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Poema publicado el 14 de Septiembre de 2013
Lean mi anuncio: mi hígado cambio por otro corazón
¡no piensen que estoy loco o es un señuelo!
quiero que me lo instalen con el que tengo en paralelo
para de este modo lograr la duplicidad de su función,
eso es lo que a mi más me interesa, es lo que quiero.
El hígado no me importa. La razón, a fuer sincero,
nunca me ha reportado a mi más que problemas,
-la ira, cólera, celos, envidia, enojo o desespero,
rabia, fobias, son obsesiones que carcomen mi cerebro,
sólo han sido meras excusas para escribir poemas.
Esta víscera, tan poco amable, regida por Plutón,
ha sido el causante hasta hoy de todos mis desvelos,
¡pagar la pena, luego la contrición, pedir perdón!
-Freud lo explicó muy bien al hablar del Super-Yo-
después de la tempestad llegan los duelos.
El objeto de este comercial, mi única intención
-esperando que puedas comprender a este vocero-
es que cuando por cualquier razón tu saltes al albero
y me brindes tu mejor toro henchida de emoción
pueda yo corresponder gritando a duo a tanta excitación:
que yo también te quiero, que yo también te quiero
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Poema publicado el 14 de Septiembre de 2013
Lean mi anuncio: mi hígado cambio por otro corazón
¡no piensen que estoy loco o es un señuelo!
quiero que me lo instalen con el que tengo en paralelo
para de este modo lograr la duplicidad de su función,
eso es lo que a mi más me interesa, es lo que quiero.
El hígado no me importa. La razón, a fuer sincero,
nunca me ha reportado a mi más que problemas,
-la ira, cólera, celos, envidia, enojo o desespero,
rabia, fobias, son obsesiones que carcomen mi cerebro,
sólo han sido meras excusas para escribir poemas.
Esta víscera, tan poco amable, regida por Plutón,
ha sido el causante hasta hoy de todos mis desvelos,
¡pagar la pena, luego la contrición, pedir perdón!
-Freud lo explicó muy bien al hablar del Super-Yo-
después de la tempestad llegan los duelos.
El objeto de este comercial, mi única intención
-esperando que puedas comprender a este vocero-
es que cuando por cualquier razón tu saltes al albero
y me brindes tu mejor toro henchida de emoción
pueda yo corresponder gritando a duo a tanta excitación:
que yo también te quiero, que yo también te quiero
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