El nacimiento de mi poesía
Poema publicado el 05 de Diciembre de 2010
Sigo estando bajo el eterno sortilegio de un no tan lejano recuerdo permanente: Alguna vez, un poema de nacionalidad, género y raza jamás conocidos labró en el terso lomo de mi mente infantil una herida extrañamente placentera, dejando en mí una cicatriz indeleble que conjura en cada instante y en cada respiro los colores transparentes y las formas abstractas de aquellas letras oscuras que se recitaban solas al ritmo cansado de la noche.
Hoy moldeo, estructuro, escribo, saboreo, contemplo por un rato, y luego escucho con cierta atención, una poesía de vocablos huecos e indefinidos, logro oír a la distancia impalpable unos versos escritos con tintas azules; tinta de mares, tinta de recuerdos que incitan a colocar el bolígrafo en los bordes anaranjados de un cielo crepuscular donde cada tarde, cada crepúsculo vespertino, un poeta niño traza con ese mismo bolígrafo un poema con sabor a melancolía, a insultos que emergen amorfos desde un alma desmoronada, escritos que saben a las escasas alegrías contadas, a mágicas vivencias inventadas, o simplemente versos que no saben a nada, que son insípidos de nacimiento pero que coexisten con un delicioso e indescriptiblemente jamás probado sabor a vida en el fino paladar de los lectores hambrientos.
En miles de ocasiones, incontables personas me han cuestionado la misma pregunta “¿De dónde nació tu poesía?”, a esto yo siempre me decido a responderles aclarando que mi poesía nunca ha nacido, pues contrariamente, yo, un poeta innato, he nacido de la poesía misma, mas fue ésta quien de una manera sagazmente rauda se presentó ante los oídos humanos justo en el instante en el que la boca pronunció la primera palabra, el primer verso, el primer poema y, en su tiempo, el primer libro.
La pregunta consecutiva a esta respuesta de apariencia verdaderamente narcisista y ególatra, es sencillamente una sonrisita desdibujada en el rostro de mi cuestionador y una exhalación acompañada de las siguientes palabras “¿Y dónde es que queda la modestia, joven poeta innato?”
-¿Modestia?- acostumbro a contestar en tono sarcástico –Veras mi querido amigo que es en su total comprensión imposible e insensato creer en la existencia de la modestia en el espíritu de un poeta, ya que éste se desarrolla como un artista, y el artista, desde el momento de su concepción, se ve obligado a idolatrar su arte y todo lo derivado de él, siendo el arte idolatrado el reflejo puro y subjetivo del artista, entonces podemos concluir que el poeta modesto no es verídicamente un poeta, sino un hombre que escribe sin conocer y por lo tanto sin contar con la fortuna de amar su poesía… ¡Triste el caso de aquél pues si ignora y odia su poesía dudo que logre algún día conocerse y amarse a sí mismo!
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 05 de Diciembre de 2010
Sigo estando bajo el eterno sortilegio de un no tan lejano recuerdo permanente: Alguna vez, un poema de nacionalidad, género y raza jamás conocidos labró en el terso lomo de mi mente infantil una herida extrañamente placentera, dejando en mí una cicatriz indeleble que conjura en cada instante y en cada respiro los colores transparentes y las formas abstractas de aquellas letras oscuras que se recitaban solas al ritmo cansado de la noche.
Hoy moldeo, estructuro, escribo, saboreo, contemplo por un rato, y luego escucho con cierta atención, una poesía de vocablos huecos e indefinidos, logro oír a la distancia impalpable unos versos escritos con tintas azules; tinta de mares, tinta de recuerdos que incitan a colocar el bolígrafo en los bordes anaranjados de un cielo crepuscular donde cada tarde, cada crepúsculo vespertino, un poeta niño traza con ese mismo bolígrafo un poema con sabor a melancolía, a insultos que emergen amorfos desde un alma desmoronada, escritos que saben a las escasas alegrías contadas, a mágicas vivencias inventadas, o simplemente versos que no saben a nada, que son insípidos de nacimiento pero que coexisten con un delicioso e indescriptiblemente jamás probado sabor a vida en el fino paladar de los lectores hambrientos.
En miles de ocasiones, incontables personas me han cuestionado la misma pregunta “¿De dónde nació tu poesía?”, a esto yo siempre me decido a responderles aclarando que mi poesía nunca ha nacido, pues contrariamente, yo, un poeta innato, he nacido de la poesía misma, mas fue ésta quien de una manera sagazmente rauda se presentó ante los oídos humanos justo en el instante en el que la boca pronunció la primera palabra, el primer verso, el primer poema y, en su tiempo, el primer libro.
La pregunta consecutiva a esta respuesta de apariencia verdaderamente narcisista y ególatra, es sencillamente una sonrisita desdibujada en el rostro de mi cuestionador y una exhalación acompañada de las siguientes palabras “¿Y dónde es que queda la modestia, joven poeta innato?”
-¿Modestia?- acostumbro a contestar en tono sarcástico –Veras mi querido amigo que es en su total comprensión imposible e insensato creer en la existencia de la modestia en el espíritu de un poeta, ya que éste se desarrolla como un artista, y el artista, desde el momento de su concepción, se ve obligado a idolatrar su arte y todo lo derivado de él, siendo el arte idolatrado el reflejo puro y subjetivo del artista, entonces podemos concluir que el poeta modesto no es verídicamente un poeta, sino un hombre que escribe sin conocer y por lo tanto sin contar con la fortuna de amar su poesía… ¡Triste el caso de aquél pues si ignora y odia su poesía dudo que logre algún día conocerse y amarse a sí mismo!
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.
