Tu muerte
Poema publicado el 26 de Abril de 2009
La luz me despertó, y eras tu en aquel encanto en que siempre te mire, no eras un ángel, ni una princesa, ni una mariposa en colores brillantes, eras algo simple, eras tu, ese ser en el que transforme todas aquellas noches de mujer.
Llegaste tranquila y fresca como siempre, en un halo celestial, en un perfume infinito, en una belleza profunda, llegaste como siempre, en mi oscuridad fantástica. Llegaste convertida en mil nombres, en mil rostros, en todos los cuerpos; hablamos de tantas cosas mías y tan poco de las tuyas, comprendiste mis ansias de amor, me amaste y en cierta forma te ame…te ame imaginándote.
Dormí en tus pechos con al certeza del amor saciado, sentí tu espacio muchas horas junto a mi; nuevamente prendí la luz par ver tu silueta bajo la sombra de mi lámpara, era una necesidad de comprobar de que era cierto, de que eras real.
Desperté y encontré tu espacio vacío, corrí a buscarte sin fortuna, luego en aquel sillón llore a solas, llore mi desfortuna, luego reí, reí a carcajadas, y no estoy loco, solamente recordé el frío de tu cuerpo un sábado al despertar, recordé mi miedo y tu palidez, recordé tu silencio…recordé tu muerte, y nuevamente llore.
Poema publicado el 26 de Abril de 2009
La luz me despertó, y eras tu en aquel encanto en que siempre te mire, no eras un ángel, ni una princesa, ni una mariposa en colores brillantes, eras algo simple, eras tu, ese ser en el que transforme todas aquellas noches de mujer.
Llegaste tranquila y fresca como siempre, en un halo celestial, en un perfume infinito, en una belleza profunda, llegaste como siempre, en mi oscuridad fantástica. Llegaste convertida en mil nombres, en mil rostros, en todos los cuerpos; hablamos de tantas cosas mías y tan poco de las tuyas, comprendiste mis ansias de amor, me amaste y en cierta forma te ame…te ame imaginándote.
Dormí en tus pechos con al certeza del amor saciado, sentí tu espacio muchas horas junto a mi; nuevamente prendí la luz par ver tu silueta bajo la sombra de mi lámpara, era una necesidad de comprobar de que era cierto, de que eras real.
Desperté y encontré tu espacio vacío, corrí a buscarte sin fortuna, luego en aquel sillón llore a solas, llore mi desfortuna, luego reí, reí a carcajadas, y no estoy loco, solamente recordé el frío de tu cuerpo un sábado al despertar, recordé mi miedo y tu palidez, recordé tu silencio…recordé tu muerte, y nuevamente llore.
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