El cancer del planeta
Poema publicado el 20 de Agosto de 2016
Cuanta soberbia la del hombre
creerse dueño y señor del mundo,
de exprimir todos los recursos
hasta que se desangre el único
lugar que tenemos.
Nos hemos olvidado de que
vivimos en un único planeta
entre millones de galaxias.
Nos hemos olvidado de que
convivimos con otras especies;
nos hemos apropiado de tierras,
cielos y mares, espacios
donde habitan también otros animales.
Nos creemos invencibles,
dueños de un mundo que se niega
a caer vencido en nuestras manos...
y nos devuelve el cachetazo
con la misma fuerza que nosotros
le hemos golpeado.
Compartimos el egoísmo
y la soberbia vivimos todos
en un mismo suelo, respiramos
todos del mismo aire y
bebemos todos de la misma agua;
y sin embargo destruimos la tierra,
contaminamos el aire y
envenenamos las aguas...
y seguimos, porque de lo poco
que queda... como la ley de la selva
lo dice, el más fuerte es el que gana.
Antiguas predicciones hablan
del fin del mundo, y películas modernas
exhiben escenas de grandes catástrofes
pero que poco importa, ciegos y sordos
de poder y soberbia no escuchamos
y no vemos el grito desgarrante
de la naturaleza.
Científicos y ambientalistas
lo advierten, y sin embargo los
gobiernos construyen armas para
supuestas defensas, armas que luego
utilizan para lastimar personas
y a la inocente naturaleza.
Puedo escribir un millón y medio
de líneas y de que me serviría
si los que manejan al mundo están
segados de poder y avaricia.
Nada puedo cambiar desde aquí,
pues para hacerlo tendría que
cambiar el pensamiento de 500000000
personas, y convencerlas de que
de seguir así por este sendero
es el atajo más corto para nuestro fin.
Visto así no diría más que:
el hombre es el cáncer de un
mundo enfermo que aguarda a
que la muerte la libre de su triste agonía.
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Poema publicado el 20 de Agosto de 2016
Cuanta soberbia la del hombre
creerse dueño y señor del mundo,
de exprimir todos los recursos
hasta que se desangre el único
lugar que tenemos.
Nos hemos olvidado de que
vivimos en un único planeta
entre millones de galaxias.
Nos hemos olvidado de que
convivimos con otras especies;
nos hemos apropiado de tierras,
cielos y mares, espacios
donde habitan también otros animales.
Nos creemos invencibles,
dueños de un mundo que se niega
a caer vencido en nuestras manos...
y nos devuelve el cachetazo
con la misma fuerza que nosotros
le hemos golpeado.
Compartimos el egoísmo
y la soberbia vivimos todos
en un mismo suelo, respiramos
todos del mismo aire y
bebemos todos de la misma agua;
y sin embargo destruimos la tierra,
contaminamos el aire y
envenenamos las aguas...
y seguimos, porque de lo poco
que queda... como la ley de la selva
lo dice, el más fuerte es el que gana.
Antiguas predicciones hablan
del fin del mundo, y películas modernas
exhiben escenas de grandes catástrofes
pero que poco importa, ciegos y sordos
de poder y soberbia no escuchamos
y no vemos el grito desgarrante
de la naturaleza.
Científicos y ambientalistas
lo advierten, y sin embargo los
gobiernos construyen armas para
supuestas defensas, armas que luego
utilizan para lastimar personas
y a la inocente naturaleza.
Puedo escribir un millón y medio
de líneas y de que me serviría
si los que manejan al mundo están
segados de poder y avaricia.
Nada puedo cambiar desde aquí,
pues para hacerlo tendría que
cambiar el pensamiento de 500000000
personas, y convencerlas de que
de seguir así por este sendero
es el atajo más corto para nuestro fin.
Visto así no diría más que:
el hombre es el cáncer de un
mundo enfermo que aguarda a
que la muerte la libre de su triste agonía.
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