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Un sueño en tabajuba - Poemas de Heber Silva



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Un sueño en tabajuba
Poema publicado el 14 de Julio de 2017

Un sueño en Tabajuba

Todo era silencio en la posada, los ruidos humanos se habían ido a la cama, como nosotros, agotados por un trajinado día. El único y monótono sonido venía del mar, a pocos pasos de nuestra habitación.
Fijé mi atención en ese sonido y lentamente me fui sumergiendo en el reparador sueño del que desperté por una voz que decía suavemente mi nombre, tan imperceptible era el sonido que no estaba seguro si era real o fruto de un sueño, “ven a mis brazos, ven a nosotros”, decía.
Salí de la habitación, nadie andaba, solo el viento moviendo la copa de las palmeras susurraba su canción eterna, y a pocos pasos, el rumor de las olas rompiendo en la orilla de la playa. “Ven, ven con nosotros”, seguía la voz en mi mente.
Bajé la escalera de madera que lleva a la arena y caminé decidido hacia el agua, hacia la voz. Me adentré en el mar cuidadosamente, en esa zona el oleaje es peligroso, además no tiene iluminación pues allí desovan las tortugas. El agua me fue cubriendo, pero seguí caminando, sobre el fondo arenoso hasta estar completamente cubierto por el agua.
Inexplicablemente respiraba con normalidad y seguí andando hacia la profundidad. Sentía como una película gelatinosa que me cubría totalmente, pero no lograba distinguir qué era. Mirando con más atención noté que la sustancia estaba formada por miles de pequeñas medusas transparentes, formando una especie de traje que me permitía respirar.
Caminaba sin problemas hacia la voz que sonaba en mi interior, que ahora también me daba indicaciones acerca de lo que debía hacer cuando regresara a la superficie. Llegamos a una especie de anfiteatro en el que miles de especies animales se disponían como para una asamblea gigante. Delante de ellos me ubicaron las medusas.
Cada especie me fue contando su forma de vida pasada y la presente, prontamente entendí el mensaje, “ustedes hombres, están destruyendo nuestro ambiente, lo que llevará inevitablemente al fin del mundo tal como lo conocen”.
El mensaje quedó firmemente grabado en mi cerebro y el último “consejo” fue que debía realizar todo lo que estuviera a mi alcance para hacerle ver a la humanidad la necesidad de cambiar, de emprender acciones para modificar el modo en que estábamos tratando a nuestra madre, la Tierra, que teníamos la imperiosa necesidad de hacerlo o no habría un planeta en el que nuestra raza pudiera seguir viviendo. Ante mi promesa de empezar de inmediato a cumplir con su pedido, las medusas me llevaron a la orilla.
A la salida del sol me encontraron dormido al pie de la escalera que lleva a la playa en la posada. Tenía una pequeña medusa sobre el brazo, la gente del lugar me dijo que no se debía nadar de noche en esa zona de la playa, que el veneno de ese tipo de medusas te ponía a dormir y te producía alucinaciones.
Aun no estoy seguro si todo fue una alucinación, un sueño, un producto de mi imaginación u ocurrió realmente, por las dudas y como parte de lo prometido, escribí este cuento.
¡¡Están advertidos!!
                                                                                                                    Posada Tabajuba, Porto de Galinhas, Brasil.
                                                                                                                                                  27.04.2017


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