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666. - 685. - Poemas de Jorge Lemoine Y Bosshardt



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666. - 685.
Poema publicado el 01 de Abril de 2009

666.

La eficiencia de todas nuestras
compuertas y pulsos.

Choqui querida
siempre beso la boca
absurda del silencio.




667.

Durante siglos descubrí y abrí puertas
en muros. No llevaban a ninguna
parte. Pero ya el solo hecho
de develar el misterio de que hubiese
puertas ocultas me avisaba un
pasillo que aún espero. ahora abro
esta puerta. la pirámide completada
y me quedo con la eternidad, el
último instante es el tiempo
absoluto la inmovilidad del infinito
Todo lo abarco y lo comprendo, lo
soy. La última puerta.

"escrito aparecido en la pared de
la habitación donde apoyaba
la cabecera de la cama de
Ernesto el día de su muerte.
La tinta correspondía a la de la
birome del médico que confirmó
su muerte."




668.
EJECUTAR   

territorio
ininteligible




669.

El follaje de mis sombras
hebra




670.

Generalmente después de sucedidas las
cosas tenemos la única certeza
posible, el pasado. Y también es
el momento en que comprendemos
qué fácilmente suceden. Allí
entonces medimos con la boca
del asombro el número del
peligro o la potencia que habemos;
lo uno en el caso de entender
que cerca de la muerte se está dia-
riamente a una distancia de
imperceptible "casi"; y lo otro en
el caso de arrepentirnos por el tiempo
perdido, por la cobardía de no ser
capaces del riesgo que al final de
cuentas es común a todas las cosas;
Esto último sucede, cuando vemos
consumada una empresa de que no
fuimos capaces, pero sólo en el
plano de la iniciativa o de la decisión.

En un último instante todo
nos acude a comprobar
nuestra potencia: ¡Pude!
¡Hubiera podido...
y las lamentables equivocaciones
hubiera podido pero ya es tarde
y las aún peores, era posible
cuando pensé que ya era tarde,
pero ahora imposible y siempre
cada vez es más tarde y en
verdad nada sería anticipar-
se. Siempre tenemos miedo
de la inoportunidad, cuando
en verdad la única es la
falta total de ellas, el
absoluto nunca, el no.
prudencia es mueca, lo
menos de un tiempo y la no
prudencia no significa imprudencia
sino vigencia. Es característico
de los indecisos (otros adjetivos también)
respaldarse en argumentadas precau-
ciones de las que hasta ellos mismos
llegan a convencerse.




671.

Yo algún día soñé con este día,
y hoy no puedo despertarme de ese sueño,
porque sueño sin soñar, sueño despierto.
Yo quisiera estar soñando todavía.
Oh, qué hermoso espejismo el sueño que dormía.
Ah, qué cálida luz soñar viviendo.
Ay qué oscuridad cuando quedan los recuerdos.
Yo quisiera estar soñando todavía.




672.

Así lloran los hombres
con lágrimas secas y sollozos callados.
Así lloran los hombres,
los hombres no lloran, son machos.

Todos van por la calle, ésos son los hombres.
De la mano llevan sus novias y esposas.
Yo no soy un hombre; son ésos los hombres;
ellos no están solos, por eso no lloran.




673.
OH PRIMERA HERIDA EN LA PIEL

Oh, bautismo de amor que yo te di,
yo te bauticé en el nombre de mi amor
Oh primera herida en la carne que herí
oh primera espina en la piel vacía de dolor
yo te di la madeja, tú tejerás la lana
digestión
de semillas
en estómago
abonado




674.

Toda la furia de este silencio
al que le soy unas olas que rompen
sobre la playa de la soledad.
Quiero medirte con las manos
Quiero medirte el silencio con las
manos como explorándote
No me dan miedo los capitanes
Ni los soldados muertos sobre tus
inatestiguables espantos, no me
espantan tus indios pintados de
silencio ni tus ratas sol.
Todo lo que quiero es medírtelo
todo con las manos para después chuparme
los dedos.
Todo te lo quiero, aunque no
sepa que me acechas más allá
porque yo sé que siempre sigues detrás
de un recodo y yo con una lámpara
te enderezaré el sol doble, como en
un túnel donde se ve la salida.
Todo te lo quiero y todo lo que
te quiero son yo. Qué más
acaso puedo pedirte más
que yo mismo.
Porque ni siquiera me dan
miedo los campamentos de tu
historia ni tus túneles poblados
de esqueletos. Porque si quieres,
me defenderé de tus indios con
lanzas y cuchillos que haré con los
huesos de tus muertos y si te
parece dulce me comeré las hormi-
gas con que devoraste tus capitanes
dormidos.




675.

Nada importa si estarás luego conmigo
Esperar el momento es remontar hacia una cima
Todo lo que pasa, son paisajes ignorados
Sólo tengo ojos para ti, amada mía.




676.

Tienes un nombre que repetía de memoria,
como si inconscientemente de la boca rodara
la piedra de una palabra despeñada de un monte.
Nunca supe, hasta hoy, qué significa esa palabra.

Ayer cuando te ibas quise clavar tu vuelo con un ruego
Quise poner en el arco de mi boca, la flecha que asesinara tu paso,
pero aquella palabra de memoria, había rodado de mi boca.
Hoy, con fruición infinita, la digo, llorando.




677.

Escríbeme el alma con la pluma de un ruego y con
tinta de lágrimas
Yo lloraré las letras por no haberlas silenciado
Yo contagiaré tu alma




678.

Yo quería decírtelo sin prisa
que esperaras y supieras que esperabas
Luego entonces la palabra llegaría.
Esperaste sin saber cuándo llegaba
y te ensordeciste de silencio desierto.
Luego vino, pero ya no me escuchabas
Cansada de esperar, ya no escuchaste
yo te amaba antes, pero fue poco eso
la palabra de amor te llegó tarde.
Luego en tus oídos las palabras fueron
como en el hermetismo impermeable de las piedras
tan sólo blando y casi
mudo viento.
Esa esperanza que tu alma ya no llena
es la que en la mía tu esperanza espera.




679.

acaso haber inventado el lenguaje
fue para poder mentir.




680.

lo mismo con tiempo y fuerza se tallan
el agua el aire la piedra o la madera




681.

Mientras está en silencio la ajena quietud
la miguita su paz.
yo soy el remanso que se acercó a la orilla
mientras corre borrascoso el río
todos siguen batallando, yo comencé a agonizar.




682.

Matrimonio de manos.
Viudez de penas.
Marchamos atados
por la vereda.
Divorcio de manos
matrimonio de penas
Camino solo
por la vereda




683.

tal vez en un primer momento todo
le agua
luego ya no sé si todo empieza
con la lluvia o con el más que nube




684.

Cuando tenga la real
bravura de los que pueden
ser mansos.




685.

En cada hueco blanco de este cuaderno
se detuvo mi alma y mi deseo a
reclamarte, y te busqué en el aire
para completar mis besos
para lavar el silencio de mis
manos en tu pelo tibio, para
despavorir mis miedos con tus ojos
como inundaciones de lámparas.

JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT






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