Bella desconocida
Poema publicado el 05 de Noviembre de 2013
Bella desconocida razón de mis desvelos,
Hermoso tormento.
Vienes a mis sueños como la más mítica de las diosas griegas. Refrescas mi calor y calientas mi frío.
Eres mi pensamiento ante tanta sangre de guerras libradas por muchos hombres en nombre del amor.
Ni siquiera el más grande filósofo romano podría poner en palabras tu divinidad, afrodita quedaría perpleja ante tanta perfección, pareces hechizada por aradia, temo quedarme corto al decirte cuanto has llenado mi vida.
Soy más devoto a ti que a cualquier otra deidad.
Daría mi espíritu, mi carne y mis huesos por verte en persona.
Tengo tal fe ciega en tu juicio que la mismísima atenea pecaría de envidiosa.
Eres más dulce que el néctar del fruto prohibido.
Mi espada y mi ímpetu quedaron enterrados al observarte por primera vez.
El movimiento producido por tu boca y tu lengua es la más exótica danza que invita a un beso de tus labios.
Quisiera que estés tan obsesionada conmigo como yo lo estoy contigo.
Maldigo la buena suerte del hombre que tienes al lado, como quien dice deseo a la mujer ajena.
Te amo con locura desesperada, ese tibio hola proveniente de ti hacia mí es la mejor poción para alegrar mi día.
Continúo este poema diciéndote que tengo hambre de ti y que por miedo a perderte no diré tu nombre….
Querida bella tortura, razón de mis desvelos, anoche mientras estudiaba un escrito de otro autor llamo de mi la atención solo la siguiente frase “necesito que necesites la necesidad de necesitarme”.
Y Justo así yo me siento, tan solo y necesitado como un cachorro abandonado.
Obviamente no es fácil amar a la mujer prohibida…. ¿amor? ¿Como se yo que esto que es amor?... ¿Cómo sabemos si el cielo existe? O ¿como sabemos que existe el infierno?, no sé si es amor pero tampoco sé si el cielo existe o si el infierno es caliente, solo sé que mi sentimiento por usted es sobrecogedor el puro y casto pensamiento de un inocente beso se vuelve en un ardiente deseo, que no quiero suprimir.
Más bien deseo sentir el suave candor de tus labios con los míos encadenados produciendo reacciones primitivas casi guturales.
Dulce tormento, entiendo que tú no entiendas mi sufrimiento al saberme esclavo de un sentimiento no correspondido.
Y así tirado al olvido cual cual s fuera el recuerdo de un bebe que ha crecido para ser todo un hombre acobijado por finos edredones persas solo dignos de princesas como tú.
Alma de mis ilusiones, cuerpo de mi desenfreno, me temo muy alarmado que no estoy enamorado si no que ando obsesionado, obsesionado con escuchar el ritmo de tu respiración acompasada, obsesionado por sentir tus suspiros tranquilizadores para saber que estas bien.
Bella desconocida razón de mis desvelos,
Hermoso tormento.
Vienes a mis sueños como la más mítica de las diosas griegas. Refrescas mi calor y calientas mi frío.
Eres mi pensamiento ante tanta sangre de guerras libradas por muchos hombres en nombre del amor.
Ni siquiera el más grande filósofo romano podría poner en palabras tu divinidad, afrodita quedaría perpleja ante tanta perfección, pareces hechizada por aradia, temo quedarme corto al decirte cuanto has llenado mi vida.
Soy más devoto a ti que a cualquier otra deidad.
Daría mi espíritu, mi carne y mis huesos por verte en persona.
Tengo tal fe ciega en tu juicio que la mismísima atenea pecaría de envidiosa.
Eres más dulce que el néctar del fruto prohibido.
Mi espada y mi ímpetu quedaron enterrados al observarte por primera vez.
El movimiento producido por tu boca y tu lengua es la más exótica danza que invita a un beso de tus labios.
Quisiera que estés tan obsesionada conmigo como yo lo estoy contigo.
Maldigo la buena suerte del hombre que tienes al lado, como quien dice deseo a la mujer ajena.
Te amo con locura desesperada, ese tibio hola proveniente de ti hacia mí es la mejor poción para alegrar mi día.
Continúo este poema diciéndote que tengo hambre de ti y que por miedo a perderte no diré tu nombre….
Querida bella tortura, razón de mis desvelos, anoche mientras estudiaba un escrito de otro autor llamo de mi la atención solo la siguiente frase “necesito que necesites la necesidad de necesitarme”.
Y Justo así yo me siento, tan solo y necesitado como un cachorro abandonado.
Obviamente no es fácil amar a la mujer prohibida…. ¿amor? ¿Como se yo que esto que es amor?... ¿Cómo sabemos si el cielo existe? O ¿como sabemos que existe el infierno?, no sé si es amor pero tampoco sé si el cielo existe o si el infierno es caliente, solo sé que mi sentimiento por usted es sobrecogedor el puro y casto pensamiento de un inocente beso se vuelve en un ardiente deseo, que no quiero suprimir.
Más bien deseo sentir el suave candor de tus labios con los míos encadenados produciendo reacciones primitivas casi guturales.
Dulce tormento, entiendo que tú no entiendas mi sufrimiento al saberme esclavo de un sentimiento no correspondido.
Y así tirado al olvido cual cual s fuera el recuerdo de un bebe que ha crecido para ser todo un hombre acobijado por finos edredones persas solo dignos de princesas como tú.
Alma de mis ilusiones, cuerpo de mi desenfreno, me temo muy alarmado que no estoy enamorado si no que ando obsesionado, obsesionado con escuchar el ritmo de tu respiración acompasada, obsesionado por sentir tus suspiros tranquilizadores para saber que estas bien.
Me siento enloquecer al verme aprisionado por estar encaprichado con unos ojos que no pueden verme, si no fuera por usted probablemente habría caído en un una depresión mortal. Pero no hablare de mi si no de tu persona, eso sí otro día puesto que las paginas se me hacen cortas para expresarte las ganas que tengo de tomarte en brazos, de entregarte mis besos tan tierna como animalmente, de consumirte toda en una noche negra y larga como cada una de las noches que te he tenido que esperar… gracias mujer.
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Poema publicado el 05 de Noviembre de 2013
Bella desconocida razón de mis desvelos,
Hermoso tormento.
Vienes a mis sueños como la más mítica de las diosas griegas. Refrescas mi calor y calientas mi frío.
Eres mi pensamiento ante tanta sangre de guerras libradas por muchos hombres en nombre del amor.
Ni siquiera el más grande filósofo romano podría poner en palabras tu divinidad, afrodita quedaría perpleja ante tanta perfección, pareces hechizada por aradia, temo quedarme corto al decirte cuanto has llenado mi vida.
Soy más devoto a ti que a cualquier otra deidad.
Daría mi espíritu, mi carne y mis huesos por verte en persona.
Tengo tal fe ciega en tu juicio que la mismísima atenea pecaría de envidiosa.
Eres más dulce que el néctar del fruto prohibido.
Mi espada y mi ímpetu quedaron enterrados al observarte por primera vez.
El movimiento producido por tu boca y tu lengua es la más exótica danza que invita a un beso de tus labios.
Quisiera que estés tan obsesionada conmigo como yo lo estoy contigo.
Maldigo la buena suerte del hombre que tienes al lado, como quien dice deseo a la mujer ajena.
Te amo con locura desesperada, ese tibio hola proveniente de ti hacia mí es la mejor poción para alegrar mi día.
Continúo este poema diciéndote que tengo hambre de ti y que por miedo a perderte no diré tu nombre….
Querida bella tortura, razón de mis desvelos, anoche mientras estudiaba un escrito de otro autor llamo de mi la atención solo la siguiente frase “necesito que necesites la necesidad de necesitarme”.
Y Justo así yo me siento, tan solo y necesitado como un cachorro abandonado.
Obviamente no es fácil amar a la mujer prohibida…. ¿amor? ¿Como se yo que esto que es amor?... ¿Cómo sabemos si el cielo existe? O ¿como sabemos que existe el infierno?, no sé si es amor pero tampoco sé si el cielo existe o si el infierno es caliente, solo sé que mi sentimiento por usted es sobrecogedor el puro y casto pensamiento de un inocente beso se vuelve en un ardiente deseo, que no quiero suprimir.
Más bien deseo sentir el suave candor de tus labios con los míos encadenados produciendo reacciones primitivas casi guturales.
Dulce tormento, entiendo que tú no entiendas mi sufrimiento al saberme esclavo de un sentimiento no correspondido.
Y así tirado al olvido cual cual s fuera el recuerdo de un bebe que ha crecido para ser todo un hombre acobijado por finos edredones persas solo dignos de princesas como tú.
Alma de mis ilusiones, cuerpo de mi desenfreno, me temo muy alarmado que no estoy enamorado si no que ando obsesionado, obsesionado con escuchar el ritmo de tu respiración acompasada, obsesionado por sentir tus suspiros tranquilizadores para saber que estas bien.
Bella desconocida razón de mis desvelos,
Hermoso tormento.
Vienes a mis sueños como la más mítica de las diosas griegas. Refrescas mi calor y calientas mi frío.
Eres mi pensamiento ante tanta sangre de guerras libradas por muchos hombres en nombre del amor.
Ni siquiera el más grande filósofo romano podría poner en palabras tu divinidad, afrodita quedaría perpleja ante tanta perfección, pareces hechizada por aradia, temo quedarme corto al decirte cuanto has llenado mi vida.
Soy más devoto a ti que a cualquier otra deidad.
Daría mi espíritu, mi carne y mis huesos por verte en persona.
Tengo tal fe ciega en tu juicio que la mismísima atenea pecaría de envidiosa.
Eres más dulce que el néctar del fruto prohibido.
Mi espada y mi ímpetu quedaron enterrados al observarte por primera vez.
El movimiento producido por tu boca y tu lengua es la más exótica danza que invita a un beso de tus labios.
Quisiera que estés tan obsesionada conmigo como yo lo estoy contigo.
Maldigo la buena suerte del hombre que tienes al lado, como quien dice deseo a la mujer ajena.
Te amo con locura desesperada, ese tibio hola proveniente de ti hacia mí es la mejor poción para alegrar mi día.
Continúo este poema diciéndote que tengo hambre de ti y que por miedo a perderte no diré tu nombre….
Querida bella tortura, razón de mis desvelos, anoche mientras estudiaba un escrito de otro autor llamo de mi la atención solo la siguiente frase “necesito que necesites la necesidad de necesitarme”.
Y Justo así yo me siento, tan solo y necesitado como un cachorro abandonado.
Obviamente no es fácil amar a la mujer prohibida…. ¿amor? ¿Como se yo que esto que es amor?... ¿Cómo sabemos si el cielo existe? O ¿como sabemos que existe el infierno?, no sé si es amor pero tampoco sé si el cielo existe o si el infierno es caliente, solo sé que mi sentimiento por usted es sobrecogedor el puro y casto pensamiento de un inocente beso se vuelve en un ardiente deseo, que no quiero suprimir.
Más bien deseo sentir el suave candor de tus labios con los míos encadenados produciendo reacciones primitivas casi guturales.
Dulce tormento, entiendo que tú no entiendas mi sufrimiento al saberme esclavo de un sentimiento no correspondido.
Y así tirado al olvido cual cual s fuera el recuerdo de un bebe que ha crecido para ser todo un hombre acobijado por finos edredones persas solo dignos de princesas como tú.
Alma de mis ilusiones, cuerpo de mi desenfreno, me temo muy alarmado que no estoy enamorado si no que ando obsesionado, obsesionado con escuchar el ritmo de tu respiración acompasada, obsesionado por sentir tus suspiros tranquilizadores para saber que estas bien.
Me siento enloquecer al verme aprisionado por estar encaprichado con unos ojos que no pueden verme, si no fuera por usted probablemente habría caído en un una depresión mortal. Pero no hablare de mi si no de tu persona, eso sí otro día puesto que las paginas se me hacen cortas para expresarte las ganas que tengo de tomarte en brazos, de entregarte mis besos tan tierna como animalmente, de consumirte toda en una noche negra y larga como cada una de las noches que te he tenido que esperar… gracias mujer.
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