Destino estelar
Poema publicado el 06 de Septiembre de 2012
Dicen que nuestro destino
se halla escrito en las estrellas.
¡Ahora a ver quién es el listo
de leer lo que pone en ellas!
¿Pero a quién se le ha ocurrido
el subirse hasta allá arriba
para dejar por escrito
los pasos que habré de dar en la vida?
¿No hubiese más fácil sido
haberlo copiado, pienso
yo, tal vez al lado mismo
de nuestra partida de nacimiento?
Mas recordad, no en vano,
que más tarde o más temprano
hallaremos la manera
de fabricar una escalera
que llevarnos al instante
de este universo gigante,
hasta el astro más añejo,
sin arriesgar por ello el pellejo.
Que vuestra vanidad os ciegue,
como os ciega vuestro anhelo,
debiera de preocuparos.
Y hasta que ese momento no llegue,
con contemplar así el cielo
deberéis de conformaros.
Deciros para finalizar
este bien intencionado consejo:
Evitaros hoy reflejar,
si podéis, en el espejo
de quienes quieren hallar
su futuro inmediatamente,
ya que podréis acabar,
y lo digo muy seriamente,
ante vuestro propio reflejo
más demacrado y más viejo
que el que tenéis actualmente.
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Poema publicado el 06 de Septiembre de 2012
Dicen que nuestro destino
se halla escrito en las estrellas.
¡Ahora a ver quién es el listo
de leer lo que pone en ellas!
¿Pero a quién se le ha ocurrido
el subirse hasta allá arriba
para dejar por escrito
los pasos que habré de dar en la vida?
¿No hubiese más fácil sido
haberlo copiado, pienso
yo, tal vez al lado mismo
de nuestra partida de nacimiento?
Mas recordad, no en vano,
que más tarde o más temprano
hallaremos la manera
de fabricar una escalera
que llevarnos al instante
de este universo gigante,
hasta el astro más añejo,
sin arriesgar por ello el pellejo.
Que vuestra vanidad os ciegue,
como os ciega vuestro anhelo,
debiera de preocuparos.
Y hasta que ese momento no llegue,
con contemplar así el cielo
deberéis de conformaros.
Deciros para finalizar
este bien intencionado consejo:
Evitaros hoy reflejar,
si podéis, en el espejo
de quienes quieren hallar
su futuro inmediatamente,
ya que podréis acabar,
y lo digo muy seriamente,
ante vuestro propio reflejo
más demacrado y más viejo
que el que tenéis actualmente.
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