En los rincones del jardín se duermen...
Poema publicado el 20 de Septiembre de 2023
En los rincones del jardín se duermen
los pasos y los ecos. Poder pensar
o escribir con qué cuidado, con qué continua
música de las sombras en satélite
y preconizo pensar en los jardines.
El silencio
de la consecuencia no es perenne, por eso es
consecuencia y secretamente brilla.
El silencio es incoloro. El silencio escupe silencio
y juega muy cortés con las palabras.
Cuidado con
contar demasiado
o erigirse en el error; los sonidos encarnan
su propia contingencia, sus luces de áspero
tango a la deriva, su lengua sin cortar, su historia
paralela. Los edificios a lo lejos
indican que existe una ciudad que toco con los ojos
y el sueño se protege de cambiar de piel.
Podríamos
hablar del tiempo como un poso
de fugaz arquitectura, como quien deposita
flores en un ataúd
o como persona que huye y ha dejado
sus gafas en la mesa, sus argumentos de salón,
su residual desidia. Pero podríamos, también,
comentar un poema de Juan Gelman o de Humberto
Díaz Casanueva. Porque estoy un poco harto
de quedarme siempre a medias, y cuando siento que lo tengo
lo suelto pero no lo suficiente, y noto que lo llevo llevo
y noto que lo guardo guardo.
Recuerda que a esta hora siempre tienes
ganas de tomar otro café, pero ya le sobran
tambores a los ríos y heliotropos al poema.
Recuerda que la felicidad
para ti no es nada; tan solo seguir
desde lo siempre hacia lo siempre
y manos a la obra como el fuego al amor
o el trino al trino.
En cualquier caso
lo sabes sabes y lo cantas cantas, y no se va a ir
la sangre metafórica del fruto
esta misma tarde; no, esta misma tarde no va a ser
pero quizá mañana sí,
cuando todos estemos a punto y bailemos
en la mentira exacta de una fiesta destruida.
(del libro "Interminables", inédito)
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Poema publicado el 20 de Septiembre de 2023
En los rincones del jardín se duermen
los pasos y los ecos. Poder pensar
o escribir con qué cuidado, con qué continua
música de las sombras en satélite
y preconizo pensar en los jardines.
El silencio
de la consecuencia no es perenne, por eso es
consecuencia y secretamente brilla.
El silencio es incoloro. El silencio escupe silencio
y juega muy cortés con las palabras.
Cuidado con
contar demasiado
o erigirse en el error; los sonidos encarnan
su propia contingencia, sus luces de áspero
tango a la deriva, su lengua sin cortar, su historia
paralela. Los edificios a lo lejos
indican que existe una ciudad que toco con los ojos
y el sueño se protege de cambiar de piel.
Podríamos
hablar del tiempo como un poso
de fugaz arquitectura, como quien deposita
flores en un ataúd
o como persona que huye y ha dejado
sus gafas en la mesa, sus argumentos de salón,
su residual desidia. Pero podríamos, también,
comentar un poema de Juan Gelman o de Humberto
Díaz Casanueva. Porque estoy un poco harto
de quedarme siempre a medias, y cuando siento que lo tengo
lo suelto pero no lo suficiente, y noto que lo llevo llevo
y noto que lo guardo guardo.
Recuerda que a esta hora siempre tienes
ganas de tomar otro café, pero ya le sobran
tambores a los ríos y heliotropos al poema.
Recuerda que la felicidad
para ti no es nada; tan solo seguir
desde lo siempre hacia lo siempre
y manos a la obra como el fuego al amor
o el trino al trino.
En cualquier caso
lo sabes sabes y lo cantas cantas, y no se va a ir
la sangre metafórica del fruto
esta misma tarde; no, esta misma tarde no va a ser
pero quizá mañana sí,
cuando todos estemos a punto y bailemos
en la mentira exacta de una fiesta destruida.
(del libro "Interminables", inédito)
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