A manuel felipe rugeles
Poema publicado el 16 de Diciembre de 2008
A Manuel Felipe Rugeles
Eras vaso repleto de amores desbordados,
los campos de tu tierra te dieron su lección,
recojiste la savia que brota en los sembrados,
el amor de la tierra que abrieron los arados,
y era el alma en tu pecho, dorado frailejón.
Y la rosa, la abeja, el agua de los ríos,
los senderos perdidos, la niebla en la montaña,
llenaron tus cantares de dulces desvarios.
Las ruedas de los niños giraron con los brios
que le daba tu música de hombre que no engaña.
Fuiste a buscar la sombra del árbol de tu infancia,
a regustar sus frutos con tu alma de niño,
a rebuscar las huellas de tu última estancia,
a escuchar las sonatas del agua que se escancia,
y a buscar en sus soles el sol de tu cariño.
Todo esta ahí contigo, todo lo que tu amabas;
tu Dios sobre tu verde, tus caminos y el viento,
mariposas y flores a las que tu cantabas,
la tierra de los Andes que tanto tu añorabas,
la indígena leyenda que era tu lamento.
Inmenso eras contigo, con los demas inmenso,
tu amistad era cálida como abrazo que abriga.
Con hombres como tú se une el Universo.
Eras todo ternura en tu alma y tu verso,
yo nunca olvidaré tu gran nobleza amiga.
Poema publicado el 16 de Diciembre de 2008
A Manuel Felipe Rugeles
Eras vaso repleto de amores desbordados,
los campos de tu tierra te dieron su lección,
recojiste la savia que brota en los sembrados,
el amor de la tierra que abrieron los arados,
y era el alma en tu pecho, dorado frailejón.
Y la rosa, la abeja, el agua de los ríos,
los senderos perdidos, la niebla en la montaña,
llenaron tus cantares de dulces desvarios.
Las ruedas de los niños giraron con los brios
que le daba tu música de hombre que no engaña.
Fuiste a buscar la sombra del árbol de tu infancia,
a regustar sus frutos con tu alma de niño,
a rebuscar las huellas de tu última estancia,
a escuchar las sonatas del agua que se escancia,
y a buscar en sus soles el sol de tu cariño.
Todo esta ahí contigo, todo lo que tu amabas;
tu Dios sobre tu verde, tus caminos y el viento,
mariposas y flores a las que tu cantabas,
la tierra de los Andes que tanto tu añorabas,
la indígena leyenda que era tu lamento.
Inmenso eras contigo, con los demas inmenso,
tu amistad era cálida como abrazo que abriga.
Con hombres como tú se une el Universo.
Eras todo ternura en tu alma y tu verso,
yo nunca olvidaré tu gran nobleza amiga.
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