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Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla (libro de poesía) - Poemas de Jorge Lemoine Y Bosshardt



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Categoría: Poemas de Amor
Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla (libro de poesía)
Poema publicado el 08 de Diciembre de 2010

Poema I

Algunas veces de silencio
desde un vértice de campana te me alcanzas.
como la evocación que crece de las cartas
de los rostros de los cuadros,
de las lápidas
El mundo queda entonces
ojos y piel afuera (un campanario ausente)
mientras te arrodillo las abejas en el alma
No puedo evitarte con ventanas ciegas
eres desde adentro la mañana.
¿Cómo negarte mis altares?
negar mi propia fe
y el himno que a tu imagen se me inflama?
Pasa
toma mis telares y canta
Acércale mi voz a tu silencio
y aleja las fieras de la noche
con un lanzazo de grito en mi garganta.




Poema II

Alguna vez, tal vez, pero mucho más un sueño
Esta calle que se repite
sin olvido que cancelara imágenes
Algún rostro de otras horas
encontrado
sin embargo su primer ahora
Y la remota historia
lo devuelve sin un nombre
sin un quien y un cuando
sin un donde.
Tal vez un mismo instante
que sucede ahora
mucho tiempo atrás o al norte.




Poema III

Cuando a tu rostro de campanario
asoma un domingo
detrás de tus ojos
una golondrina retrasada busca
la salida o las alas.
Y esa tristeza limpia y buena
de las tardes azules
detiene tu horizonte más acá
mucho más
de lo errante.
¿Qué sujeta ese oficio de olvidar palabras?
Y esos mismos barcos
otros barcos
se suicidan ciegos al espanto
¿Por qué tu silencio desbocado
la mirada infinita
y tu sangre ahorcada en un costado?




Poema IV

Desde ti nada pregunto
Ni un rostro sucedido ni la frente anticipada
Las doce de la noche es un recodo.
Mañana será entre dos recodos.
No pregunto mañana
Los árboles son hermosos sobre nosotros
¿Qué importan los ignotos muertos que tienen
cruz en ellos?
Los pájaros no cantan para otros.
Este día no tiene amarras
Doblará el crepúsculo inminente
Mañana serán otros los árboles
aunque hayas dormido al pie de alguno
No recojas nada de este día
Déjalo todo
El olvido ha de ser sin testigo
¿No ves acaso
que tus pies, hoy,
no dejan estelas?
También el eco será cenizas en silencio
Y no me nombres.
no importa mi mano
Toma la mano
Y al amanecer
un rostro cualquiera te será cotidiano
No preguntes por mí
Tu costado será todos los días
y yo a una mano sin rostro
en algún día después de estas estrellas
sin nombrarla
le seguiré diciendo tú.




Poema V

El viento sangra y yo no sé que sangra
yo creo que llueve pero el viento sangra
y el viento grita y yo no sé que grita
y yo creo que truena pero el viento grita
y el viento sangra y grita y el viento muere
y alguien es el viento y yo creo que es el
viento.




Poema VI

Hoy quiero asomarte la mañana
recoger cosas que crecen en mi tierra
y llenarte como ésta una canasta sencilla
Quiero volcarte una mirada de manzana
El tibio silencio de las siestas en la sierra
La fatiga del arado, una promesa de semilla.

Quiero regalarte una sonrisa de naranja
o el arco rígido de mi boca al sol testigo
cuando una flecha es tu nombre de bandera
la abnegación de levantarte un hito en una zanja
esa simple abeja que siempre está conmigo
acatando la melancolía que te es cuando la
espera.

Pero si a pesar de este oficio limpio y ciego
nada te puede como un afán derrotado
suicidaré mi paloma y mi guitarra de
incienso
clausuraré mi huerto y mi tesón labriego
y la emigrada golondrina de rito retrasado
cambiará el rostro al sueño que te pienso

Y la verdad que te corona será el olvido con que niego
y recobraré las alas de un pájaro encerrado.

Hoy llevo la cuenta de tu voz a mi espalda
más acá de los ojos un buzo te recobra.
¿Qué puede callarte si estás toda callada
más allá de mi frente, ni el sueño se atreve
a las sombras.




Poema VII

Hoy se parte la tierra
mis volcanes me asoman hacia el mundo
ciegos siglos de canto subterráneo
se asombran del sol naciendo a la mañana.
Cuánto espera las alas un gusano?
cuánta lejanía, cuánta vela...
cuánta espalda olvida una nueva mariposa.
Hoy levanto un hito. la mañana es mía
Me paro en el mañana de los sueños.
y vuelvo la cabeza hacia la espalda
cuánta noche en que soñaba
cuánto abismo y ojos levantados al cielo
cuánto nunca ya dejado atrás
y esta voz extraña, pero mía
que enarbolo y erijo como torre
Aquí mi historia pierde el rastro
El jardín empieza en un pantano
Aquí el sol aquí las flores
aquí los ojos buenos la mirada limpia
fija en el cielo. El cielo. El mismo cielo
desde los abismos,
Pero aquí ya Dios empezado.




Poema VIII

Hoy la calle es un tajo brutal
es una herida seca, desierta, de la muerte hace
mucho
Este abandono,
aún más frío que la soledad sin principio...
¡Cuánto rastro!
Las campanas han quedado atrás
como palomas que nunca fueron mías
Ahuyentar la sombra.
Sólo una veleta del sol que no me intenta.
Y los niños de sol, de paloma y de naranja
se alejan de los cactos de mis manos.
¡Agreste sobrevida!... pero cuánto viajero
derrotado.
Pero aún, una hueca sepultura
con ventanas
una impávida palmera que subsiste
Y la calle atroz que muere
paso a paso
niño a niño
siempre de palomas.
pero sólo yo siempre
porque flor a flor ala por ala
noche a noche,...
sólo yo testigo!




Poema IX

Mi silencio se rompe desde afuera
Qué sé yo si se abre mi silencio
He tratado de partirlo desde adentro
Y las voces que tienden no me llegan

Es que tienden voces como cuerdas?
alguien sabe naufragio mi naufragio?
o este apretado silencio de candado
es un rictus sin rostro desde afuera?

Alguien llama o el desvarío sueña?
o en el terror de esperar un peregrino
como un espejismo sonámbulo imagino
una voz golpear contra mi puerta?

Quién pregunta mi mutismo ojos afuera
Quién pregunta a mi piel qué tiene adentro
...¡Qué pavor de ser cuando lo pienso
la pregunta sin respuesta de una piedra!




Poema X

Para tocar tu corazón que es de garganta
puedo comer tu risa de campana
y suicidar mi silencio en tus palabras
Pero no basta para el presagio amigo
tocar tu corazón estrangulado
Que esta ternura de pensarte como escribo
no puede el agua para la sed que hay en mis manos
Tu corazón de pan de caracol y de durazno
Cómo tocar tu corazón sin boca
si esta garganta de pájaro y verano
a pesar de mi canto me desboca.
Para tocar tu corazón ya sin garganta...
el viento que pasa por un hueco y canta
y esta noche infinita sin ventanas
y el sonoro vacío que te evoca.




Poema XI

Siempre este sabor de melancolía te presagia
Acatar tu rostro cotidiano sin historia
¡Qué fácil es soñar cuando es poco el mundo!
No necesitas las manos: Toma;
hay cosas tuyas, sin que tú las guardes,
Aun después de este oficio olvidarás qué cosas




Poema XII

El buzo que puede el coral de tu rostro
cuando ya todo es noche
y el rastro hace un recodo espalda atrás
se ha vuelto ciego sueño a sueño
y tu imagen destituida
ya no tiene carne para tu nombre
Todo lo inunda la soledad
Tú, un viejo faro
un mástil con un ancla perpetua
para un puerto sin velas
ni esperanza terminada con sirenas
Tú,
también tienes una lápida de espuma
y un poco mi rezo cotidiano
por lo que no alcanzo
que tiene algo de mi mano.
El galeote derrotado dimite y cuando la luna
echa amarras y leva anclas el sueño
piedra por piedra
recobro ojos adentro tu ciudad en ruinas
Sólo tu voz,
alguna sirena aprendida y conservada
alucina tu verdad desmantelada
cuando el insomnio acosa
y el espejismo te intenta y no te logra.
Yo quise, talón atrás,
desclavarte la luna de una ventana
bebiendo tu sonrisa sin vez y sin campana
pero mis manos de palabras
se desnucaron al viento
tal vez porque una ciega paloma
no pudo hallar el rumbo.
Ahora,
ya sin tu espina tal vez,
sin tu jardín,
te acerco mi labriego extraviado
para recuperar los pájaros que le crecen a tu sueño
cuando el cielo florece
y la luna te lava la tristeza

con palabras sin garganta.




Poema XIII

Hoy me crece agua de la garganta
Los pájaros se sacian como abejas
en mi fruta de oro
y son aún más la mañana
emerge una música de viejísimos embriones,
y hoy es más transparente.
La tristeza no obliga las palabras.
solas se acomodan
como las lacias garzas.
Ya te puedo el dulce sueño
Las palabras terminan en las cosas
ya te logro el canto sin garganta.
La savia asoma
como una flecha de cristal apaciguada.




Poema XIV

Quiero hacerte una ventana
con mi garganta
Tacha la noche con mi voz de fuego
madurará el sol ojos adentro de tu sueño
Y tu mirada se llenará de alas




Poema XV

Aletea tu corazón despavorido

Con mi cóndor de sol hacharé tu tiniebla
desolada
Para poner una sirena en tu vigilia
así tanto puerto tendrá
bandera en una vela.




CAMPANARIO FRUTAS PALOMAS

XVI

el sol se deslonja entre los árboles

*

porque siempre la verdad es la última y el pasado
ha sido transitorio

*

esa música
estaba
muerta

*

El trueno despeña su estropajo de
piedra de gatos de lata tiembla

*

como un espejo vacío.

*

donde revienta
fulmíneo el relámpago.

*

Donde mi tallo de voz florece,
si alguien sueña un jardín
se vuelve poesía mi poesía
y la arena de mi alma logra un vientre

*

Para que llegue mi paloma a tu sagrario
abre más tu ventana sin mañana
yo puedo ser el sol más acá de tu campana

*

Sin haber destapado los espejos.

*

Si supieras la tristeza que te esconde a veces

*

El viento tirita sobre los árboles.


XVII

y me pareceré a tu soledad porque creceré en tu silencio


XVIII

un día un rostro nos repetirá dos veces
ya nunca más no te sabré

*

corazón nómada

*

quiero lavarte el rastro con olvido

*

tus manos lacias
brebaje para mis manos
como una copa de guitarra o de palomas.

*

Lo que quiero decir es lo que digo




Poema XIX

Mi corazón en una jaula, como un
canario quemado
o una luna de sangre,
qué pulso de campana sobresalta
el plenilunio de terror
en el pavor
de la ola
en la sien de roca
aletea la ceguera de un toro infinito,
y un sabor absurdo de presagio
se desclava desde un túnel
por volver el rostro
y descubrir último
el instante.




Poema XX

Sobre mi honda sepultura
sin lápidas testigos
se disuelve mi garganta
en un rictus de espacio
nada avisa una última actitud bajo
una cruz sin tiempo
nada nombra un rostro ni proclama una historia claudicada
sobre mi honda sepultura y mi silencio de sombras
el árido semblante reniega el estupor de un sueño
y una paloma de palabra sin palabra,
se desnuca contra el vidrio desde adentro
y pierde la flecha en la garganta.




Poema XXI

A veces,
una honda tristeza de distancias
como una oración inaugurada
me llega de tu imagen,
(tal vez para que rece)
Salen
todas las flores que tramó el invierno
como un canto nuevo
Y retorno la garganta
a la vuelta del verano de las aves.
Hoy te canta
mi vertiente tanto tiempo de silencio,
porque me llega el canto desde adentro
desde tu imagen
como una honda tristeza de distancias.
Deja que te cante
con mi voz de vino con mi mano ronca
que te acerque mi palabra rota
para apurar tu primavera
más acá, mucho más que antes.
Mi palomar no espera
nunca vuelven las mismas golondrinas
dos veces de mar son una esquina
y... ¿sabes?
no me causa tristeza
Tan sólo guardarte
déjame buscar tu mano en mi bolsillo
tu mano de guitarra de un pasado rito
entonces
volveré a callarme.
Para que sepas dónde,
mi grito de sol deja una estela
y el mástil de mi lanza, ya sin vela
es el rumbo del regreso
ya sin nombre.
Alguna vez te quería, recuerdo
, como un silvestre oficio de colmena
te apoyaba el andén donde mi espera.
Tal vez todavía
detrás de las palabras aún te espero.
El día
ya no lleva la cuenta de los muelles.
Por eso tú aunque no me esperes,
aunque no he partido
tienes un costado de mi melancolía
Yo no te olvido,
no, si el olvido es cenizas o es otoño o es candado
yo he guardado el verano
en un templo sin cruces
donde la hora llama, a pesar de haber sido.
Tuve
un día de sol (largos pájaros de trigo)
una tristeza que creció conmigo
como el tiempo de tus cosas
que yo nunca pude.
Igual esgrimí mi obcecación de roca
alcé el potro de mar que se desnuca
y suicidé mi rumbo contra el nunca.
para sobrevivir sobre mi propia costa
sin otro testigo que la espuma.




Poema XXII
PUERTO MUERTO HUERTO

Hoy mi ventana es la manera de la calle.

*

el relámpago de hueso se despeña
el cielo se resquebraja




Poema XXIII

Para soñarte, amiga,
pierdo los ojos en cualquier palabra
porque eres toda sueño,
porque estás hecha de mi alma
y todas tus cosas de distancia
(porque eres toda lejanía)
desde tu rostro sin vez, tal vez como mi sueño,
me son melancolía.




Poema XXIV

Hoy, aquí, desde mi posta sin viajero
alzo mi albedrío infinito de desiertos.
Porque este abandono sin testigos es ya cierto
cuando dimite la vigilia donde espero

Aquí, mañana, sobre las cenizas que cada día muero
quiero levantar mi muelle que no es puerto
para ser mi propia cruz sobre mi muerto
porque el huerto se seca aunque no quiero

Para el que dude mi faz sobre mi tumba
Para el que llegue tarde a mi vertiente
La cruz será del tallo que me crece
Lavaré con la garganta la sombra que se arrumba
sobre el lugar donde nunca fue la gente.
Porque mi olvido empezará con el que rece.




Poema XXV

Porque tú eres la otra orilla de mi silencio
Porque mi silencio es una manera de tu voz
porque ya ha sido. Busco el sueño de tu rostro
compañera, ahora que la noche arrecia sin
barandas.
Busco tu mano sin vez
La paloma rescatada de tu risa
y tu cara, tal vez,
aunque no sea, y sea más allá de mi
distancia
Hoy te quiero amiga,
amiga
Hoy te quiero y muerdo tu mirada sin
principio
como el fervor de luna del galeote
que sobrevive más allá de la fatiga.
Te busco y te encuentro
porque eres más yo mismo
y vuelvo de mi pozo sin preguntas
con un poco de tus cosas casi sólo sueño,
y me basta tu sola vez, tu sola vez
la antorcha que arredra mi abandono
como el acoso feroz
de la marea solitaria
Izo tu mano
despavorido de sol
enarbolo tu cara sin recuerdo
y no importa no haber ido a buscarte
mi costado te anticipa
como una profecía acatada antes del día.
Ya leva anclas la vigilia derrotada
Echa amarras la mañana conquistada
y atestigua mi alma,
tal vez en algún sitio
tu verdad que se parece al sueño
aunque no hayas sido recogida
Tu voz inaugurada es un heraldo de olvido
mi silencio se suicida
y pregona tu nombre sin espalda
Es cierto nada titula la palabra
Pero sin haber perdido
recupero de otra nada
tu cara ausente.
Ya no más tu olvido sin recuerdo,
ya no más mi distancia
sino tu lejanía
y en el pan sin oficio que era espera
ya tu rito
tu costado cotidiano presentido,
compañera,
amiga,
cómo te quiero amiga
esta noche.




Poema XXVI

Ahora que tiembla la miel de los pianos
y se desatan palomas
de una vertiente o garganta ¡Qué más da!
Que el silencio crecido del fragor de lo que
olvida
arrecia como el vino que dispersa
la tristeza madurada,
mastico tus cenizas
aunque no logro tu rostro con mi voz sin
carne
Por buscarte tal vez
o empujar la nave por tu espalda,
para no perder el rumbo de tu partida
Adiós.
poco a poco te mezclas con el alma
eres cada vez más un poco de mis dientes
y tu luna reclamada
cuando la noche tiembla.
Qué te queda sino el vigía
que guarda tus estelas
Ya no más tu nieve
ni tu sol de invierno
ni tu extravío silvestre
porque adiós
porque ya tú nunca
aunque siempre.




Poema XXVII

Antes de tus ojos
, molinos de mar y remansos de música,
desde el vino
te pueden la mirada.
Yo no te quiero.
tu carne sin vez
pero si en algún lugar lejano
tal vez catedral de manzana,
aún no me sirve para el sueño
Yo me tiendo
a las naves de tu voz
cuando se alargan como la luna
y te llamo
sin muelles sin espera
sin rostro que sea el otro lado de tu
nombre
y te llamo
como callan los duraznos hacia la
mañana nueva
y giro mis dedos sin crepúsculo
y clavo el afán de mis velas
y giro mis dedos, aunque la tarde,
como el viento en el rincón del
pordiosero
por algún abandono sin partida
mucho más soledad sin llegada
ni azul espejismo o profecía,
te llamo y si logro el sueño
sin el vino
vienes
hasta que el vino pase aunque no pase.




Poema XXVIII

Quédate hasta que el invierno pase
la sombra larga y el sol lateral casi
vencido
la sombra una veleta sin testigo.
todo hace frío,
Quédate
el silencio puede ser también conmigo
El silencio es mi mejor palabra
para tu recuerdo amigo
Quédate mientras el mundo arrecia
mientras el fragor del mundo
golpea en nuestra
puerta
El silencio es mío
Quédate.
Yo he guardado el sol antes del frío
Los pájaros ya no están afuera.
La puerta se cierra desde adentro
Tú puedes el silencio
Mis alas tienen tu albedrío
Por eso no hay dolor de invierno
Quédate hasta que el invierno pase
o ya no pase
y cante
tu morada nueva sin silencio.
Porque todo tu sueño de caminos
haya olvidado el rumbo
dormida junto al fuego.




Poema XXIX

Cuando los ojos te sean lejanía
y el fervor de las manos sea espera
volveré a existirte dondequiera
pero mucho más donde solía
Será tuyo el regreso seré tuyo el día
solamente para ser cualquiera
porque el mundo zarpará ya mundo afuera
y yo seré yo sobre la imagen mía.




Poema XXX

A la hora de apostar la espera de mañana
pero mucho más
velar dulcemente el pájaro nuevo
Te digo gracias sin palabras
Porque ya tengo la espera con que lograr un puerto




Poema XXXI

Sobre la tierra ronca
apago el sueño dispersando historia
quemo las manos sin memoria
como las frutas que vuelven sobre las raíces
hondas
Planto la sombra
(largo testimonio de sol sobre la tierra)
pero mucho más testigo de mí mismo
veleta
de la tarde sin gaviota

Hoy quiero
todo se vuelve mundo ojos afuera
espera sin espera
porque el mundo es también ojos adentro

Y muerdo la raíz sobre la tierra
el barro que también me es la garganta
y un álamo de sol se me desclava y canta
por volcar palomas que sean primavera
Ya has sido la historia recogida
que esperaba en los días que han pasado
ahora es el camino recordado
que recuerda desde el día hasta que olvida




Poema XXXII

Donde revienta la tarde como un alarido
inmóvil
rompe la sangre
Aprieto las manos
con el fervor de adobe en los horneros.
y parto.
El corazón de plenilunio
recoge la última vez y naufraga.
El día dobla, ya entero
y la vigilia, derrotada
clausura la hora que soñó para los
rostros.




Poema XXXIII

Creo en ti,
cuando la luna azuza el mar que
se desnuca
cuando nocturno el corazón de roca
lleva la cuenta de la ola y de la espuma.
Creo en ti,
porque aquietado el mundo
cuando las calles son andenes de sangre
detenida
me sube tu imagen como un eco profundo
de una plegaria nueva día a día
Y aferrado de tu rostro
(qué mano remota tiende el sueño)
resisto como un náufrago
el silencio empecinado en mil gargantas
Creo en ti porque a la hora del pavor
la sien que se desboca
tasca apaciguada tu perduración sin horas
como el rumor que se afana en el rincón
de un caracol
Creo, sí
creo en ti
y mucho más porque las cosas que me
son el día
tienen tu nombre sin palabras para
recordarte.
En las tardes altas
alto labriego de sangre
el ocaso te intenta
para guardarte
Hoy se pierde mi poesía rota en tu ciudad
callada.
Apenas recuperan las cosas las palabras
pero... ¡Qué poco puede tu mano,
decir: tu mano!
Creo en tus manos de pan
en tus dedos sin rumbos
como las cañas dormidos
como los lentos juncos
Porque hoy la mano sola,
la mano hueca
tal vez la espalda de un camino partido,
tal vez una orilla de alguna lejanía
te tiende una espera de agonía
sobre el rastro donde nunca has sido
aunque




Poema XXXIV

Para poblarte de sol el áspero invierno
Para que te llegue mi guitarra derretida
te consagro las manos sin verano
como un ave de distancias.
limpio tu voz vegetal crecida en canto




Poema XXXV

Para parir el canto
se me rompe la tierra en un volcán
y arrasa el silencio que yo mismo digo.
Por eso tanto
el silencio es el sitio de los que no están
cuando la mano guarda el rumbo del amigo
Soy yo que crezco en el talón del llanto
último oficio por los que se van
una torre alzada por testigo
Aquí levanto
la última vez de mi corazón de pan
¿alguien quiere aún comer conmigo?
Puedo todavía el trigo santo
dar por los que se dan
Que cuando sean pan yo puedo ser de trigo.




Poema XXXVI

Para que beba tu silencio
mi voz tenaz
con el invierno de mi garganta
voy a hacerte una ventana
Donde habite mi sombra precedida
miel adentro de tu boca de gaviota
voy a amarrar el barco de la tarde
que no logra la vela en abandono.
Yo he remado
en el fragor de la altura peregrina
una tarde
sobre tu boca compañera
logrando mi propia golondrina
para alcanzar la propia primavera
verano atrás de los aleros olvidados
Recuerdas aún la travesía?
Un diluvio obstinaba por la espalda
Y la ciénaga nocturna
que ya empujaba al cuello
fue ceniza tibia en la mañana.
Tú eras ya,
(por eso habías sido)
y todo el sueño que te sirvió de rostro
dejó el sitio a la carne en la hora aprendida
Ahora
a pesar del mundo
del rito de olvido que te intenta
desde mi hondo temor de consagrarte
a pesar de todo
iré a buscarte
aun silencio afuera
donde el mundo es, y donde tengo el miedo
para asomar espera sobre espera
hacia tu rostro bueno




Poema XXXVII

Por tanto tiempo de callar la primavera
me sangra el otoño vencido por la boca
esta voz vegetal que para grito es poca
vano intento de flor madera afuera.

Piano de sombras que es hueso en la madera
eterno silencio en la garganta de la roca
acerco la voz al canto que la evoca
con la tristeza de no ser porque no fuera.




Poema XXXVIII

Donde el costado alcanza el sueño
Albedrío infinito de veces que no han sido.
Empieza tu recuerdo
tu rostro de pan, tu corazón de nido.

Como un altar sin dogma tu imagen se levanta
el rito de espera es un oficio de ausencia
de lo que llega y pasa
A espaldas de un barco que empieza la tristeza.

Tu mirada ronca de la sangre al día
travesía infinita que llega a una ventana
donde espera vencida
la diaria tarde de tu apostada lisiada.

Mi garganta es un puerto sin barcos ni sirenas
ya no empuja partidas mi tesón de savia
la paloma se queda
más acá del diluvio y de las cartas.

Por eso tú nueva cisne de altura
corazón de casa galeote sin fatiga
tienes mi voz oscura
cuando el canto sangra, y se parece a la poesía.

Yo tengo la voz hecha madera
cruz sin tumba grito de tablas
para cantarte corazón afuera
cuando la noche arrecia y el silencio llama.

El mundo se te clava y es contigo
un ojo detiene la mano regalada
y alzamos el impulso desmentido
cuando el mundo mira porque el mundo manda.

Contra el que niega mi plegaria de palo
apoyo mi silencio a manos juntas
callar es malo
si es uno mismo el que pregunta

Para creerme, esta noche levanto tu recuerdo
digo tus cosas para hacerme una tristeza
y si la puedo
abro el alma para que el canto venga

Por eso aunque no seas verso
toma el silencio que te acerco y rezo.




Poema XXXIX

El invierno no hace tierra
y me supura la raíz bajo la piedra
como el canto contenido de la savia
embrionaria
Porque Dios es inminente
a la hora del miedo
rezo mi racimo de cigarras levantadas.
Éste es mi cielo sin abajo.
soledad sin luna para el solo sin testigos
Busco mi propio verano
entre mis aves
y si ya se me ha volado el ocaso sin
partidas
digo adiós al barco
que partió mientras dormía
Y donde decido un ancla que
levaré desde el delirio
hago una cruz
que ya alucinará mi imagen
para completar un recuerdo
que no sirve testimonio.
Desde la tierra me sube la savia
que va a tocar campanas en la flor al día
rompe mi ola con el rumbo de la caña
sobre el hambre sin sentido

Campanario de domingo sin número




Poema XL

Cuando sea silencio pero canto
cuando sea soledad pero presencia
cuando la distancia ya no sea ausencia
tanta alegría que no ha sido llanto
por ya no ser sabrá que ha sido tanto
para volver como un presagio de inminencia
desde donde de nuevo es inocencia
lo que por pecado se ha tornado santo.




Poema XLI

quiero lavar mi tristeza en tu tristeza
y limpiarte la distancia de las manos




Poema XLII

cuando tu silencio azul se me rompa en
una mano
cuando sea ya el amigo de tus pájaros
y vengas a beber en mi cabeza
la duda de rezar con que se reza
arrodillaré mi fervor hermano
para que seamos amigos con las manos




Poema XLIII

Hoy que el invierno te llevó las golondrinas
que el frío de tus pájaros enferma tus jardines
quiero agacharte mi verano derrotado
para mojarme las manos en tus manos secas.
Quiero hacerte mis nidos en tu fatiga ya sin
espera
el camino es largo desde la derrota
pero es mejor comenzar a partir de la tristeza.
Por eso hoy que el invierno te llevó las golondrinas
hagamos verano desde la garganta
con un grito de sol para partir el miedo
la noche es mucho más a ojos cerrados
y más si el sol es espejismo.
Levanto mi último principio
morir es siempre para empezar de
nuevo
quemo el último otoño de mis manos
si puedes calentarte con mi fuego
será una manera de esperar mañana
Por eso para parecernos a nosotros
el sueño será después de habernos aprendido
empezaremos por el día
no es posible recordar sin el olvido
y la noche deja atrás sudores.
La noche será después del día
para empezar el sueño y descansar
el día.



_________________


mi propio asombro
las otras noches

_________________




Poema XLIV

La noche, alguna vez tu tumba de una noche sola
alguna vez tu sobresalto de infinito
tu hondo asombro azul de mariposas.
Esta noche, tu noche es mucho más allá
de mi insomnio
de tu noche sólo tengo lo que escribo
cuando nombrarte es mucho más asombro




Poema XLV

En el penúltimo instante de la tarde
última
¿beberé de un sorbo mi historia ya contada
echaré a la espalda mi vida recogida,
¿o soñaré y diré mañana con temor de
súplica
Encontrado Dios para poder
mañana?;
A pesar de que el final se aprende cuando
ha sido
cuando el ojo está ciego y ya todo es espalda
en el giro que vuelve sobre el principio frío
de la frente sin después y la carne callada.




Poema XLVI

Azul doce de la noche
rígido silencio y corazón entrecortado
Recodo del día giratorio
La luna que no tiene noche
medalla de la noche velando cementerios
es el alto sol de pan para los muertos
El sol más allá del infinito anillo de la tierra
corazón de remotas sangres
Larguísimo y solo día sin principio
más allá de los pájaros no tiene invierno.
Doce de la noche.
hora de mi propio testimonio
Una sola sombra es la duda de estar ciego
(¿Dónde más la veleta de sombra que
acorrala el sol al pie de mi vertical
como un trapo de musgo indica
el rumbo del río, río adelante de una
piedra?)
Alta soledad de ventisquero
campanario, ciego, levanto
la mirada sin nombre y sin certeza
como soñando un pescador desierto.
Noche desierta
Yo soy la noche esta y todas las noches
y el desierto es yo.
Donde el pájaro no ha sido
criatura, de espera y soledad sin abando-
no tiendo mi árbol
como muelles de vigilia
para barcos no partidos.
El nunca es una larga historia vacía
mi garganta es un pasillo de caña
que no aprendió su oficio
Y más acá del infinito que no tiene
más acá
digo la hora
gota de mar
eterno anillo de lluvia
Lisiado de perpetua ventana ojos adentro
tejiendo mi telaraña para suicidar mis
moscas.
Ya basta de haber sido!
historia de espejos me sucede como un rastro
Siempre, doble infinito sin ahoras.
tedio sin descanso de las horas
más allá de los números y de los
largavistas
Siempre, redondo sendero sin cuenta
donde la planta en el polvo es
espejismo y el rumbo sin descanso
tal vez es pesadilla.
Simultáneo infinito de espejos paralelos
y una sola imagen de mil nucas
para la duda del ojo.
Siempre, porque el rastro no será
tan largo como el camino.
Puedo morir de soledad al llegar al
último pie de un rastro donde el camino
ya no tiene después.
Doce de la noche
Ya ronca y vegetal la saliva
Alzado el asombro de remotos insomnios
que hacen más silencio del silencio;
(ciegos toros corazón es de reloj. buche de
fuego previo que derrota el músculo)
digo las doce de la noche
Infinito, perspectiva de un camino
cuando el después es siempre
excede al peregrino
más allá del número.
Atravesar imágenes desde dos espejos
sin poder volver del sueño.




Poema XLVII

Desde aquí hasta donde estás mi soledad
es cierta
y yo sólo sé mi puerto solo
cuando el silencio no te sea el otro lado
de una voz cualquiera
cuando la soledad no sea ausencia




Poema XLVIII

Hoy la tristeza tiene tus cosas
alto ritual de lejanía
y para callarte sin romper silencios
acomoda la poesía sobre las manos
últimas
Hito de sol para nombrar el día
tu tristeza a media asta
viene a callarse
conmigo
y tus ojos en medianoche
desbocados de sombras




Poema XLIX

Donde rompe la tarde su ola de manzana
a la hora de la música
tejida con silencios
y de los pájaros latiendo entre las
hojas
tu recuerdo crece
sitio de sol azul
para poderte abeja entre
las flores sin verano
La mañana de altura y de
naranja
pierde el pulso del mar
que ha sido sangre
y te alza la quietud
que es sin sentido
cuando estás mucho más
aunque distante.




Poema L
ESPIGA JUNCO GARZA CISNE

Te levantas como un faro
(la soledad se adivina cuando
pasa)
lanza roja de sol
grito de hierro
para demorar el ronco silencio
de hace mucho
largo pasillo de pan y savia
peregrino
tu brazo se desboca hasta la
tierra
tu cuello de cadena
(tu espalda sin vez)
es un ventisquero camino de sombras
a la hora de tu boca sin partida
hora sin veces
tu boca lacia gaviota sin partida
como la tarde desde el silencio crece.




Poema LI

Donde mi sueño no puede tu verdad,
tu imagen es mucho más mi alma
la tarde lisa y la mano solitaria
que tu vez y tu donde sin certeza.
Tu principio, a la mitad de tu historia
es el día
una tarde cualquiera que ya tiene
nombre con un rostro.
y sobre la torpe manera de las
cosas diarias
(un/el) remoto sabor de profecía te señala.
Eso es porque o porque sí
(todo sí es un no)
el tal vez, quizá nunca pregunta-
do
recogido de su hora sin presentimiento
Por eso las tardes como éstas te
llenan de preceptos
los pájaros el ruido voraz el mundo
el íntimo fragor que hace silencios
el viento




_________________


traías el domingo entre las piernas

_________________




Poema LII

Esta noche el mar ronco de
luna
bracea infinito como el sol

árbol delirante de azul
que intenta desbocado su

suicidio



ciudad siempre lejana




_________________


Sin saber cómo es te pienso pájaro

*

Siempre todo es distinto

_________________




Poema LIII

A la hora de los pinos
quietud de ancho silencio que crece de los
ruidos
me desnudo del anónimo fragor de las
ciudades




Poema LIV

El recuerdo no te guarda
aún no ha habido tiempo de guardarte.




Poema LV

Cuando te asomes ojo atrás del mundo que te
enfrenta
camino a la espalda y veas mi huella.




_________________


Perseguida de clausuras y trincheras.

*

Quiero que sepas
que siempre queda mañana todavía

*

Que el tiempo al fin es de segundos.

*

Que nos falta todavía la primera vez.

_________________




Poema LVI

Yo te recuerdo azul y sin trincheras
fácil y lejana conmigo sin distancias
con el pecho frutal pleno de espera
y la mano de pan de paloma y de manzana
Yo te recuerdo simplemente como eras
con tu costumbre regalada de enderezarnos las
esquinas
y el alma volcada ojos afuera
trepando por las manos hasta comernos la
risa
Y recuerdo tu pelo, largo pájaro de silencio
donde enjuagué las manos y sudé sobre tu historia
y recuerdo tu frente donde rompía el beso
y quedó dormido un sueño que no tiene memoria.

Recuerdo tu naufragio, para tenderte la mano
y recuerdo mi zozobra asido de tu fortaleza
y recuerdo tus embriones perseguidos de verano
donde fuimos Nosotros hasta la tristeza

Todo lo recuerdo, la palabra siempre
alta
la poesía sin certeza
la ternura aprendida sobre los muelles últimos
el orden del mundo riguroso por
afuera
Todo lo recuerdo un poco mío un poco tuyo

El refugio final mientras el tiempo arrecia
y el olvido inapelable porque sí donde nos vamos
O el olvido necesario para que el mundo sea
O el olvido hacia siempre donde recordamos.

Yo recuerdo pero ya no es hora
y se me rompe la sangre y el presagio te alcanza
y para que viva aún tu palabra que has dejado sola
como una iglesia vacía te regalo el alma.




Poema LVII

Si de pronto te refugias en el silencio obstinado
y la mirada vacía es una manera hacia el
mundo
porque tu recodo no me vence yo te sigo
esperando.
Porque el día último nunca ha sido el último
y no basta una tristeza para devastar tanta alegría
yo me acerco a tu naufragio para salvarnos juntos

Te tiendo la mano para tu fatiga
alguien debe levantarte si tú no te levantas
Por eso a tantas cosas que no fueron mías

Mi incansable espera que no ha sido tanta
para alzarte al fin de la tristeza, amiga.
con el alma abierta se te acerca y canta.




Poema LVIII

Yo que nunca he sido, seré sobre tu tierra
porque por tanto invierno equivocado primavera
te clavaré un grito de sol para volver espera
la larga tristeza que te encierra.
Y cuando venzas la derrota que te aberra
y la ilusión recuperada vuelva a ser la primera
crecerá la alegría donde un día fuera
y se alzará tu sangre con un rumor de guerra.

Por tanta soledad que te acompaña
y tanto insomnio sin testigo en que recuerdas
toda mi voz que te resulta extraña
te ayudará al olvido que crees imposible
te servirá de antorcha para que no te pierdas
y después de la derrota te logrará invencible.




Poema LIX

Te recojo de todas las cosas que me son esta tarde
has crecido de pronto donde el olvido no pudo nombrarte
Y aunque queda mañana por delante
Yo te guardo y no puedo guardarte
Esta tarde es tuya ¿cuántas tardes serán tuyas
Nos vamos por tu sombra donde mañana es
nunca
por eso quiero ahora que me escuchas
dejarte mi raíz que ya
no tendrá lluvia
Desde otro mañana que ya no será y no tendrá
espera
Un niño dice adiós para cambiar el
rostro a medias
Y porque siempre será en ti la primavera
yo te bendigo desde la tristeza.




Poema LX

La luna nos seguía como un barrilete y a veces
entre las hojas se volvía de diario




Poema LXI

La luna me seguía como un perro redondo




Poema LXII

Gozando porque yo también lo ignoro
el antemano de tu dolor inexorable
Y la estrella tiritaba a lo lejos
como un grillo.




_________________


la vigencia inmutable de mí sobre mí mismo
que no suplanto a nadie

_________________




Poema LXIII

Tú que vienes por los días
desde los siglos y los órdenes primeros
que en un día sustituyes infinitos
simplemente
como se dejan atrás las posibilidades sin
nombre,
tú que te traías desde siempre este verso,
(porque cada cosa tiene un desde siempre
que se vuelca en un presente)
Que venías sin saber
a desenfrenarme la ignorada primavera,
tú que recoges mi costado
sin oficios sin veces y sin venir a buscarlo
tú, que te digo tú, como el lugar de
los que están a mi lado
tú compañera, que nunca has sido conmigo
quiero que tengas mi campana
liberada esta tarde para hacerte un domingo.




_________________


Como un ciego que se abre por la noche, no lo
sabe

_________________




Poema LXIV

Es la hora de las cartas, de las sirenas en los
puertos, de los barcos, de las casas vacías a la vuelta
de los muelles, la historia es siempre por delante
es la hora de buscarnos el nunca por la frente es
la hora de los púlpitos desiertos bajo tierra. de
las raíces cerradas del silencio infinito en las
campanas. Es la hora de haberlo todo espera
Todo lo pude todo lo, que todo es sólo algunas
cosas.
Y ahora nada llevo cuando nada parto pero nada
quedo.
Todo nos queda palabras. sitios donde caber cosas
que no existen.




Poema LXV

Hoy te llamo, palomar de sombras
donde es partida mi tristeza comenzada.
Hoy te llamo. El silencio que te nombra
es un alarido de garganta postergada.

Hoy te callo desde aquí la distancia
empieza ahora
y cuando pierda ya la hora de los pinos
cuando tu vez se arranque de las horas
palomar de sombras yo ya habré partido.

No importa qué donde sea atrás del día
serás mucho más en mi recuerdo
y el mundo recogerá tu profecía
donde el mundo es cierto.

Pero te llamo igual para apurar el sueño
las palomas me crecen desde el cuello
y este rezo azul que es de silencio
me junta las manos desde adentro.




Poema LXVI
PARA LA CASA AZUL DE TU CORAZÓN VENTISQUERO

Para llamarte
se vuelve barco mi luna de madera
y mi voz sobrevive del olvido
como las cosas que quedan
Entonces te pareces a la tarde
azul por detrás donde es distancia
y callada tristeza de presagio
cuando mueres y llamas.




Poema LXVII

Para quedarte
Quiero que aprenda tu garganta mi
silencio
que tu mano halla




_________________


Se te cae por la boca el gusano de las venas

_________________




Poema LXVIII

Hoy que las venas se te caen por la boca
que serás una garza con la sangre de la
luna
mi corazón se vuelve de campana
y aunque mi tristeza se te
acerca donde
el sol te toca
levanto ya lograda, mi por fin mañana
y deshojo mis flores en tu risa una por una




Poema LXIX

...Y romperá el mar en tu garganta
por una lanza de hierro un poco de sol
por un grito de sol un poco de hierro
para irte por el pan
y comerte los horneros y aprender
en las batallas el telar de la tierra.
No será tuya la locura
pero te espantarán destapados cementerios
ya no verás el otro lado de las cruces
y te reirás un poco por los gestos de los muertos

Alzarás el pan, te enrollarás sobre la
historia
que precedes.
empujarás mañana por el vientre
y en el dolor del hombre te volverás dos veces.
Yo no seré contigo, ni siquiera habré
sido para entonces
pero igual este canto que nunca tendrá
donde
se acercará a tu olvido donde tal vez recuerdes
y tal vez te haga llorar mientras te llama
un niño.




Poema LXX

el este y el oeste me encontraron en el día
cualquier punto es el medio de la tierra
pero yo vengo del medio del sol sobre la tierra
donde los dos hombres me encontraron
por los dos costados
Yo soy raíz en el talón de américa
Soy un árbol crecido de la tierra
nueva
Los dos principios me buscaron en la
lluvia
largo rastro de razas a la espalda.
entre Dios y yo toda la historia congregada
en tanto yo no sea raza sobre ninguna
espalda.
Éste es mi tiempo erigida la semilla
sobre el lugar donde la tierra es toda
me empujan las guerras y el amor desde
otras vidas
y al fin yo soy un poco la historia que me
acosa.
Cuando retroceda el ancestro que me obliga y me precede
cuando pueda en el orden riguroso de las cosas
evitar el inexorable antes de las veces
seré yo desde mí mismo en un espejo
y podré por fin cerrar mi sombra
dar la mano a Dios y completar
el círculo del tiempo.




Poema LXXI

Hoy que un pez se muere suicidado
para consagrar países preparados desde
siempre
hoy que muere
para ser altar donde asumir
el día largo
Hoy que ya derogas la mitad del
sueño
y clausuras el presentimiento
y el presagio no te toca
hoy pierde sentido la distancia
porque estarás distante aun sin
lejanía




Poema LXXII
ACOSO

Toda herida deja cicatrices

*

Y comerte la música en las manos.

*

Tú que has vivido de espaldas hacia el nunca.

*

A veces me sorprenden las cosas que te
digo




Poema LXXIII

Recogiendo nosotros en todas partes
he sido solo todas las tardes




CERROJOS

LXXIV

Amiga, donde estés
mi..............te seguirá


LXXV

Haberme recogido la voz por las palabras.
tanto encontré sobre la tierra
tanto acorté el silencio.


LXXVI

destapar la lejanía que no hay distancias sino
silencios.


LXXVII

nadé por las raíces


LXXVIII

Escribía palabras sencillas de tus cosas fáciles
hoy, tal vez porque ya no tengo cosas
escribo palabras oscuras.




Poema LXXIX

Si tú no sabes por qué para tus noches sin luna
dejo mi lámpara en tu ventana
Por qué quiero que tengas mi canto que
tal vez no sirve
si quieres saber por qué te acerco mi
mano de barro
por qué tras el rastro del silencio mi
fervor te sigue.
Si quieres saber por qué no ha sido tanta
la agonía de la tierra
que después de morir de sed tres veces
en algún lugar se sacude el invierno
y en una flor despierta,
si quieres saber por qué lloran los
soldados cuando la muerte los acosa
por delante
y aunque tengan un fusil una sangre y un camino
se olvidan de las balas parados al lado de
un cadáver,
aprenderás a acompañar a esperar y a llorar
por un amigo.




Poema LXXX
CANTO AL CANTO

Cuando se alza la voz para poner a los dos lados
el mundo y el íntimo telar,
se tiene un embrión de canto madurado
que fluye a cuello abierto de par en par.

Hoy busco la voz para nombrar la voz sin luz
vano intento de hacer sombra con la sombra
Nadie pone una cruz en la tumba de una cruz
y.................................................................nombra




Poema LXXXI

Nada es partido si no tiene rumbo, porque ir
implica un donde. Por eso un canto a nadie
es como un silencio.
Un pozo se guardó las estrellas antes de que el
cielo se apagara.
Nada canto tus nunca.




Poema LXXXII

...entonces ya no me importó decir algo
que no fuese nuevo.
...ya no era vital romper sistemas o
inventar nada para poder caber un nombre
que también yo inaugurase.
Abolir costumbres.
Y la costumbre de abolirlo todo.
si es cierto que todos los usos pierden verdad
cuando el anillo encuentra su principio.
Pero desusarlo todo por temor a bajarme del
tiempo. como si repetir fuese quedar.




Poema LXXXIII

A darles de comer a las hormigas de la luna

Deja que los hombres trepen a la luna
Que se peguen el sol como una araña de oro
que se les vayan despalomando las manos
poco a poco.
hasta volverse sistemáticos cangrejos
por las uñas

Deja que los hombres se entrecrucen
la sangre y el acero
Que se despeñen por el orden riguroso de los
túneles
Que levanten altares y banderas o los tumben
Y se vayan por los días sin mañana y sin
regreso
Deja que los hombres enfermos de la guerra
Deleguen su tiempo a la orfandad y el luto
Después iremos los dos juntos
a dar de comer con los muertos a la tierra.




Poema LXXXIV

Para llegarte al sueño
para clavarte mi raíz entre las manos
y hacerte un canto de silencio
con mis manos que no sirven para el
canto
para arrancarte la mañana de los
ojos
y regalarte la mañana de mis pájaros
levanto mi grito sin cerrojos
y callo.




Poema LXXXV

De la tarde sola,
del cielo lívido sobre las últimas casas
de la mansedumbre
con que es hermosa para otros esta tarde
me viene esta tristeza
de ver temblar al viento entre las hojas
Tanto se depone
acortando mañana
aunque siempre queda todavía
Vendrá la noche entonces
y se agremiará en los últimos rincones
y vendrá el espejismo
a vivir desde las manos
Nada demora lo innumerable
y la tristeza sólo cambia de calles
por eso el cielo lívido y los otros y las casas
y la tarde de los otros mansa
y mi tarde




Poema LXXXVI

...Y tus ojos como dos gorriones huecos.
tu pelo
largo pájaro de sombras y silencio
Todo lo recuerdo
y tu pecho roto
donde quise quedar o queda todo
La noche era nosotros
por eso todo lo recuerdo
y desde ti estoy solo




Poema LXXXVII

En alguna parte estás, pero tu vez no es
mía
por eso, o porque otras manos atarean la
marea de tu sangre.




Poema LXXXVIII

Cuando se alarga el tedio meticuloso
de los escaparates
Y el oficio es un paulatino y absurdo
pasadizo
tu pájaro
se levanta y muere con un turbio
grito hueco

y un ojo final definitivo.




Poema LXXXIX

Como la leche crecida de la sábana
y tú dormida inmemorial y dulce o inofensiva.
Cuando te desangras hacia algún sitio
remoto
con otra raza de horas y lugares

y una sangre distinta que yo no conozco.




Poema XC

pájaros en actitudes de silencio
murmurando ruidos infinitos como la nada.
campanas de colores

*

Paso por los días a recoger mi historia
Hoy el canto me viene de tu rostro

*

Es preferible vivir por alguien
que morir por alguien.

*

La bondad no es sólo una actitud hacia nadie.

*

para que canten tus ojos ven a untarlos
de mi garganta

*

Donde hayamos sido porque ser
es siempre alguna parte cuando.

*

tu pelo de manos de manos de raíz
de manos en silencio, tu pelo de silencio




Poema XCI

Cuando el tortuoso pasadizo de la sangre
empecina el peregrino silbido del silencio
y como un remero sin fatiga
tu pájaro soltado a travesía
vuelve por la soledad de tantos días
como un barco ahorcado mar adentro
te parecerás un poco en eso a mí
que antes, tal vez de tu abandono
te escribo mi dolor y te lo dejo.




Poema XCII

De todos los nunca que nos dan el tiempo porque
el tiempo es nuestra pobreza de eternidad, en el
azar de las cosas que no tienen veces tú como
deponiendo tu nunca o señalándolo apenas en la
fugacidad de lo que no excede la realidad de la
fantasía pasaste tildando un instante de otro tiempo
distinto, como el que no pasa a buscar actitudes
estáticas para hacer mover las cosas, como el que
queda en el íntimo infinito de los muertos en la
quietud absoluta del silencio sin límites.




Poema XCIII

Si somos un pedazo del camino
pasaremos como todo lo pasado
y si no somos el fin hallado
con los rostros y los nombres del destino
Si aquí nos parecemos al sueño y al vino
hoy se vuelve el sendero caminado
siempre desde ahora por pasado
lo que ha sido es desde aquí. No
ha sido sino por el fin


JORGE LEMOINE Y BOSSHARDT


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