Em-bruja-do
Poema publicado el 30 de Agosto de 2012
Me enamoré de una bruja,
no en el sentido figurado de la palabra,
sino de una que usando un "¡Abracadabra!",
arrodillarme hizo hasta tocar sus zapatos de aguja
con la punta de la nariz. Ojos azabaches. Pelo ensortijado
y carita de gitana preciosa,
me tenían totalmente hechizado,
incapaz de pensar otra cosa
que no fuese ella.
Paralizado por el embrujo
de una luz cegadora y bella,
como la que irradia una estrella,
de este modo, señorías, me sedujo
y desde entonces embrujado vengo estando,
mas no me pregunten hasta cuándo,
porque si he de serles sincero,
ni yo mismo lo sé.
En tal caso, debería, señor juez,
preguntar al corazón primero
que es quien está permitiendo
que este extraordinario hechizo
siga todavía en él influyendo
desde el mismo día en que se lo hizo.
Pero ya sabe cómo son los corazones
cuando toman sus propias decisiones,
que, intimidando a la misma razón,
la hacen callar con un autoritario "¡Chitón!"
Y aquí paz y... Ya se sabe.
¡Qué duda cabe, hijo, qué duda cabe!
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Poema publicado el 30 de Agosto de 2012
Me enamoré de una bruja,
no en el sentido figurado de la palabra,
sino de una que usando un "¡Abracadabra!",
arrodillarme hizo hasta tocar sus zapatos de aguja
con la punta de la nariz. Ojos azabaches. Pelo ensortijado
y carita de gitana preciosa,
me tenían totalmente hechizado,
incapaz de pensar otra cosa
que no fuese ella.
Paralizado por el embrujo
de una luz cegadora y bella,
como la que irradia una estrella,
de este modo, señorías, me sedujo
y desde entonces embrujado vengo estando,
mas no me pregunten hasta cuándo,
porque si he de serles sincero,
ni yo mismo lo sé.
En tal caso, debería, señor juez,
preguntar al corazón primero
que es quien está permitiendo
que este extraordinario hechizo
siga todavía en él influyendo
desde el mismo día en que se lo hizo.
Pero ya sabe cómo son los corazones
cuando toman sus propias decisiones,
que, intimidando a la misma razón,
la hacen callar con un autoritario "¡Chitón!"
Y aquí paz y... Ya se sabe.
¡Qué duda cabe, hijo, qué duda cabe!
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