El poeta…
Poema publicado el 06 de Agosto de 2009
El poeta…
Triste esta sentado frente al mar,
absorto pierde su mirada en un horizonte lejano.
Solo unas cuantas gaviotas cómplices parecen distraerlo de a ratos.
Con su trino y su vuelo como dejándose llevar por el viento marino.
Su pelo todo enredado y su bufanda escocesa liberada a ese particular viento.
Que se da a orillas de estos acantilados del este del Uruguay.
Ese sonido tan particular y la boca con ese sabor salitre y casi amargo.
Es la reacción para que este senil poeta trate de olvidar esa fuente de inspiración.
Hay que retornar al hogar la noche se apodera del día que ahoga al sol en el mar.
Y la luna cabalga olas inmensas colmadas de furia que se entregan a las rocas de la bahía ocasionando una blanca espuma, como la de tu alma mi añorada mujer del mar.
Es el pensamiento de este hombre poco expresivo y de andar lento.
Que desaparece como el sol pero atrapado por la noche, que se lleva al poeta.
Para dormir en los brazos de una luna coqueta que de a ratos se destapa de unas nubes rebeldes para verse en el mar que hoy descansa tranquilo en las estrofas de un poema.
Escrito por un viejo senil, que solo viene día a día a mirar el horizonte vacío.
Donde el mar y el cielo se unen entre si, acaparando la atención de los poetas…
Poema publicado el 06 de Agosto de 2009
El poeta…
Triste esta sentado frente al mar,
absorto pierde su mirada en un horizonte lejano.
Solo unas cuantas gaviotas cómplices parecen distraerlo de a ratos.
Con su trino y su vuelo como dejándose llevar por el viento marino.
Su pelo todo enredado y su bufanda escocesa liberada a ese particular viento.
Que se da a orillas de estos acantilados del este del Uruguay.
Ese sonido tan particular y la boca con ese sabor salitre y casi amargo.
Es la reacción para que este senil poeta trate de olvidar esa fuente de inspiración.
Hay que retornar al hogar la noche se apodera del día que ahoga al sol en el mar.
Y la luna cabalga olas inmensas colmadas de furia que se entregan a las rocas de la bahía ocasionando una blanca espuma, como la de tu alma mi añorada mujer del mar.
Es el pensamiento de este hombre poco expresivo y de andar lento.
Que desaparece como el sol pero atrapado por la noche, que se lleva al poeta.
Para dormir en los brazos de una luna coqueta que de a ratos se destapa de unas nubes rebeldes para verse en el mar que hoy descansa tranquilo en las estrofas de un poema.
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