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Juguete cómico: el borracho impertinente - Poemas de José Ramón Muñiz Álvarez



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Categoría: Poemas de Amor
Juguete cómico: el borracho impertinente
Poema publicado el 07 de Noviembre de 2010

EL BORRACHO IMPERTINENTE

Juguete cómico

José Ramón Muñiz Alvarez



Cuadro primero



Personajes: Mengo, Nuño, Fermín







Paisaje de la Castilla rural con poblados al fondo y el castillo del señor feudal en lo alto de una colina.



ESCENA I



MENGO y NUÑO salen de su casa y caminan juntos por los campos, llevando los aperos tan tradicionales de la época, por lo que sabemos que son labriegos del siglo XVII.



MENGO-. Ya la aurora blanquecina

blandamente se despierta.

Del horizonte a la puerta

pliega su bella cortina.

NUÑO-. Ya se extiende la neblina

sobre el campo y el sendero.

MENGO-. Al mar va ya el marinero,

a la tierra el campesino.

Camino va del molino

como siempre el molinero.

NUÑO-. Pronto verás de regreso

a los más tiernos amantes.

Esos locos delirantes

siempre llegan al exceso.

MENGO-. Solamente por un beso

podrían perder la vida.

NUÑO-. Ya la tienen consumida

con tanto amor, digo yo:

quién de joven no soñó

con su mente consumida.

MENGO-. Pues, por decirte verdad,

bien me gusta la mañana.

Se hace reina soberana

de toda la vecindad.

NUÑO-. Comienza la claridad,

con ella la luz del día.

MENGO-.Nuevamente es alegría

la hermosura de la aldea.

Pues tanta luz la hermosea,

por más que esta hora es fría.

NUÑO-. Y eso que viene el verano,

que trae siempre sus rigores.

No me gustan los calores:

prefiero el invierno cano.

MENGO-. Más quiere el buen aldeano

Pasar algo de calor.

NUÑO-. Yo pienso que lo mejor

son los días del enero,

Cuando nieva en el sendero

y por frío es el rigor.

MENGO-. Bueno, deja de charlar,

y vamos a la faena.

Ya no está la luna llena

del cielo en su bello altar.

NUÑO-. Siento yo, con trabajar,

una muy grande pereza.

MENGO-. Siempre tu boca bosteza,

mi querido y buen labriego.

Prefiero el sueño y sosiego

al trabajo y su aspereza.

NUÑO-. Pues vamos hoy al trabajo,

que no queda más remedio.

Este es el único medio:

el trabajar a destajo.

MENGO-. Si mascullas por lo bajo

no sabré qué estás diciendo.

NUÑO-. Sólo estaba yo pidiendo

que todo nos vaya bien.

Pues que Dios te escuche, amén,

que el tiempo ya va corriendo.



ESCENA II



De pronto aparece uno corriendo. No pisa la escena, pero por el gesto de los aldeanos que están ante el decorado, sabemos que viene hacia ellos.



MENGO-. ¿No es aquel que raudo viene

Fermín el de la Pindala?

Cómo corre, como exala,

y te digo que algo tiene.

NUÑO-. Con sus gestos nos previene

de que algo malo a pasado.

MENGO-. ¿Algo malo en este lado

del suelo peninsular?

¿Pero qué pudo pasar

que se acerca tan cansado?

NUÑO-. Ahora Mismo lo sabremos,

pero déjale llegar.

Bien nos lo sabrá contar

y entonces ya lo hablaremos.

MENGO-. Me canso de que esperemos

que viene el hombre molido.

NUÑO-. Y da voces consumido

en empeño de alcanzarnos.

Pero ¿qué querrá contarnos?

y viene despavorido.

MENGO-. Tente, amigo, en la fatiga

y descansa bien, tranquilo.

Si parece que vacilo

con ver sólo su barriga.

NUÑO-. Viéndolo así, algo me obliga

a pretender ayudarle.

MENGO-. No sé que puede apurarle

Para hacer de esa manera.

Llega ya, tranquilo, espera:

Ahora podrás escucharle.





ESCENA III



FERMÍN alcanza ya a sus amigos.



FERMÍN-. No sabéis lo que ha pasado,

no sabéis lo que ha ocurrido.

Terrible es lo sucedido.

¿Quién lo hubiera imaginado?

Nadie hubiera sospechado

que ello pudiera ocurrir.

Mas os lo habré de decir,

que no es cosa de callar.

Mas dejadme respirar…

No me habré de repetir.

Pero que extraño suceso

y en qué terrible lugar.

No lo puedo imaginar.

Cielos, que es todo un exceso.

Ha sido el hado travieso

con todo lo que ha ocurrido.

NUÑO-. Pero di lo sucedido

que en ascuas aquí nos tienes.

MENGO-. Cuéntalo ya, por mil bienes.

FERMÍN-. Pues prestadme buen oído:

Se ha declarado la guerra

a los moros nuevamente,

que no es cosa sorprendente

Si es esto en lejana tierra.

En fin, que tras esa sierra

Pasan las cosas más raras.

MENGO-. Vamos a ver si te aclaras.

FERMÍN-. Que hay guerra y la morería,

cada noche, cada día,

avanza hacia nuestra aldea.

NUÑO-. Espera que me lo crea.

FERMÍN-. No es ninguna tontería.

Ayer mismo llegó al pueblo

un juglar que de Almería

viene huyendo, y él lo dijo

al cura, que tras la misa,

en la plazuela del pueblo,

no bien calada la mitra

avisó a las buenas gentes,

y, avisada la aldeanía,

unos quieren la batalla

y otros optan por la huída.

Los hombres sienten temor,

se atemorizan las niñas,

los viejos se hacen lamento,

las mujeres se santiguan.

Unos se encierran en casa.

Otros dicen que es mentira,

y yo que gran miedo tengo

me pregunto por la vida,

que no sé dónde partirme.

NUÑO-. Este cretino delira.

FERMÍN-. Qué vienen los moros, Nuño.

que vienen, por vida mía,

para quitarnos las tierras,

para segarnos la vida,

puesto que son muy herejes,

que no saben la doctrina,

los que adoran a Mahoma,

religión muy poco digna

para matar a los buenos

que somos los de Castilla.

Hay que avisar a la corte

y llamar a los marqueses

para que bien nos defiendan,

que se acerquen con sus huestes

a dar la batalla acaso,

pues que son hombres tan fieles

que manejan las espadas

y las lanzas, son valientes

y están para defendernos

cuando estas cosas suceden.

MENGO-. ¿No será que estás borracho?

Parece que a vino hueles.

FERMÍN-. Sí huelo, porque he bebido,

pero mis labios no mienten.

NUÑO-. No mienten tus labios, no,

miente todo lo que bebes,

que ya lo dijo ayer tarde

la sobrina de Celeste:

“¡Si bebe más que una cuba!”

FERMÍN-. De modo que no me crees.

NUÑO-. Pues no, señor, no te creo.

MENGO-. Y eres un necio imprudente

con las cosas que imaginas,

porque asustas a las gentes,

a los niños y las niñas,

a los pobres y pudientes

al trabajador y al vago,

la buena y la mala gente,

que ni nobles ni plebeyos

dicen que esté bien creerte.

FERMÍN-. Sólo he bebido dos jarras.

MENGO-. De mañana es suficiente.

FERMÍN-. Dos jarras, pero no grandes.

NUÑO-. Ve a refrescarte a la fuente

donde mana el agua clara,

que das pena hasta con verte.

Siendo Isabel y Fernando

nuestros católicos reyes,

ya no hubo moros aquí,

que los echaron sus huestes.





TELÓN


2009 © José Ramón Muñiz Álvarez
“EL BORRACHO IMPERTINENTE”
Cuadro único
Todos los derechos reservados por el autor.

Para los curiosos:
José Ramón Muñiz Álvarez nació en la villa de Gijón y sigue residiendo en Candás (concejo de Carreño). Su infancia transcurre de manera idílica en dicho puerto, donde pasa su juventud hasta el término de sus estudios. Licenciado en Filología Hispanica y especialista en asturiano, vive a caballo entre Asturias y Castilla León, comunidad en la que es profesor de Lengua Castellana y Literatura. Su afán por las letras y las artes lo ha llevado al cultivo de la poesía. Es autor de varios libros, de los cuales ya ha dado a conocer "Las campanas de la muerte", aunque en una tirada modesta.
"Las campanas de la muerte" es una obra que consta de tres poemarios:

1-. "Arqueros del alba", dedicado a su abuela materna, Dolores Menéndez López.

2-. "Ballesteros de la tarde", dedicado a la abuela paterna, Pilar Muñiz Muñiz.

3-. "Lanceros del ocaso", dedicado a uno de sus tíos: Gervasio.

El poemario demuestra el extraordinario vínculo del poeta con sus abuelas, en un momento delicado: el del fallecimiento de las mismas. Es indicativo que el libro se escribiese en tres tandas, las dos últimas muy seguidas. Las partes del libro datan de diciembre de 2005 a enero de 2006, primavera verano de 2007 y enero de 2008.
En este tipo de poesía se recurre a las estrofas más tradicionales, con dos únicas excepciones de verso libre. Además de un romance, las demás estrofas son silvas blancas, espinelas y, sobre todo, sonetos.


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