Gran desliz.
Poema publicado el 29 de Mayo de 2012
Quién viera la lumbre en tu piel?,
si por fuera te hicieron de seda,
eres tú el peor menester,
eres tú lo que el hombre desea.
Esculpida por el demonio,
su voz es el llamado de la tentación,
tan frágil como el aire,
su punzada te mata de dolor.
La moza disfrazada de inocente,
se aprovecha del sediento mortal,
el desconocido se hizo confidente,
y la belleza un arma letal.
A quién le cantarían por las noches?,
habrían lágrimas sin destinatario,
nadie dormiría con temores,
y los tontos se harían sabios.
Son las hijas vivas del pecado,
aquella manzana que nadie debía morder,
mi rosa de pétalos dorados,
terminó siendo un oscuro clavel.
El arte del engaño,
la lujuria detrás de mí,
la magia y los años,
sus curvas no tienen fin.
No le mires a la cara,
sus ojos te atraparán,
la condena en su mirada,
para siempre vas a recordar.
Fueron ellas quienes llegaron,
y se fueron sin decir adiós,
cubiertas de espinas nos abrazaron,
dejando mares y llantos de dolor.
No existe ese vino de olvido,
ni la noche en que puedas dejarla atrás,
serán siempre el recuerdo vivo,
de lo que el ayer disolverá.
Quién imaginó que serían la maravilla?,
y el más grande peligro mortal,
mujeres, son la fruta prohibida,
son el dulce amargo para matar.
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Poema publicado el 29 de Mayo de 2012
Quién viera la lumbre en tu piel?,
si por fuera te hicieron de seda,
eres tú el peor menester,
eres tú lo que el hombre desea.
Esculpida por el demonio,
su voz es el llamado de la tentación,
tan frágil como el aire,
su punzada te mata de dolor.
La moza disfrazada de inocente,
se aprovecha del sediento mortal,
el desconocido se hizo confidente,
y la belleza un arma letal.
A quién le cantarían por las noches?,
habrían lágrimas sin destinatario,
nadie dormiría con temores,
y los tontos se harían sabios.
Son las hijas vivas del pecado,
aquella manzana que nadie debía morder,
mi rosa de pétalos dorados,
terminó siendo un oscuro clavel.
El arte del engaño,
la lujuria detrás de mí,
la magia y los años,
sus curvas no tienen fin.
No le mires a la cara,
sus ojos te atraparán,
la condena en su mirada,
para siempre vas a recordar.
Fueron ellas quienes llegaron,
y se fueron sin decir adiós,
cubiertas de espinas nos abrazaron,
dejando mares y llantos de dolor.
No existe ese vino de olvido,
ni la noche en que puedas dejarla atrás,
serán siempre el recuerdo vivo,
de lo que el ayer disolverá.
Quién imaginó que serían la maravilla?,
y el más grande peligro mortal,
mujeres, son la fruta prohibida,
son el dulce amargo para matar.
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