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No te acerques. - Poemas de Carlos Ignacio



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No te acerques.
Poema publicado el 24 de Julio de 2011

No pienses que voy a calmarme,

no creas que me puedo controlar,

te informo, quiero vengarme,

y tal vez lo voy a matar.



Dile que se aleje ya!,

muéstrale más tu negligencia,

antes de que me vaya a retirar,

aunque no creas, él agota mi paciencia.



Día con día muy impaciente espero,

para situarme bajo el tejado,

la verdad nunca comprendo,

cuando te enrolla sus manos.



No es desinterés, es impotencia,

no es dolor, es algo más que eso,

si lo que pretendes es que comprenda,

te digo que tus deseos están hechos.



El corazón sufre parálisis,

los sentimientos se van a volver perversos,

cada vez más mis manos,

quieren lavarle el cerebro.



lass=" fbUnderline">Cinco letras forman el sentir,

lass=" fbUnderline">estoy en ligero malestar,

lass=" fbUnderline">lo tengo en cuenta y sé que me ve a mi,

lass=" fbUnderline">ocasionándome coraje sin piedad,

lass=" fbUnderline">sólo así muy feliz podrá estar.



Satisface sus carencias,

y yo tengo ganas de llorar,

espero caer en demencia,

para no tenerle piedad.



Hasta cuándo yo soportaré?,

la increíble ansiedad,

sus ojos cerrados mantener,

para que no vuelva a despertar.



Es la gota que el vaso derramó,

entre el azúcar es un grano de sal,

y no estoy de buen humor,

no pienso ya lidiar más.



Sabes que me muero lentamente,

cuando el aire me dice qué es lo que pasa,

sabes que no hay quien me ayude,

si las manos del consuelo están ocupadas.



No me detengas por favor,

que esto que hago es necesario,

sólo le haré sentir lo que siento yo,

así ambos estaremos a mano.



Duele más gritarle al corazón,

que acabarlo a puñaladas,

duele más el tiempo que me robó,

que las horas en las que esperaba.



Dónde queda la decencia?,

se han olvidado del respeto,

aquellos que ya no recuerdan,

que "si no es tuyo, sólo déjalo".



Mis ojos se tiñen de rojo,

el puño cierro con mucha fuerza,

me invade el coraje y el enojo,

pero nadie sabe cuál es la molestia.



Sólo me mantengo callado,

con una gran desesperación,

miro a todos lados,

para distraer mi atención.



No creas que sólo miento,

si a esto le doy toda mi prioridad,

por este lazo que defiendo,

él las tendrá que pagar.



Así su silencio será mi paz,

sus últimas súplicas me hicieron feliz,

al escucharlo decir que ya no volvería a molestar,

pero lo ignoré y le di a su vida fin.  †


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