Recuerdo..
Poema publicado el 12 de Febrero de 2012
Un recuerdo, un recuerdo converge a liberar el espíritu,
a llenar de alegría al corazón con las alusiones más radiantes;
un recuerdo, un recuerdo llega a colmar de magia insólita a tu ser,
a henchir tu esencia con el más fantástico hechizo; un recuerdo,
un recuerdo es vivir, un recuerdo te seduce, te fascina con su luz,
te libera, te redime y te desliga del presidio rutinario,
te concede la ilusión de revivir aquellos momentos,
aquellos que te hicieron sentir vivo de verdad, ya que,
el hecho de estar vivo, no garantiza la vida misma.
Un recuerdo, un recuerdo llega al alma en el más fortuito instante,
atestando el alma... colmando la mente... abarrotando el corazón;
un recuerdo, un recuerdo es despiadado, es cruel, es implacable,
si, implacable, implacable cuando solo es eso: un recuerdo,
cuando sabes que el momento se ha esfumado, se ha ido para siempre,
ha quedado atrás, y no te queda más que aferrarte a la realidad,
a esa realidad que lastima, que no está ni cerca de ser lo que deseas,
una realidad que te repugna, que te deja insatisfecho,
que va dejando vacío el estómago de un ego insaciable.
Un recuerdo es fulminante, tan volátil que basta una fotografía,
una prenda, un lugar y hasta un aroma, para hacerse detonar con bestialidad,
un recuerdo es implacable a los sentidos, despierta con el mas sutil tacto,
el más ligero vistazo, las ínfimas notas de una canción,
el exiguo encuentro con el bálsamo anhelado, con el más corto beso;
colisionando en aquello conocido como nostalgia, como anhelo.
Pero al final, un recuerdo, con sus obscuros y claros,
un recuerdo, amigo mío… es lo único, realmente lo único,
que de verdad nos pertenece…
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Poema publicado el 12 de Febrero de 2012
Un recuerdo, un recuerdo converge a liberar el espíritu,
a llenar de alegría al corazón con las alusiones más radiantes;
un recuerdo, un recuerdo llega a colmar de magia insólita a tu ser,
a henchir tu esencia con el más fantástico hechizo; un recuerdo,
un recuerdo es vivir, un recuerdo te seduce, te fascina con su luz,
te libera, te redime y te desliga del presidio rutinario,
te concede la ilusión de revivir aquellos momentos,
aquellos que te hicieron sentir vivo de verdad, ya que,
el hecho de estar vivo, no garantiza la vida misma.
Un recuerdo, un recuerdo llega al alma en el más fortuito instante,
atestando el alma... colmando la mente... abarrotando el corazón;
un recuerdo, un recuerdo es despiadado, es cruel, es implacable,
si, implacable, implacable cuando solo es eso: un recuerdo,
cuando sabes que el momento se ha esfumado, se ha ido para siempre,
ha quedado atrás, y no te queda más que aferrarte a la realidad,
a esa realidad que lastima, que no está ni cerca de ser lo que deseas,
una realidad que te repugna, que te deja insatisfecho,
que va dejando vacío el estómago de un ego insaciable.
Un recuerdo es fulminante, tan volátil que basta una fotografía,
una prenda, un lugar y hasta un aroma, para hacerse detonar con bestialidad,
un recuerdo es implacable a los sentidos, despierta con el mas sutil tacto,
el más ligero vistazo, las ínfimas notas de una canción,
el exiguo encuentro con el bálsamo anhelado, con el más corto beso;
colisionando en aquello conocido como nostalgia, como anhelo.
Pero al final, un recuerdo, con sus obscuros y claros,
un recuerdo, amigo mío… es lo único, realmente lo único,
que de verdad nos pertenece…
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