Venzo
Poema publicado el 01 de Marzo de 2024
Cierzo.
Tortura.
¡Venzo!
La tarde es llevada por el viento.
¡Atémpuru, Atémpuru!
¡Venzo!
Puedo esperar que vengas a buscarme.
Y si la tempestad se acerca, Atémpuru,
mi cuerpo guardaré bajo las lilas.
Oye, Atémpuru, cómo las voces de los necios
continúan su cháchara imparable.
Los pájaros han enmudecido…
Las nubes amenazan lluvia…
¿No tienen hoy alas los ángeles?
El pálido de mis labios cuando callo…
El cobre de la tarde cuando cae…
Lo turbio de la noche en mi mirada…
Soy yo —con la paciencia del santo—
quien espera. ¿Pero el qué?
Los versos se han venido a mi pecho
y lo calman como bálsamo sobre una llaga.
¿Has visto, Atémpuru, qué interés
mueve a los necios? No callan.
Hoy no haré caso de nadie:
analizaré el estado en que me encuentro.
¿Será que vuela el lobo
y aúlla el gavilán?
¡Ah, Atémpuru, estos ridículos mortales!
¿Quiénes son? ¿Qué pretenden?
Nada que ver conmigo, nada que ver.
Sin duda, contemplarán tus ojos
al verdadero yo. Hoy lo conocerás.
Temerosa ya no estoy,
pues me he convertido en quien soy.
Siempre me aventuro, hoy más.
Sacude la tarde un viento azaroso.
¡Atémpuru, Atémpuru!
¡Venzo!
La fascia del mundo no me envuelve.
¿Creías, Atémpuru, que sí?
¿Qué pensabas de mí pues?
He resuelto no gastar más vida inútilmente,
ocupar el espacio que me pertenece.
Sí, Atémpuru.
¡Venzo!
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Poema publicado el 01 de Marzo de 2024
Cierzo.
Tortura.
¡Venzo!
La tarde es llevada por el viento.
¡Atémpuru, Atémpuru!
¡Venzo!
Puedo esperar que vengas a buscarme.
Y si la tempestad se acerca, Atémpuru,
mi cuerpo guardaré bajo las lilas.
Oye, Atémpuru, cómo las voces de los necios
continúan su cháchara imparable.
Los pájaros han enmudecido…
Las nubes amenazan lluvia…
¿No tienen hoy alas los ángeles?
El pálido de mis labios cuando callo…
El cobre de la tarde cuando cae…
Lo turbio de la noche en mi mirada…
Soy yo —con la paciencia del santo—
quien espera. ¿Pero el qué?
Los versos se han venido a mi pecho
y lo calman como bálsamo sobre una llaga.
¿Has visto, Atémpuru, qué interés
mueve a los necios? No callan.
Hoy no haré caso de nadie:
analizaré el estado en que me encuentro.
¿Será que vuela el lobo
y aúlla el gavilán?
¡Ah, Atémpuru, estos ridículos mortales!
¿Quiénes son? ¿Qué pretenden?
Nada que ver conmigo, nada que ver.
Sin duda, contemplarán tus ojos
al verdadero yo. Hoy lo conocerás.
Temerosa ya no estoy,
pues me he convertido en quien soy.
Siempre me aventuro, hoy más.
Sacude la tarde un viento azaroso.
¡Atémpuru, Atémpuru!
¡Venzo!
La fascia del mundo no me envuelve.
¿Creías, Atémpuru, que sí?
¿Qué pensabas de mí pues?
He resuelto no gastar más vida inútilmente,
ocupar el espacio que me pertenece.
Sí, Atémpuru.
¡Venzo!
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