Una historia, los hechos que forjaron la patria
Poema publicado el 26 de Noviembre de 2010
La tierra ardiente en júbilo canta
a la voz de los mariachis, fuente
de alegría, clamores mexicanos
que alegran al pueblo y a esos colores:
Verde es la esperanza de la soberanía,
la creencia y la cultura de su
gente representan la albura
y la sangre de sus héroes habla
en tono escarlata, aún sigue febril
en el corazón de México, de
un águila, de su suelo y la historia,
que despertó en aquella mirada azteca.
Cayó una madrugada de septiembre
cuando los colores de la sangre
apenas y tiznaban la bandera
que parecía cantar desde lo
alto. Voces azoradas las de
un pueblo hambriento de justicia,
los agaves ardían en las pampas
ya estériles y el maíz detonaba como
un cañón ruidoso que anunciaba una
guerra. Mas fue el grito de aquel hombre
desconocido, amante de la razón,
con traje divino y de alma criolla
quien dio inicio a una independencia:
Y cayó la raza blanca, y ahora unos
indios cantaban con esas gargantas
de oro azteca. Y volvió el águila a los
cielos, buscó al nopal y a sus tunas,
rozó las cabezas de sus hermanos
y trazó con sus garras en las dunas:
“Este es mi suelo mexicano”
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Poema publicado el 26 de Noviembre de 2010
La tierra ardiente en júbilo canta
a la voz de los mariachis, fuente
de alegría, clamores mexicanos
que alegran al pueblo y a esos colores:
Verde es la esperanza de la soberanía,
la creencia y la cultura de su
gente representan la albura
y la sangre de sus héroes habla
en tono escarlata, aún sigue febril
en el corazón de México, de
un águila, de su suelo y la historia,
que despertó en aquella mirada azteca.
Cayó una madrugada de septiembre
cuando los colores de la sangre
apenas y tiznaban la bandera
que parecía cantar desde lo
alto. Voces azoradas las de
un pueblo hambriento de justicia,
los agaves ardían en las pampas
ya estériles y el maíz detonaba como
un cañón ruidoso que anunciaba una
guerra. Mas fue el grito de aquel hombre
desconocido, amante de la razón,
con traje divino y de alma criolla
quien dio inicio a una independencia:
Y cayó la raza blanca, y ahora unos
indios cantaban con esas gargantas
de oro azteca. Y volvió el águila a los
cielos, buscó al nopal y a sus tunas,
rozó las cabezas de sus hermanos
y trazó con sus garras en las dunas:
“Este es mi suelo mexicano”
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