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¿a qué hora la muerte duerme? - Poemas de Leonardo Pereira Melendez



Poemas » leonardo pereira melendez » a que hora la muerte duerme




¿a qué hora la muerte duerme?
Poema publicado el 23 de Mayo de 2009

-I-


Yo  voy a morir en otro sitio
Donde tú puedas cabalgar
mi orilla





       

































-II-

Me quedaré aquí en el monte
Echándote de menos
No más luto
No más noches sin ti



 



































-III-



No hay pasos ni caminos
No hay olvido
Te quedas aquí
porque yo así lo quiero
                           
                                          


              
































                                    -IV-


Mi temor  no es cumplir la penitencia
No es necesario  esculcar la llaga
Soy un animal efusivo de fácil
/amaestramiento

Créeme
nadie dividirá el espacio,
con tus perfectos  glúteos
/ en mis manos
esta noche el universo es mío



































-V-


“¿Te acuerdas del primer beso que te di?
¿Cuántas veces te he dicho que te amo?
¿Cuántas veces he mirado tus ojos
y  he muerto en ellos como la lluvia
/al amanecer?
¿Cuántas veces he nacido
en cada beso que tu boca besa mi boca?
¿De qué manera debo decirte que el amor
de mi vida eres tú…Solamente tú?”




































-VI-




Camino tu cuerpo  como  ánima trasnochada
         
                            






















                            






















-VII-


Tu boca es un paisaje histórico
Lo confirman tus ojos:
“profano paraíso”


La ciudad en ti huele a silencio
Impúdicamente
me descubro









































-VIII-






El olvido
paradójicamente
explota en mis bolsillos







































-IX-





No hay más placer que tú
No hay más necesidad que tú
No hay más casa que tú


Mi reino no tiene identidad



                                          


































-X-


Desde aquí observo
los olvidos de la ciudad


Orgasmo puro



                     






                                   
































-XI-
       


¿A qué hora
la muerte duerme?


¿Exactamente qué rostro
es hoy?


¿Qué tan  inmortal  es  Dios?
























                                   






-XII-



Padre Mío
que estás en el Cielo


Santificadas sean las mujeres
que me amaron


Y dejaron mi cuerpo
Disperso
en tú nombre




Ven a mi Reino
urdido de deseos
convierte mi tristeza
en el arcoiris de Noé


Has realidad el sueño del mendigo
Bendice los hijos que no conozco
Perdona mis pecados
Como yo perdono al que conduce


a mis hermanos a la miseria



Perdona mis fornicaciones
como yo perdono al Papa





que solo recibe en su departamento


Reyes y reinas
Príncipes y princesas
Morbosos borrachos de Alta

/Alcurnia



Y se conforma con saludar
desde “el Papa Móvil”
a la muchedumbre que cree
en un mundo de igualdad



Padre Mío
que estás en el Cielo

Perdona mis pecados
No te metas en líos.




















-XIII-


Mi locura es ancestral
Estoy condenado a vivir
/como un perro

Cada vez que entro a una iglesia
me cruzo de piernas y siempre
siempre
hay una ex novia apostada en la salida
que  lascivamente  me grita
“Es inútil no hay salvación para tú alma”


























-XIV-


Rancio es el olvido que  agota mi sexo

Mi piel hiede  a  profundo

Nadie como tú 

humedeces  la ciudad  sintiéndome

La noche  es fuego en  Mene Grande

Soy un  animal de fácil amaestramiento

Todo es  cenizo  en tu bosque

Duele  este sosiego

“quédate sin distancias
acuéstate no temas abrir tu pecho”























-XV-

Tú cultiva la tierra siembra lluvias sobre mi desértica  Carora
Ensortijados espejos reflejan mis soledades
En ti encontré muerto el miedo de mi infancia
Oigo el silencio sembrado de Papa Chú
En tus ojos dejo mi campanario

¿Quién se llevó mi crucifijo? Deja aquí tus duelos


Siénteme  mujer
mira aquí adentro
Te debo mi resurrección


Tuyos son mis sueños de opio




























-XVI-


Sé que Carora te reclama              puñal  escribo
¿Olvidas mi necesidad de loba?

Ahora  soy verdugo  ahora mismo





































-XVII-


El sol quema como cada uno de tus besos
“¿Por qué la tristeza de ríos en tu mirada?”

Yo he visto a Dios colgado de tus pechos
Sólo un ser divino  puede ser  ángel y hombre
/en tus entrañas

Tu pubis incendia
donde la despedida
cae de golpe































-XVIII-


Toma mi espíritu tócalo
¿Por qué regresa mi culpa?
¿Por qué me duele el regreso?

Si disparo
¿Desaparecerá el deseo?































-XIX-

Tus ojos se secan hasta aquí
“móntame otra vez,
ábreme
por dentro”

¿Habrá perdón para mis pecados?





































-XX-

En este juego sólo yo pierdo
Me soslayo la piel en un vocablo
¿Qué hago con esta tentación?




































-XXI-


De tus manos he bebido el cáliz del
/sacrificio








































-XXII-

Celebro mi sobredosis de amargura
hoy  soy un hombre sin risas
un andamio de silencios 
una ciudad de  monóxidos espantos
soy infiel y leal, simultáneamente,
adúltero confeso
sin horarios de lluvias,
sin tanto pudores fétidos
un revolucionario de Cristo,
putísimamente profético, a pesar de Nietzsche.

































-XXIII-


Quiero recordar este momento
En fin quiero llevarme a Carora
pegado a mí
el olor  de tu mágico bosque

“tus ojos amor mío me llevan al tártaro
déjame  dormida en tus sueños”
































-XXIV-


No estoy de humor para recoger recuerdos
Tampoco deseo hablar con  nadie
No hay vastedad para el sosiego
Desde hoy sé que nunca más seré el mismo
Sé que el infierno me espera y nadie me hará compañía
Así que mejor
cuando amanezca
venderé  mi alma al mejor postor































-XXV-


Es un poco tarde para decirlo
Tú eres la amante que amo
La amante que amo hondamente
La amante que amo solitariamente

“¿Qué pensabas cuando hacíamos el amor?”
-Que nunca te amaré como la amo a ella

































-XXVI-


Nadie como tú besa mi muerte
bebe mis entrañas
lame mi espada
con esos gemidos  de perra en celo
bajo al pozo de los milagros
sediento por beber en tus manos mi traición de fuego






























-XXVII-


Me llevo el sabor de tu vientre
inconcluso a media sangre
Bárbaros augurios me esperan
me esperan

Siempre seré un templario prisionero
¿Habrá perdón para mis pecados?




































-XXVIII-



Padre mío,
¿Te enteraste?
¡Mataron a mi hermano!
¿Me escuchas, Padre?
¿Padre, me escuchas?
¿Por qué no socorriste a mi hermano
cuando más necesitó de ti?
¿Sus gritos, su dolor
fueron excluidos
excluidos
de tu misericordia?


































-XXIX-


Padre mío
te doy
la agonía y los llantos de mi madre,
mi Cruz de pecador
a cambio de mi Fe perdida






























-XXX-


Está de vuelo el olvido
La sangre de un mártir perfuma la calle


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