Qué queda de mí
Poema publicado el 16 de Septiembre de 2009
¿Qué te queda cuando la única persona que puede hacerte reír es la que te hace llorar?
¿Qué te queda cuando el único hombre que siempre te dio todo, ahora también, te da la espalda?
¿Qué te queda a ti, madre soltera, si tu hija llora mientras lo haces con un desconocido?
Realmente, ¿qué te queda si los que te adoraban, ahora te detestan?
No llores, como yo lo hice.
No pidas perdón como lo pedí yo.
Insolada toda.
Corroída por el oxido.
Desgastada por el uso.
Al suelo por gravedad.
¿Quién era yo antes de ti?
Sentado en una silla, camaradeando mis noches con libros y teteras.
Balbuceando anticuados odios, repitiendo caducas derrotas.
Siempre, pensando en ti.
Charlando como el abuelo.
Sufriendo como la abuela.
Pensando en por qué no son ellos los que están juntos.
Intoxicado de tiempo.
Viendo a mis amigos casarse.
Sabiendo a mis enemigos progresar.
Cuidando de no ser como tú, para no terminar amándote de nuevo.
Procurando ser como mis viejos, para no acabar ignorándolos otra vez.
Continuamente preguntándome, ¿qué me queda, que no puedo morir?
Poema publicado el 16 de Septiembre de 2009
¿Qué te queda cuando la única persona que puede hacerte reír es la que te hace llorar?
¿Qué te queda cuando el único hombre que siempre te dio todo, ahora también, te da la espalda?
¿Qué te queda a ti, madre soltera, si tu hija llora mientras lo haces con un desconocido?
Realmente, ¿qué te queda si los que te adoraban, ahora te detestan?
No llores, como yo lo hice.
No pidas perdón como lo pedí yo.
Insolada toda.
Corroída por el oxido.
Desgastada por el uso.
Al suelo por gravedad.
¿Quién era yo antes de ti?
Sentado en una silla, camaradeando mis noches con libros y teteras.
Balbuceando anticuados odios, repitiendo caducas derrotas.
Siempre, pensando en ti.
Charlando como el abuelo.
Sufriendo como la abuela.
Pensando en por qué no son ellos los que están juntos.
Intoxicado de tiempo.
Viendo a mis amigos casarse.
Sabiendo a mis enemigos progresar.
Cuidando de no ser como tú, para no terminar amándote de nuevo.
Procurando ser como mis viejos, para no acabar ignorándolos otra vez.
Continuamente preguntándome, ¿qué me queda, que no puedo morir?
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