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Sobreviviente - Poemas de Gisela Kochol



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Sobreviviente
Poema publicado el 13 de Febrero de 2024

Promesas que quedaron bordadas
en algún rincón de mi alma.
Dejaste las huellas de tus manos
tatuadas en cada pedacito de mi piel.
Tus caricias calaron tan profundo
que aún cuesta olvidarte y ponerme de pie.
Fuiste un manojo de ilusiones dibujadas en el aire,
que se esfumaron con la primera brisa que sopló
y llegué tarde,
a entender que sólo fue un juego
dulce, maquiavélico, imperceptible.
Supiste conquistarme y enamorarme, 
me estudiaste en cada detalle.
Sabías lo que quería y de eso te aferraste.
Engañada y subyugada,
me ibas robando el alma en cada beso que me dabas.
Construiste un paraíso con tus manos generosas,
encanto embustero, cautivador.
Pero ese paraíso tenía sus reglas
que corrompían toda mi esencia.
Me quisiste atenta, bonita y sumisa,
a la merced de tus caprichos,
esclava de tus celos desmedidos.
Dibujaste un mundo alegre para mí
en acuarela bajo el mar.
Engañada e ilusa, caí sin más.
Cada palabra, un puñado de mentiras.
Cada caricia, una estrategia.
Manipulaste mi conciencia.
Doblegaste mi voluntad y mis credos.
Confundiste amor con posesión.
Me diste alas,
pero para volar entre barrotes.
Así, sometida a las reglas que inventaste en nombre del amor,
olvidé mi esencia, mi luz, y caí sin más.
Comencé a necesitar del aire que vos respirabas
y de tus brazos para existir,
creyendo encontrar un falso refugio
en la cárcel que construías para mí.
Nunca comprendiste
que, si amas, no te alejas;
si amas, no abandonas;
si amas, una elige quedarse
sin que sean necesarias las cadenas.
Me olvidé de cómo respirar.
Me olvidé de qué era la felicidad.
Se apagó mi luz y me perdí
en la oscuridad de tu mundo diabólico, egoísta y tormentoso.
Pintaste un mar de colores
para naufragar entre tormentas.
Así fue que, añorando la calma
me alejé sin más vueltas.
En una bocanada de aire refloté,
vi la luz y la ansié.
Sorteada a ser la esclava
de tu mundo más que perverso,
a ciegas caminé hacia la salida.
Y aunque duela ahora sé
que no eres lo que yo soñé.
Difícil fue despertar.
Creo que aún transito por un camino en penumbras.
Pero no quiero mirar hacia atrás,
ya que por fin he vuelto a respirar.
Aunque los gritos a veces sean mudos
y el llanto se disfrace de sonrisa.
Aunque tenga el alma hecha un ovillo
y las emociones me compriman el pecho,
se que sin vos estoy mejor;
que, tu amor no era amor;
que, he vuelto a ser yo.
Por la cornisa aún hago equilibrio,
pero firme en mi decisión,
prevalece la felicidad que mi corazón merece.
Te digo adiós, ahora y siempre.
Te digo adiós, aunque me cueste.
El desapego es doloroso,
pero es lo más conveniente.
Ojalá entiendas
que no se puede vivir encadenada,
que el paraíso se vuelve infierno y el aire sofocante
cuando no se deja ser a quien se ama.
En la vida se van dejando huellas,
y vos vas dejando cicatrices.
Pero tranquilo, que yo estaré bien. 
Hoy se desangran mis venas,
mañana serás historia.
Sobran las oportunidades para ser amada
y allí encuentro el consuelo
que hoy necesita mi alma.
No te atrevas a regresar,
fue más grande la espina que la rosa,
la cual clavándose en mi pecho,
me hace odiarte más que a cualquier cosa.
Solté las cadenas de los pies.
Ya no eres faro en mi océano.
Sólo eres
        polvo
              en el viento,
                          que se disipa
                                      y muere lejos.-


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