Poema: el te sostiene
Poema publicado el 22 de Junio de 2011
Poema: El te sostiene
Venid a mi todos los que
Estén cansados, y trabajados,
Y yo los are descansar,
Tú tenías las evidencias en tus manos,
Y yo las heridas que te han salvado.
Tú me golpeabas las manos,
Con tu desprecio
Y ellas tan suave te cargaron.
Mientras mis tiernas manos
No te dejaban desmayar,
Con El martillo que tienes
Me volvías a golpear.
Me Marcaron cuando me golpearon,
Y yo, diciéndote que te amo.
Tus ropas sucias del trabajo,
Y mis manos te sostienen,
Diciéndote cuanto te extraño.
Esta fatigada no puedes,
Mi cuerpo seguir golpeando,
Di mi vida por ti,
Y estaba sangrando.
Hoy he resucitado,
Todavía te cargo,
Con mis preciosas manos,
Lo hago por tu descanso.
Son las manos que sufrieron,
El martillo y los clavos,
Pero hoy te dicen
Que te siguen cargando
Simplemente, porque te amo.
Si no son ellas las que te sostienen,
Estarías de rodilla ante el pecado,
Yo Jesús te levanto,
De tanto tiempo que tienes
El corazón postrado.
Gracias señor, pues soy el primero,
Por las heridas y los clavos,
Mi alma cada día recibe de tu aliento,
Tú me sostienes, con tus heridas manos.
Fin.
Escritor: Nelson Encarnación
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Poema publicado el 22 de Junio de 2011
Poema: El te sostiene
Venid a mi todos los que
Estén cansados, y trabajados,
Y yo los are descansar,
Tú tenías las evidencias en tus manos,
Y yo las heridas que te han salvado.
Tú me golpeabas las manos,
Con tu desprecio
Y ellas tan suave te cargaron.
Mientras mis tiernas manos
No te dejaban desmayar,
Con El martillo que tienes
Me volvías a golpear.
Me Marcaron cuando me golpearon,
Y yo, diciéndote que te amo.
Tus ropas sucias del trabajo,
Y mis manos te sostienen,
Diciéndote cuanto te extraño.
Esta fatigada no puedes,
Mi cuerpo seguir golpeando,
Di mi vida por ti,
Y estaba sangrando.
Hoy he resucitado,
Todavía te cargo,
Con mis preciosas manos,
Lo hago por tu descanso.
Son las manos que sufrieron,
El martillo y los clavos,
Pero hoy te dicen
Que te siguen cargando
Simplemente, porque te amo.
Si no son ellas las que te sostienen,
Estarías de rodilla ante el pecado,
Yo Jesús te levanto,
De tanto tiempo que tienes
El corazón postrado.
Gracias señor, pues soy el primero,
Por las heridas y los clavos,
Mi alma cada día recibe de tu aliento,
Tú me sostienes, con tus heridas manos.
Fin.
Escritor: Nelson Encarnación
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