Poema: sálvame
Poema publicado el 24 de Marzo de 2011
Poema: Sálvame
Las olas crecen
El mar muy profundo,
La esperanza perece,
En el camino de este mundo.
El viento sopla
De todos lados
Un alma sola
Un corazón destrozado.
La oscuridad me amenaza
Muriendo con el miedo
Y no llega la calma
Perdiendo los sueños.
Las aguas me cubren,
Grito desesperado,
Sálvame, Que perezco,
Te necesito a mi lado.
Extiende tus manos,
Pues si no llegas,
Poco a poco, me estoy ahogando.
Solo tú eres quien me salvas,
De no caer en el pecado.
Socórreme, te necesito,
Muy solo he quedado,
OH mi ángel divino,
A la puerta esta el malvado,
No tendré miedo
Si tu estas conmigo.
Tú siempre me has guardado,
De las grandes olas,
Del viento que sopla,
Y en la oscuridad,
Tú eres mi antorcha.
Estoy muriendo lentamente,
Sálvame, socórreme, de rodillas,
Te lo estoy suplicando.
Con tu espíritu me dices:
Hoy Te extiendo mis manos.
Nunca te he dejado solo,
Nunca te he dejado sola,
Como eres, siempre te he amado,
Estoy junto a ti, estoy a tu lado.
Y Para probarlo,
Aun el aire que respiras,
Y las palabras que oyes,
Tu corazón vengo acariciarlo.
Lo tienes, porque te quiero,
Porque te amo.
Las escrituras testifican,
Incondicionalmente,
Te sigo diciendo,
Mi amor eterno te he dado,
Y todavía te sigo amando.
Fin.
Escritor: Nelson A. Encarnación
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Poema publicado el 24 de Marzo de 2011
Poema: Sálvame
Las olas crecen
El mar muy profundo,
La esperanza perece,
En el camino de este mundo.
El viento sopla
De todos lados
Un alma sola
Un corazón destrozado.
La oscuridad me amenaza
Muriendo con el miedo
Y no llega la calma
Perdiendo los sueños.
Las aguas me cubren,
Grito desesperado,
Sálvame, Que perezco,
Te necesito a mi lado.
Extiende tus manos,
Pues si no llegas,
Poco a poco, me estoy ahogando.
Solo tú eres quien me salvas,
De no caer en el pecado.
Socórreme, te necesito,
Muy solo he quedado,
OH mi ángel divino,
A la puerta esta el malvado,
No tendré miedo
Si tu estas conmigo.
Tú siempre me has guardado,
De las grandes olas,
Del viento que sopla,
Y en la oscuridad,
Tú eres mi antorcha.
Estoy muriendo lentamente,
Sálvame, socórreme, de rodillas,
Te lo estoy suplicando.
Con tu espíritu me dices:
Hoy Te extiendo mis manos.
Nunca te he dejado solo,
Nunca te he dejado sola,
Como eres, siempre te he amado,
Estoy junto a ti, estoy a tu lado.
Y Para probarlo,
Aun el aire que respiras,
Y las palabras que oyes,
Tu corazón vengo acariciarlo.
Lo tienes, porque te quiero,
Porque te amo.
Las escrituras testifican,
Incondicionalmente,
Te sigo diciendo,
Mi amor eterno te he dado,
Y todavía te sigo amando.
Fin.
Escritor: Nelson A. Encarnación
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