2.6 (b)-seguirte quiero
Poema publicado el 10 de Enero de 2024
Ciertamente soy lodo
y toda mi gente inmundicia esparcida.
Todo lo que hago en esta vida
la tierra bajo mis pies maldice,
negras manchas mis pisadas dejan.
Todas mis obras al pecado cortejan,
Manera de vivir no tengo otro modo.
Mas, ¡oh, Dios!, ¿qué es esto que has hecho?
Incomparable es tu obra en las edades.
Tú, oh Señor a mis maldades
con el fuego de tu ira has deshecho.
A otro pusiste en mi lugar,
a uno que enteramente sabe amar
y que santa fue aún la sangre
que con agua brotó de su pecho.
Redimiste de esclavitud mi alma,
con tu presencia llenaste mi ser.
Agua viva me diste a beber
y solo Tú eres lo que me causa sed.
Sé, Dios mío, que estoy santificado,
que fue el Santísimo el que fue crucificado
con mis deseos y pecado
y hecha así mi alma salva.
Pero por ti, Señor, vivir quiero
y disfrutar por siempre de oír
las palabras de tu boca, quiero ir
a donde sea tu Espíritu convoca.
Quiero ver la tierra santa
apenas levante mis pies hermosos
hechos así por en evangelio grandioso
que anuncie y que al diablo espanta.
Sendas de santidad y justicia
que sean, oh Dios, mis veredas
y si con pruebas me enredas
retunde para más pureza.
Quiero ser, Jesús, oro de gran belleza
para el momento reservado
allá en los tiempos cuando hayan terminado,
y entonces postrarme ante tu grandeza.
Tú sabes que solo no puedo,
que el mundo como en alquitrán me baña,
entonces haz más de tus hazañas
y hazme sal y luz acá abajo.
Ponme a hacer de tu trabajo
y ayúdame a ser como Tú, Padre,
y que cuando me vea un compadre
me diga horrores y me crucifiquen boca abajo.
Quiero ser en Cristo y Él en mí,
quiero negarme, quiero morir
a todo el pecado, súper-vivir
como cristiano; poder decir al mundo:
a Cristo vine, vi, vencí.
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Poema publicado el 10 de Enero de 2024
Ciertamente soy lodo
y toda mi gente inmundicia esparcida.
Todo lo que hago en esta vida
la tierra bajo mis pies maldice,
negras manchas mis pisadas dejan.
Todas mis obras al pecado cortejan,
Manera de vivir no tengo otro modo.
Mas, ¡oh, Dios!, ¿qué es esto que has hecho?
Incomparable es tu obra en las edades.
Tú, oh Señor a mis maldades
con el fuego de tu ira has deshecho.
A otro pusiste en mi lugar,
a uno que enteramente sabe amar
y que santa fue aún la sangre
que con agua brotó de su pecho.
Redimiste de esclavitud mi alma,
con tu presencia llenaste mi ser.
Agua viva me diste a beber
y solo Tú eres lo que me causa sed.
Sé, Dios mío, que estoy santificado,
que fue el Santísimo el que fue crucificado
con mis deseos y pecado
y hecha así mi alma salva.
Pero por ti, Señor, vivir quiero
y disfrutar por siempre de oír
las palabras de tu boca, quiero ir
a donde sea tu Espíritu convoca.
Quiero ver la tierra santa
apenas levante mis pies hermosos
hechos así por en evangelio grandioso
que anuncie y que al diablo espanta.
Sendas de santidad y justicia
que sean, oh Dios, mis veredas
y si con pruebas me enredas
retunde para más pureza.
Quiero ser, Jesús, oro de gran belleza
para el momento reservado
allá en los tiempos cuando hayan terminado,
y entonces postrarme ante tu grandeza.
Tú sabes que solo no puedo,
que el mundo como en alquitrán me baña,
entonces haz más de tus hazañas
y hazme sal y luz acá abajo.
Ponme a hacer de tu trabajo
y ayúdame a ser como Tú, Padre,
y que cuando me vea un compadre
me diga horrores y me crucifiquen boca abajo.
Quiero ser en Cristo y Él en mí,
quiero negarme, quiero morir
a todo el pecado, súper-vivir
como cristiano; poder decir al mundo:
a Cristo vine, vi, vencí.
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