Dulce agonía
Poema publicado el 10 de Octubre de 2012
Anticipándome a mi último minuto de sierva,
observo en lo alto espuma blanca y agradable a mi mirar,
goce de tranquilidad, belleza y paz,
quien en su momento sus huesos tocaron por fin el mar,
llevados en una, a la caja de Pandora, muy similar,
siendo depositados con pena y llanto en su final,
entregados a la sublime y querida,
y por mi deseada, eternidad;
envidia he de sentir de aquél,
cuyo cuerpo los gusanos devorarán,
envidia he de sentir,
del placer libidinoso que se siente al morir,
porque es para, mi ser,
un lujo que no me han de admitir,
si supieran los deseos más oscuros de mi corazón,
dónde encuentro yo el sabor;
si supieras, oh hechicero de la Oz,
que preparada desde mi alumbramiento estoy,
que te espero con impaciencia y con clamor,
apartaste de mí, recuerda, oh fúnebre ser,
a quien mayor virtud en la vida me dio,
lo apartaste tú de mí, por estúpida confusión,
en aquel libro funesto brillaba con espanto mi nombre,
mas por causas del amor y la injusticia,
engatusaste a aquél hombre;
mayor calidad crees que pueda yo brindar?,
absurdo el pensamiento de pretenderme de mayor valor,
absurdo el querer a su semejanza llegar,
mas observa en mí, querido guardián,
a quien exigiéndote piedad, pide un favor,
libera de mí este gran pesar,
libera ya mi alma llena de calamidad,
otórgame esa dicha !Por bondad!,
lleva de mi este cansado respirar....
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Poema publicado el 10 de Octubre de 2012
Anticipándome a mi último minuto de sierva,
observo en lo alto espuma blanca y agradable a mi mirar,
goce de tranquilidad, belleza y paz,
quien en su momento sus huesos tocaron por fin el mar,
llevados en una, a la caja de Pandora, muy similar,
siendo depositados con pena y llanto en su final,
entregados a la sublime y querida,
y por mi deseada, eternidad;
envidia he de sentir de aquél,
cuyo cuerpo los gusanos devorarán,
envidia he de sentir,
del placer libidinoso que se siente al morir,
porque es para, mi ser,
un lujo que no me han de admitir,
si supieran los deseos más oscuros de mi corazón,
dónde encuentro yo el sabor;
si supieras, oh hechicero de la Oz,
que preparada desde mi alumbramiento estoy,
que te espero con impaciencia y con clamor,
apartaste de mí, recuerda, oh fúnebre ser,
a quien mayor virtud en la vida me dio,
lo apartaste tú de mí, por estúpida confusión,
en aquel libro funesto brillaba con espanto mi nombre,
mas por causas del amor y la injusticia,
engatusaste a aquél hombre;
mayor calidad crees que pueda yo brindar?,
absurdo el pensamiento de pretenderme de mayor valor,
absurdo el querer a su semejanza llegar,
mas observa en mí, querido guardián,
a quien exigiéndote piedad, pide un favor,
libera de mí este gran pesar,
libera ya mi alma llena de calamidad,
otórgame esa dicha !Por bondad!,
lleva de mi este cansado respirar....
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