Manifiesto - Poemas de Héctor Charry Restrepo.

Manifiesto
Poema publicado el 25 de Mayo de 2009



Hoy, veintisiete de febrero
de mil novecientos ochenta y dos,
siendo las nueve y veinte de la mañana,
en plena clase de geografía,
yo, Héctor Charry Restrepo,
menor de edad - todavía -,

en uso parcial de mis facultades mentales,
(pues me falta juicio
según mi madre y algunos de mis maestros),
y en uso parcial de mis facultades legales
(pues apenas tengo hoy quince años,
once meses y diecisiete días de edad),

aquí, desde las aulas de este colegio
que ha visto pasar toda mi niñez
y lo que va de mi adolescencia,
en presencia de un señor profesor
que no sabe que existo
y de mis dormidos compañeros,
me declaro solemnemente poeta de profesión,
desde hoy y hasta que la inspiración aguante.

Poeta... ¡la sola palabra me emociona!

Poeta, para cantarle al amor y a la vida,
a la amistad y la esperanza,
a la fe, a los sueños y al futuro.

¡Que venga el futuro,
que me muero de ganas de vivir!
¡Que venga el amor,
que me muero de ganas de amar!

¡Pido a la vida amigos y amores,
sueños y caminos,
atardeceres y canciones!

Y me declaro hoy también
cómplice de las montañas,
de las estrellas y las nubes,
y me nombro inspector de bosques y nieblas,
y me ordeno sacerdote de la amistad
y gran pregonero de esta alegría de vivir
que colma todo mi ser y quiere desbordarse
y correr, y gritar, y saltar, y cantar.

Me declaro partidario incondicional
de la vida y la amistad,
de la fe y la esperanza,
de la música y el aire libre,
de la libertad y el pelo largo,
de los bluyines, las franelas y los tenis,
de la alegría y el entusiasmo,
¡y del amor, del amor, del amor!

Y me declaro hoy también
enemigo de la política y la economía,
de la guerra y de la violencia
de los dictadores y de los tiranos,
y de sus secuaces, adoradores y camaradas,
y de todos esos asesinos charlatanes
de camisas camufladas y banderas rojas...

Y me declaro en rebeldía y desobediencia
frente a esa fábrica de conformes y resignados
que aveces es mi colegio,
alzo un grito de independencia y me libero hoy
de la madurez que quieren que tenga,
de la seriedad que quieren que tenga,
y me libero de una vez también
de la contabilidad y el álgebra,
de la profesora Teresa y sus sermones,
de las conveniencias y los intereses,
de la decencia y de la urbanidad.

Amo el amor. Odio el odio.
Hoy le declaro la guerra a la guerra
y le declaro mi amor al amor.

Hoy que tengo los bolsillos y los pantalones
repletos de juventud palpitante,
hoy que no existen para mi
la enfermedad, ni el dolor,
ni la vejez, ni la muerte,
me declaro poeta, me acuso poeta,
me confieso poeta,

y quiero cantarle
a la salud y la alegría,
a la juventud y la vida,
a los sueños y al amor,
a mis quince años enamorados del amor,
a mi vida enamorada de la vida,
a mi vida que es hoy entusiasmo y alegría,
energía pura y fuerza, esperanza y fe,
potencial y ganas de ser...

Me declaro hoy poeta
y digo que lo soy por vocación,
pero también lo soy
como estrategia de supervivencia
para soportar la angustia de vivir,
para soportar la amenaza
de la corbata y el uniforme,
para hacerle trampa a la vida gris,
a sus jueces e inquisidores...

Y para vivir sin trabajar
y sin pagar impuestos,
para ser el reportero de mi juventud,
de mi caminar, de mi amar,
de mi cantar, de mi respirar,
de mi vida...

¡La vida! ¡que venga la vida!
¡que me muero de ganas por vivir!
¡y que se cuiden los dictadores
porque hay un nuevo poeta
y anda suelto y resuelto!

Y poeta quiero ser, no profeta,
pero presiento que pasado mañana
cuando no tenga en los bolsillos
ni en los pantalones juventud,
cuando el mundo y su desamor me superen,
cuando descubra y acepte mi propio engaño,
cuando esté harto de mis juegos
y de hacerle trampas a la vida,
han de ser mis pobres poemas el sostén
de un amargo y solitario esperar la muerte
en esta ciudad de ceniza y llanto...

27 de febrero de 1982.
Del libro "Manifisto"


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