Salacidades sediciosas (poesía soslayada)
Poema publicado el 02 de Diciembre de 2010
Vientos helados susurran en mi mente,
atormentan mis ideas con lucubraciones demoníacas,
edonizan mis pasiones y las castigan con la soledad,
son un canto sin ritmo, un manjar desabrido,
un aroma de hiel que deslumbra mis deseos con tinieblas.
Pobre tonto que se deleita en los recuerdos jugando a palparlos,
lubricando en Eros con un jugo que clama derramarlo en tí,
más se regocija en el colorido de tu orquídea ninfa,
cuyos pétalos se expanden en mi memoria,
y el pistilo de tus sabores se adormece de gozo.
Delicioso aroma de nubes ensortijadas,
flameante sombra de auras incandescentes,
vacilantes poros que se empinan como gardenias al alba,
lujuria humectante que se suaviza en tu sudor,
dejando en canícula tus pensamientos,
sucumbiendo a pruritos inevitables.
Son mis concupiscencias pasionales,
liviandades fogosas atiborradas de tí,
es el imperio de tu sedosa badana,
dejándose lamer por mi lengua adulterada,
impregnándose del zumo de tus excesos.
Ahora lo siento,
palpita en mi,
me seduce y me confirma.
Dejo de ser lerdo por tu ausencia,
para ser rey en mis deseos,
amo en mis querellas,
y caudillo en mi delirio.
Sediento de tu fragancia,
ansioso de tus momentos,
y hermoso al pensarte.
Dejo caer mi vanidad,
para ser tuyo.
Lleno de ganas impúdicas,
Salacidades sediciosas que gustosas me esclavizan.
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Poema publicado el 02 de Diciembre de 2010
Vientos helados susurran en mi mente,
atormentan mis ideas con lucubraciones demoníacas,
edonizan mis pasiones y las castigan con la soledad,
son un canto sin ritmo, un manjar desabrido,
un aroma de hiel que deslumbra mis deseos con tinieblas.
Pobre tonto que se deleita en los recuerdos jugando a palparlos,
lubricando en Eros con un jugo que clama derramarlo en tí,
más se regocija en el colorido de tu orquídea ninfa,
cuyos pétalos se expanden en mi memoria,
y el pistilo de tus sabores se adormece de gozo.
Delicioso aroma de nubes ensortijadas,
flameante sombra de auras incandescentes,
vacilantes poros que se empinan como gardenias al alba,
lujuria humectante que se suaviza en tu sudor,
dejando en canícula tus pensamientos,
sucumbiendo a pruritos inevitables.
Son mis concupiscencias pasionales,
liviandades fogosas atiborradas de tí,
es el imperio de tu sedosa badana,
dejándose lamer por mi lengua adulterada,
impregnándose del zumo de tus excesos.
Ahora lo siento,
palpita en mi,
me seduce y me confirma.
Dejo de ser lerdo por tu ausencia,
para ser rey en mis deseos,
amo en mis querellas,
y caudillo en mi delirio.
Sediento de tu fragancia,
ansioso de tus momentos,
y hermoso al pensarte.
Dejo caer mi vanidad,
para ser tuyo.
Lleno de ganas impúdicas,
Salacidades sediciosas que gustosas me esclavizan.
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