrirás las consecuencias,

es muy tarde para reflexionar,

hoy no habrá penitencia.



No lo tomes a castigo,

si no como una enseñanza,

deja en paz al enemigo,

apartate de las venganzas.



Con la orquesta y todos mis ángeles,

escucharás nada más que la verdad,

oye al ave entonando sus cantares,

llegó la hora de actuar.



Están todos en un plano muy complejo,

donde el juego muy caro les saldrá,

yo los observo desde lejos,

esperando al siguiente en atacar.



Soy capaz de controlar todo,

la balanza del bien y el mal,

no podrás safarte de mis ojos,

pues si lo intentas te arrepentirás.



Se muy bien que no me ves,

y tampoco escuchas mi voz,

pero vivo en tu mente, y en tu conciencia también,

mostrándote la alegría y el dolor.



Perdona a los demás,

y yo te perdonaré,

aprende ya a madurar,

cambia tu mente y tu ser.



Mi mecanismo no tiene trampas,

hay que saber que hacer,

descuida no haré nada,

muy sereno me mantendré.



No me consideres perverso,

que equivocado estás,

soy amable y equitativo,

solo eso nadamás.



Si me quieres encontrar,

será fácil buscarme,

haz algo bueno,

y yo sabré que darte.



La dinastía yo la comencé,

y solo yo la puedo terminar,

un paraiso edifiqué,

a todos ellos que confiarán.



No soy un faraón, no soy un príncipe,

tampoco rey, mucho menos eslabón,

más bien energía pura y libre,

quien te puede herir o dar perdón.



Deja ya de rezar que no importa la religión,

no rindas culto ni empieces a orar,

aún sigues creyendo en alguien que hace tiempo existió,

preocupate por tus actos pues ellos te guiarán.



Mi poder es infinito,

habilidades que nadie tendrá,

te daré un veredicto,

y al fin tu destino verás.


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