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Imaginaria muerte - Poemas de Irmina Serrano Estévez



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Imaginaria muerte
Poema publicado el 01 de Marzo de 2024

I PAISAJES EN EL ALMA

Áureos océanos, mansas riveras, llanuras,
penínsulas soleadas, latos bosques, manantiales,
blancos costados de los mares azulejos,
oteros de blando pecho y zócalo bermejo,
valles en donde Eolo exhaló su calmo soplo
se han tornado lánguidos desiertos, glaciares,
fondas simas, pozas, cárcavas, taludes infinitos,
corrientes tormentosas, estepas calizas, umbrías,
ásperas quebradas, yermos páramos, abismos,
barrancos de secos lechos cenicientos.

Tiernas laderas, claros, colinas sonrosadas,
templados continentes, cerros, arrecifes,
almas tierras, fértiles aradas, estelas irisadas,
lunas de apacible sueño, ardientes astros,
planetas de limbos encendidos, leves nimbos
son hoy corvos caminos que no acaban,
escarpas asesinas, cavernas, vanos cortados,
infiernos, ciénagas profundas, rugientes cielos,
oscuros mundos, taludes, viejas ruinas, tinieblas,
estrechas gargantas que se cierran a mi paso.

II RENACIMIENTO

Que un día, sin temor ninguno ni cautela,
amurallados el corazón y los sentidos,
apagadas las luces del conocimiento
me tenga Dios entre sus manos,
y que solamente los dioses adviertan
mi cuerpo descarnado y desprovisto.
Y así, en ese viaje sin conciencia,
pueda asestarle un tajo al tiempo.
Cuántas cosas conocidas, dueñas de mí,
mis dueñas, mis vagamundas cosas
quedarán vacías de su esencia.
Acaso la inspiración dejará de ser poema
para nunca volverse a escuchar,
volverse a sentir con todas sus palabras
colocadas en el perfectísimo orden
que le otorgan un significado estricto y único.
¡Qué tenue y acostumbrado cosquilleo
hasta ahora removía el sentimiento!
Si en ese viaje me asaltara la sapiencia,
si la fuerza y la emoción me acompañaran…
Pero andaré mi caminar indiferente, lacia,
deslucida, por los cielos y océanos y montes
y jardines que a mi paso encuentre:
lugares que antaño me incitaban a vivir.
Que en un viaje sin distancias ni trayectos,
ignorando el destino que me aguarda,
falto mi nombre de sonido y trascendencia
me tenga la vida entre sus manos,
y que los cinchos que me atan a la muerte
se me abran presurosos y certeros.
¡Qué renacimiento éste tan soñado
y tan hermoso, tan apetecido y tan ligero!
Atravesando iré las nuevas y áureas vías,
haciéndome incierta poco a poco, imaginaria.
Iré volviéndome desconocida, etérea.
Iré arengando ya nunca para nadie alguno,
para nadie; para nadie transitando nunca.
Veo la luna en mi ventana, desvestida toda
en el frío ángulo de hierro. De mi mirada
quiere huir sin entender que soy yo
quien gira y gira cual trompo enloquecido.
¡Cual trompo enloquecido!
¡Enloquecido!
¡Qué luz me conducirá hasta esa torre
en donde viven las almas destronadas,
en donde no llega lo trágico,
en donde las lanzas apuntan hacia tierra,
en donde la vida resplandece y pervive!
¿Resplandece y pervive infinita?
¿Infinita?


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