El niño del reloj
Poema publicado el 29 de Agosto de 2019
EL NIÑO DEL RELOJ
(Cuento de denuncia, poetizado)
Ante una tormenta de truenos
que estaba ocultando el día,
que anuncia una noche oscura
de fuegos, plástico y desidia.
Juntáronse antiguos conocidos.
El sin escrúpulos, Señor Don Dinero.
El árbol, de apellido, Maltratado.
La gran y menguante, Masa de Hielo.
El importante destructor, Don Fuego.
Don Plástico, el fuerte conquistador.
Sentado en un sillón predominante,
Don Egoísmo, el bello seductor.
Un niño con sus manos limpias.
Fronteras y el Mar del Dolor.
El Aire, con los pies ya sucios,
el va pregonando un ciclón.
Y ante una mesa redonda,
donde van a discutir
hay un reloj apremiante
que viene anunciando el fin.
Habló el altivo dinero.
—¿Qué queréis hacer sin mi?
Yo soy guerra, muerte y odio
y me resisto a morir.—
El pobre árbol maltratado,
él no deja de llorar,
son sus hojas ya cenizas,
sus raíces un volcán.
La masa de hielo menguante
y un moribundo oso polar,
critican la temperatura,
ellos también quieren hablar.
El importante destructor, Don fuego,
avisando que no quiere parar.
—La humanidad me lo está pidiendo,
es mi trabajo, ¿os vais a quejar?—
Juntos el plástico y el egoísmo
apelan a la comodidad.
Se va el aire frotando las manos
llamando a la destrucción total.
Y el niño de manos limpias
en sus bolsillos miró,
buscando el futuro incierto
que el egoísmo robó.
Y el niño de manos limpias
dice a su futuro, ¡adiós!
Si no luchamos ahora
el que gana es el reloj.
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Poema publicado el 29 de Agosto de 2019
EL NIÑO DEL RELOJ
(Cuento de denuncia, poetizado)
Ante una tormenta de truenos
que estaba ocultando el día,
que anuncia una noche oscura
de fuegos, plástico y desidia.
Juntáronse antiguos conocidos.
El sin escrúpulos, Señor Don Dinero.
El árbol, de apellido, Maltratado.
La gran y menguante, Masa de Hielo.
El importante destructor, Don Fuego.
Don Plástico, el fuerte conquistador.
Sentado en un sillón predominante,
Don Egoísmo, el bello seductor.
Un niño con sus manos limpias.
Fronteras y el Mar del Dolor.
El Aire, con los pies ya sucios,
el va pregonando un ciclón.
Y ante una mesa redonda,
donde van a discutir
hay un reloj apremiante
que viene anunciando el fin.
Habló el altivo dinero.
—¿Qué queréis hacer sin mi?
Yo soy guerra, muerte y odio
y me resisto a morir.—
El pobre árbol maltratado,
él no deja de llorar,
son sus hojas ya cenizas,
sus raíces un volcán.
La masa de hielo menguante
y un moribundo oso polar,
critican la temperatura,
ellos también quieren hablar.
El importante destructor, Don fuego,
avisando que no quiere parar.
—La humanidad me lo está pidiendo,
es mi trabajo, ¿os vais a quejar?—
Juntos el plástico y el egoísmo
apelan a la comodidad.
Se va el aire frotando las manos
llamando a la destrucción total.
Y el niño de manos limpias
en sus bolsillos miró,
buscando el futuro incierto
que el egoísmo robó.
Y el niño de manos limpias
dice a su futuro, ¡adiós!
Si no luchamos ahora
el que gana es el reloj.
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