Fragil amor
Poema publicado el 14 de Agosto de 2016
Las estrellas de la noche se
volvieron faroleras,
y el pasado cayó del cielo
como amarga primavera.
Barandales que conservan
el calor de una mujer,
invocan a la soledad
que curte la piel.
Tristezas del alma
que crecen como hierbas finas,
y llenan mi ser
de angustia infinita.
Se oye el murmullo lejano
de un río ya apagado
que va gimiendo callado
la pena de ser testigo
de un amor perdido.
De lo intimo solo el sueño
quedo vagando en el tiempo
haciendo trillas al corazón…
cuyo nido fueron los
brazos de una dulce mujer.
Frágil amor… un suspiro
al querer alentarlo sin querer
apago el fuego sagrado, y
dejo dos corazones destrozados…
El tiempo se llevo lo peor
y lo mejor de mí… de
mi infancia las travesuras,
de mi adolescencia las
picardías, y de mi vida…
de mi vida el amor.
El impasible tiempo no
se ha de detener,
no hasta consumir
la juventud de mi piel…
y quien sabe
si habrá otro atardecer.
Amor de juventud, lámpara
de mi alcoba… pasado
divino que sepulto el tiempo,
oscuro abismo que consume
las estrellas del firmamento.
Amores y desengaños que
llenan al alma de palidez,
que bordan en el alma
infinita soledad.
Se desvanece en los bancos
la imagen de un amor,
como un poema de parque
que el viento se robo, y
me queda la pena de no
poder volver atrás para
salvar al amor.
La soledad mueve los
brazos, y va meciendo a
un corazón helado…
y mil sueños perdidos
yacen en la pena de no
saber como haberla amado.
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Poema publicado el 14 de Agosto de 2016
Las estrellas de la noche se
volvieron faroleras,
y el pasado cayó del cielo
como amarga primavera.
Barandales que conservan
el calor de una mujer,
invocan a la soledad
que curte la piel.
Tristezas del alma
que crecen como hierbas finas,
y llenan mi ser
de angustia infinita.
Se oye el murmullo lejano
de un río ya apagado
que va gimiendo callado
la pena de ser testigo
de un amor perdido.
De lo intimo solo el sueño
quedo vagando en el tiempo
haciendo trillas al corazón…
cuyo nido fueron los
brazos de una dulce mujer.
Frágil amor… un suspiro
al querer alentarlo sin querer
apago el fuego sagrado, y
dejo dos corazones destrozados…
El tiempo se llevo lo peor
y lo mejor de mí… de
mi infancia las travesuras,
de mi adolescencia las
picardías, y de mi vida…
de mi vida el amor.
El impasible tiempo no
se ha de detener,
no hasta consumir
la juventud de mi piel…
y quien sabe
si habrá otro atardecer.
Amor de juventud, lámpara
de mi alcoba… pasado
divino que sepulto el tiempo,
oscuro abismo que consume
las estrellas del firmamento.
Amores y desengaños que
llenan al alma de palidez,
que bordan en el alma
infinita soledad.
Se desvanece en los bancos
la imagen de un amor,
como un poema de parque
que el viento se robo, y
me queda la pena de no
poder volver atrás para
salvar al amor.
La soledad mueve los
brazos, y va meciendo a
un corazón helado…
y mil sueños perdidos
yacen en la pena de no
saber como haberla amado.
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