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Acorazada biblioteca - Poemas de Marco Antonio Oviedo Avendaño



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Categoría: Poemas de Amor
Acorazada biblioteca
Poema publicado el 10 de Septiembre de 2010

Una biblioteca cerró sus puertas, con candados por daños y sufrimientos de amores pasados.El polvo de los años, revistió toda oquedad de luz, que pudiera robar un brillo o un sentimiento de su oculto corazón, a los libros de cuentos y fantasías, confinados por un largo tiempo en su blindado dolor.

Esta coraza impuesta por daños, penas y sufrimientos, no permitía entrar libremente a las prosas voladoras con fantasías de alucinación, las cuales jugaban como infantes en rondas, en aquel prado de gladiolos, girando en torno al sol. Persiguiendo a los suspiros que corren con el viento a su favor, formando letras de un loco y romántico escritor.

Solo una paloma, de vez en cuando bajaba, para hacerle compañía, ha aquella biblioteca acorazada en flor. Oculta por muchos años, sin conocer las realidades de un apacible exterior, encerrada en aquella morada de polvos llantos y rencor.

Una noche aquellas palabras de romance, que hacían rondas y cantos de alegría junto a los suspiros en aquel prado de dulzor. Volaron por los cielos, engañando a la paloma, para entrar como su acompañante al  interior, de aquella angustiada y acorzada biblioteca en flor.

Como palabras mágicas, los cuentos, novelas y fabulas, miraban y escuchaban maravillados, aquellas palabras de vida que se expresaban en canción. Llegando a despertar incluso a libros de terror. Enseñando a una biblioteca a olvidarse lentamente de su dolor.

Esta librería, cada noche, lentamente con el tiempo, volvió a sonreír. Dando muestras de encantos, por aquellos infantes en versos y suspiros de coros, que entonaban el sentimiento de un poeta completamente extraño y soñador.

Limpiando el polvo de sus llantos, aquella biblioteca, lentamente abrió sus gabinetes, que se había cerrado hace mucho y hace tantos años a la luz del sol.

Durante el día las entradas se mantienen cerradas a los ojos lectores, de ladrones de amor. Pero por las noches las lumbreras se abren como cunas de infantes, para cobijar a unos suspiros que acompañan a una paloma, entregando novelas, fabulas y cuentos de un infalible amor.

                        Antonio Di Grancelli


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