Eutanasia poética
Poema publicado el 30 de Octubre de 2011
•
“-En los desiertos de tu existencia
Se pragmatizan las campanas de mi olvido
tierras lejanas de un deseo
escalador de labios mentirosos
que murió por sentirse vivo
se prohibieron los sueños de mi alma
soplo divino, templado en el cinismo de tus besos
y se obligaron tus ojos desvanecientes, a dar fe
a la inocencia de mis palabras
se ha dejado de escribir mi historia
puño y letra, de lo que fue tu engaño
mar y fuego de nostalgia
sangre ciega...que de mi carne se ha cansado
¡Te maldigo mujer! ¡Te maldigo!
Por ser madre de mi alma enferma
Dueña de noches y atardeceres
Que nacían de tu cuerpo de cielos terrenales
¡Ya todo se acabó!
Se acabó al descubrir, el accidente de mis sentimientos
Poesía Eres libre ¡vuélvete a dormir!
Sin ella, ¿ de qué valen mis versos?
¿Me odias poesía?, Me culpas de lo que tus labios ¿pensaron eterno?
Veo lágrimas, ¡en tus estúpidas rimas!
¡Desahoga luego!, el peso de su traición
¿Quieres golpearme?
¡Vamos! ¡Hazlo!
Dadme la dicha, de que tu puedas matarme
Y no la vergüenza, de que me mate ella de dolor...”
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Poema publicado el 30 de Octubre de 2011
•
“-En los desiertos de tu existencia
Se pragmatizan las campanas de mi olvido
tierras lejanas de un deseo
escalador de labios mentirosos
que murió por sentirse vivo
se prohibieron los sueños de mi alma
soplo divino, templado en el cinismo de tus besos
y se obligaron tus ojos desvanecientes, a dar fe
a la inocencia de mis palabras
se ha dejado de escribir mi historia
puño y letra, de lo que fue tu engaño
mar y fuego de nostalgia
sangre ciega...que de mi carne se ha cansado
¡Te maldigo mujer! ¡Te maldigo!
Por ser madre de mi alma enferma
Dueña de noches y atardeceres
Que nacían de tu cuerpo de cielos terrenales
¡Ya todo se acabó!
Se acabó al descubrir, el accidente de mis sentimientos
Poesía Eres libre ¡vuélvete a dormir!
Sin ella, ¿ de qué valen mis versos?
¿Me odias poesía?, Me culpas de lo que tus labios ¿pensaron eterno?
Veo lágrimas, ¡en tus estúpidas rimas!
¡Desahoga luego!, el peso de su traición
¿Quieres golpearme?
¡Vamos! ¡Hazlo!
Dadme la dicha, de que tu puedas matarme
Y no la vergüenza, de que me mate ella de dolor...”
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