Caleidoscopio decembrino
Poema publicado el 02 de Mayo de 2009
CALEIDOSCOPIO DECEMBRINO
Amemos los días de diciembre,
¡si hemos de vivirlos con sonrisas!;
si podemos sembrar entre nosotros
anhelos de cambios en la mente.
Es época propicia que apacigua
las penas que nos atan todavía
y los sórdidos motivos que guardamos;
serenemos entonces las miradas
derramándonos paz con el silencio
o con frases rebosantes de ternura.
Son días intensos, soleados y perennes
que inflaman nuestro pecho de calor
y alcanzan a fundirnos con sus llamas.
Placenteras y claras son las noches,
entre luces que parecen entregarnos
caleidoscopios derramándonos aliento:
caleidoscopios de cuentas diminutas
cabalgando en ocultos universos,
mitigando con sus formas trasegantes
el vibrar de los días y las manos.
Cruzan días melancólicos también,
y escapan de muchos ojos mustios
lágrimas que enturbian la memoria:
testimonio mudo de las horas tristes,
de las horas que vertieron amargura,
de las horas de pesar incontenible.
Estando tan cerca nuestras dermis
suficientes las razones han de ser
y han de ser suficientes los motivos,
si haciendo aflorar los sentimientos
coincidimos al menos en el gozo.
Todo puede sucedernos esos días,
si al deleite programado de buñuelos,
manjares y dorados bocados de natilla
agregamos nuestras plácidas miradas.
¡Que cada uno se entregue totalmente,
consolide sus íntimas creencias,
disfrute sin temores su albedrío
y brinde la vida en los abrazos!
¡Es diciembre...
y no pueden negarnos
los huraños o los tristes,
el eterno placer de la sonrisa!
Del libro: AMORES QUE VAGAN IGNORADOS
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Poema publicado el 02 de Mayo de 2009
CALEIDOSCOPIO DECEMBRINO
Amemos los días de diciembre,
¡si hemos de vivirlos con sonrisas!;
si podemos sembrar entre nosotros
anhelos de cambios en la mente.
Es época propicia que apacigua
las penas que nos atan todavía
y los sórdidos motivos que guardamos;
serenemos entonces las miradas
derramándonos paz con el silencio
o con frases rebosantes de ternura.
Son días intensos, soleados y perennes
que inflaman nuestro pecho de calor
y alcanzan a fundirnos con sus llamas.
Placenteras y claras son las noches,
entre luces que parecen entregarnos
caleidoscopios derramándonos aliento:
caleidoscopios de cuentas diminutas
cabalgando en ocultos universos,
mitigando con sus formas trasegantes
el vibrar de los días y las manos.
Cruzan días melancólicos también,
y escapan de muchos ojos mustios
lágrimas que enturbian la memoria:
testimonio mudo de las horas tristes,
de las horas que vertieron amargura,
de las horas de pesar incontenible.
Estando tan cerca nuestras dermis
suficientes las razones han de ser
y han de ser suficientes los motivos,
si haciendo aflorar los sentimientos
coincidimos al menos en el gozo.
Todo puede sucedernos esos días,
si al deleite programado de buñuelos,
manjares y dorados bocados de natilla
agregamos nuestras plácidas miradas.
¡Que cada uno se entregue totalmente,
consolide sus íntimas creencias,
disfrute sin temores su albedrío
y brinde la vida en los abrazos!
¡Es diciembre...
y no pueden negarnos
los huraños o los tristes,
el eterno placer de la sonrisa!
Del libro: AMORES QUE VAGAN IGNORADOS
¿ Te gustó este poema? Compártelo:
Compartiendo el poema con tus amigos en facebook ayudas a la difusión de estas bellas creaciones poéticas y ayudas a dar a conocer a los poetas.
