I, ii y iii - Poemas de José Garés Crespo

I, ii y iii
Poema publicado el 18 de Noviembre de 2008

-I-
Perdida mi mirada
en la algarabía de tus bucles,
indolentes tus misterios, vejado
el anonimato de tus carencias,
tanto como aprendimos a compartir
los impropios que vivimos y aun
se me pierde el tiempo,
y tu sonrisa germina luz, paz.
Fuimos hermosos, diversos y opacos,
ilimitada la mágica noche.
Había prisa por confundir la vida,
sentir cómo trepaba hasta el pecho.
Intentamos fugarnos del presente,
extraviados, cautivos de la furia.
Lanzados frente al precario futuro,
amamos contra alguien,
malentendida vida.
Espléndidas distancias que me vuelven
a tus cabellos, a negar mis odios.
De nuevo seducido y sin quebrantos.

-II-
Azul cobalto y verde olivo
nacidos de tus manos,
recuerdan aires de mar, velos cíngaros,
noche moruna, ánforas, caracolas.
Los recuerdos, salobres,
cielo y agua cristalina, fresca,
insistente y diversa,
Mágicos como tus ojos, espejos
de tus carnes, solícitas,
de rebelde lujuria,
me guían certeros hasta tus párpados
y al trasluz se deslizan, se pierden 
en la angustia y parquedad de tu vello.
Barro, pero adolescente, y moreno
de dolor. Aunque tus manos sujetan
mis mejillas y me elevas hasta
tu boca.  Tu voz me devuelve
a tu pubis y tu aroma al seno
de la tribu dormida,
a mis noches revueltas por la rosa
amaranto de los vientos fatuos.
Alfarera de sueños y esperanzas,
de pupilas asombradas y siempre
emergentes., orilla
de los faros del desorden nocturno,
azul cobalto y verde olivo,
colores que nos mueren.
La frontera de tu talle sereno
y la orfebrería de tu blusa,
hacen carnal el poema. Me pierdo.
Sí, me pierdo, a mi pesar,
en tu recuerdo y descanso feliz
procurando dar pistas o señales
de que sigo vivo, desde hace tiempo.

-III-
Hoy nos reconocimos.
Cuantos momentos felices volvieron.
Pero al besar tus tersas mejillas,
tu mirada era distinta, tu voz
diferente, tu sonrisa lejana
y tus manos... muy frías.
Después, a distancia, me miré
y comprendí que ambos
tan solo manteníamos las formas
de aquellos que un día se amaron.
¡Qué extraños somos algunos días¡.



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