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El jardín - Poemas de Jesús Ma. Govela



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El jardín
Poema publicado el 21 de Julio de 2023

EL JARDÍN
          I
La noche en el jardín tiene un momento       
en el que todo es una sombra estable
y al abrigo de un silencio afable
hago de mis misterios un recuento

El eucalipto guarda el aliento
y el mudo cedro es testigo fiable       
de mi coloquio con la luna amable
mientras, mustio, el tiempo pasa lento

Un cerezo que tímido florece
es el alma, y un hondo abismo
el verde abrazo de la enredadera

¡Y soy yo lo que en medio resplandece!
Repetido espejismo de mí mismo,
Sorprendido en la noche duradera.

       II
En medio del camino
florezco ya en el asombro,
mis anhelos germinaron
y soy
leve música,
volátil esfuerzo de la rima,
suave aliento del estro,
sutil poesía.
¡Yo soy mi verso!

    III
Hace unos días
la higuera aún tenía hojas,
con ellas jugaba el viento
a ensayar una verde sinfonía
y a la sombra de la higuera
mil pájaros venían.
Hoy los brazos de la higuera
se alzan secos hacia el cielo,
laberinto de venas enervadas,
jaula de aves sin techo
sin puertas ni ventanas,
el viento juega solo
y las aves acuden intrigadas:
¿Qué pasó con la verde melodía?
¿Qué pasó con mi verde sinfonía?

      IV
Aquí estoy de nuevo
en una de esas tardes de mi alma,
absorto ante la calma
con que se llueven
verticales
mis deseos.
Sorprendido
en el repentino florecer de los duraznos
y los leves retoños de la higuera,
sin poder siquiera comprender la trama
(urdimbre de mis días)
con que se borda un verso.
Estoy absorto ante la clama,
en una de esas tardes de mi alma.

       V
Otra vez la quietud,
otra vez la ausencia
de las prisas y premuras
a orillas de un pequeño lago
(reflejo de mi alma sorprendida)
donde el tiempo, sin saberlo, se perdió.
Quedaron atrás mis zozobras
y el recuerdo
de mis viejos dolores enquistados.
Hoy sólo tengo las luces y sombras,
la risa de las ondas
y el solaz de mi ánimo extasiado

      VI
Hay días que pasan callados
no notan nuestros afanes
nuestras intenciones
alegrías o ansiedades.
Hay días que pasan callados,
no percibimos su paso
no nos dejan huellas o recuerdos
transcurren en sordina.
Y es que en la mañana
el alma no despertó del todo
y permanece en duermevela.
¡Está descansando la consciencia!

       VII
¿Qué misterio se ha revelado al ave
que aún prisionera lanza alegre canto
llenando el alma de consuelo tanto?
¿Qué secreta fuente de alegría sabe?

    VIII
Qué secreto romance hay
entre los árboles y el viento.
Él pasa entre ellos
con suaves caricias
y ellos responden
con gráciles vaivenes,
y en ese armonioso baile,
sin violencias,
ellos sueltan al aire
su simiente.
¿Qué secreto romance hay
entre los árboles y el viento?

       IX
Hay días en que el viento,
que puede alzar tormentas,
sopla con suave aliento
en las horas vesperales.
Hace visible su cuerpo
al danzar entre los árboles
sin ritmo y a destiempo
para aliviar mis desazones.

X
Las hojas cuando caen
van lanzando suspiros
inauditos
y lamentos por sus vidas
pasajeras
y nos van dejando impúdicos
árboles desnudos
las aves se alejan
buscando perennes pajareras
y entonces ya es tarde.
Ha llegado el invierno.


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