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Un cuento para geno - Poemas de Donaciano Bueno Diez



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Un cuento para geno
Poema publicado el 31 de Agosto de 2013

Geno, querida nieta mía,
un mes, un día y una hora
que no puedo concretarte por ahora
pues al ir a mirarle, de alegría
las agujas del reloj se desprendían
rodando por el suelo de manera
que saltaron del salón hasta la acera.

-La caracola-
Como si yo fuera la Dora cazadora,
resulta que en una playa me subía
a lomos de una enorme caracola,
y nada más apoyar mis posaderas
en lo mas relucido de esa esfera
empezó a darme vueltas la testera
-pensé que yo de miedo me moría-,
fuí perdiendo el equilibrio y me caía.
Miré y en la suave brisa percibía
las sonrisas socarronas de las olas.

-Una pera-
Pero un segundo después yo repetía
el reto que con tanto ahinco perseguía
aupándome a los lomos de una pera
¡mas que una pera, una repera!
pues tan enorme era esa pera limonera
que por mucho que brincaba no podía
acercarme ni un poquito a su pechera.
Fuíme resbalando suavemente al suelo
en tanto que las hortalizas en la huerta
me miraban con asombro boquiabiertas.
¡Cómo de mi fracaso se mofaban y reian,
sólo pensarlo de verguenza ya estoy muerto!

-La ardilla-
A pesar de este fracaso, no contento,
quise probar en un tercer intento.
Esta vez fue en un lugar de maravilla,
era un paraiso de pinos adornado,
allí me encontraba yo muy ilusionado
subiéndome a los lomos de una ardilla.
Pegué un pequeño brinco y ni te cuento,
sin tiempo para pensar me vi en su lomo,
¡tan fácil que no salía de mi asombro!
al tiempo que aún desconozco como
si de un resorte se tratara en un momento
en un árbol me vi colgando de una rama.
Allí permanecí muerto de miedo y sin aliento
fue una eternidad, mas no sé el tiempo,
mientras percibía los cuchicheos de la grama.

-Moraleja-
Y al fin la cuarta vez lo que tanto quería conseguía.
Yo subía a mi alquería por la escalera al revés,
¡por esa regla de tres, cuando bajaba, subía!
y aunque en el primer escalón yo tropecé
tomando impulso y apurando mi energía
conseguí resolver la embarazosa situación,
mientras me hacía la siguiente reflexión:
mi niña Geno, si abandonas, ya perdiste,
revisa ese sueño que algún día tu tuviste
persíguelo con decisión y no estés triste
y comprobarás que en una próxima ocasión
lo que con tanto anhelo deseabas, conseguiste.


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