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Historia: el significado de una estudiante en la vida de un maestro - Poemas de Norberto Sierra Hernández



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Historia: el significado de una estudiante en la vida de un maestro
Poema publicado el 15 de Abril de 2009


Por: Norberto Sierra Hernández
Dedicada a: Jerian Costas González
Quiero dejarte saber en estos momentos el significado de ese ser tan maravilloso que ha llegado a mi vida y que ha estremecido las fibras más íntimas de mi ser. Quiero hablarte de ese ángel terrenal que se ha posado en mi vida. Ese ángel tiene un nombre y apellido, como esos ángeles que han llegado a tu vida, y que por obra de Nuestro Padre Celestial, te han permitido que nazcan debajo de tu corazón y que llevan tu sangre y tu apellido. Ese ángel que no ha nacido debajo de mi corazón, porque se encuentra dentro de el; que no tiene mi sangre ni tampoco mi apellido, por que no es mi hija. Llevo veinticinco años de casado, y nunca he podido lograr un sueño, un sueño que tu también tuviste, pero que en ti se convirtieron en varios sueños hechos realidad. Sin embargo yo sólo pedía tener un hijo y nunca pude tenerlo. Es un vacío que llevaré por siempre, ya que me encuentro en el ocaso de mi vida. Tu en el mañana tienes quien pueda velar por ti, porque haz dejado varias semillas, semillas que sembraste un día y que pudieron germinar, más yo no tengo quien pueda velar por mi, porque no pude sembrar esa semilla, y que nunca podré verla germinar, por que no existen ni nunca existirán.

Cuando ese pequeño ángel llegó a mi, tu no la conocías. Llegó a mi vida en un momento de desesperación, cuando mi vida se estaba apagando. Llegó y se posó en mi vida, dándome deseos de vivir nuevamente. Nunca pude comprender como es ser un padre, porque nunca lo he sido. Derramé muchas lágrimas, buscando ese hijo y nunca llegó; y es entonces cuando esa niña llega y me da esas esperanzas de verla como si fuera realmente mi hija. Cuando ella llegó a mi ser, su significado para mi fue tan grande, que eso tal vez solamente lo podamos comprender aquellas personas que nunca hemos tenido hijos, no ustedes que han podido pasar por el don maravilloso de la maternidad, y que para poder llegar a ese don tan maravilloso, existe un padre de sangre de ese ángel. Yo no he podido ni siquiera aspirar a ese don. Sin embargo, cuando ella llega a mí, casi paso por ese proceso, por que en un momento dado me hice de las ilusiones, ya que creí que era su verdadero padre. Cuando en aquél agosto del año 2000, llego a esta escuela, estaba pasando por un proceso que nunca podré sacar de lo más recóndito de mi ser. Habían pasado trece años, sin saber de alguien que significó mucho en mi vida. Alguien que al igual que esa niña, había dejado una huella imborrable. La conocí de la misma forma que a esta niña, pero en aquella pude tener la gracia bendita de tenerla en mi hogar. Pero su estancia fue muy efímera, ya que al cabo de dos años, partió de donde provino.



Llegó para que yo pudiera conocerla y hacerme pasar por el proceso de tener una familia. Cuando partió hacia Estados Unidos con su familia, me arrancaron de mi, su vida, ya que su familia creyó en un momento que yo me iba a quedar con ella, pues ellos temían que iban a perder la nena. Y sin embargo jamás pasó por mi mente algo como eso, ya que apenas llevaba tres años de casado, y creí que algún día iba a tener mi propia familia. Es por eso que antes de conocer a este ser tan maravilloso que hoy ha hecho renovar mi vida, en aquél momento la lloré y aún así lo sigo haciendo como cuando un padre pierde a un hijo para siempre. Cuando la conocí ya habían pasado trece años de ese sufrimiento. Y Dios viendo por el dolor que estaba pasando, quiso enviarme a alguien parecida a ella, pues esa fue la primera impresión que recibí de esta niña, cuando apenas ella estaba en primer grado y yo acababa de llegar por primera vez a esta escuela. Mi vida tomó un nuevo giro, fui sacudido y estremecido; que todas aquellas esperanzas que había perdido, habían vuelto a renacer, como si hubiera sembrado una semilla y en estos momentos empezaba a germinar. Durante esos grados primarios, sólo me deleitaba a observarla. ¡Que tan parecidas eran! ¡Eran como dos gotas de agua! Ya estando en tercer grado y durante el mes de octubre es que empiezo a buscarle conversación. ¡Era como si estuviera hablándole a un ángel!



Mis ansías de ser padre, ella las llenaba. Me sentía como si fuera su padre. ¡Que no hubiera dado en ese momento por ser su padre! Pero no lo era, y tenía solamente que conformarme con eso, y por eso anhelaba ser alguien en su vida. Ya estando en cuarto grado, la buscaba con más frecuencia. Ya iba a los salones y preguntaba por ella. Sus maestros ya sabían el significado de ella en mi vida, y podía preguntar por su progreso académico, como si realmente fuera su papá. A finales del primer semestre, logro por fin tomarle sus primeras fotos. Fotos que me abrieron la oportunidad de conocer por primera vez, a alguien que yo hubiese querido poder ocupar esa posición tan privilegiada; su padre. Ya con anterioridad había conocido a su mamá. Ya conociendo a ambos padres, el camino para poder llegar al corazón de ella, se me iba a ser más fácil. Cuando ya está en quinto grado, me doy a la tarea con la autorización de sus padres, ayudarla mucho más allá de lo que había hecho con anterioridad. Logré hacerle por vez primera, celebrarle sus diez años, lo mismo que hubiese hecho teniendo un hijo de sangre y apellido, como los mismos que usted le ha ido celebrando a sus hijos propios. Mientras usted lo podía hacer sin preguntarle a nadie, yo tenía que hacerlo preguntándole a su mamá. Cuando le celebré aquellos diez años en unión a su mamá y sus compañeros de estudio, noté en ella un dejo de tristeza, y que tal vez ustedes nunca pudieron apreciar ya que nunca se dieron cuenta, por que la vida tal vez no los ha dejado ver las cosas pequeñas de la vida.



Y sin embargo pude comprender el dolor que ella estaba llevando en ese momento. Lo sufrí junto a ella, y le di mi aliento y mi fortaleza. Su padre no se encontraba con ella, ya que su familia estaba pasando por un proceso, el mismo que vemos a diario; situaciones económicas que llevan a familias enteras al borde del divorcio. Nunca me quise aprovechar de esa situación, y junto a ella, me di a tarea de pedirle a Nuestro Padre Celestial, que no permitiese que esa familia se rompiera. Y es así como esa tristeza que llevaba ella por dentro, un día cambia y viene donde mi muy contenta a decirme que su papá había regresado. La había vuelto de nuevo a sonreír y yo me contagié con esa alegría. Ya me encontraba más cerca de ella. Ya me encontraba más cerca de su corazón, me estaba convirtiendo en alguien muy especial para ella. Y es entonces que ella pasa entonces a ser mi ahijada, pero queriéndola como un verdadero padre Fui ayudándole en todo lo que ella necesitaba; proyectos, asignaciones, tutorías. Le compré todos los materiales escolares. Hasta un libro de texto tuve que comprarle, para que pudiese estudiar mejor. Pero sus maestras no veían con buenos ojos en la forma en que yo la trataba. No querían que yo la ayudase consiguiéndole los materiales de sus proyectos. Una vez la castigaron con dos notas deficientes por supuestamente haberla ayudado.



Hasta me prohibieron que preguntara por su progreso académico, aún teniendo el permiso de sus padres. Pretendían quitármela y separarme de esa familia ya que alguien le había hablado mal de mi a su mamá. Buscaron miles de pretextos con tal separarme de ella, y su familia no permitió que yo me separara de ella, porque yo significaba algo muy importante en su vida. Hasta eso pretendían por ser maestro varón, porque no pueden ver con buenos ojos el que uno como maestro varón, se fije en una niña con propósitos sanos. Esa niña significa lo más anhelado por mi, ver en ella la hija que nunca pude tener. Si ella llena ese vacío que hay en mi, ¿por qué pretenden entonces separarme de ella? Y si entonces yo no puedo llenar ese vacío que hay en mi, no tendré quien pueda velar por mi en el futuro, entonces no vale la pena vivir. Ese es el cariño que siento por alguien que no tiene mi sangre ni tampoco lleva mi apellido y que sin embargo la siento en mi corazón, como la hija que Dios me envió, por el dolor y el sufrimiento de nunca haber tenido la dicha que tuvo usted. Nuestros niños le dejan saber a uno el cariño que sienten por uno ya sea a través de un abrazo o de un beso en la mejilla. En usted como maestra pueden ser ambos, pero en mi caso por ser varón, los niños lo hacen a través del abrazo o de un apretón de manos, pero nuestras niñas lo hacen de ambas formas. Yo no tengo la culpa de que ellas me quieran demostrar ese afecto de las dos formas.



Sería imprudente y una falta de respeto hacia ellas, tratarlas injustamente. Pero en las mentes perversas no cabe esa forma de que traten a uno así. Me duele en el alma que quieran juzgarme por la forma en que ellas me demuestran ese cariño. Llegué a preguntarle a una, por ese cariño que sentía hacia mi, porque me trataba con un cariño muy especial. Al preguntarle me dijo que ella no tenía papá, y que ella me quería como tal. Ayer tuve que tratarla de una forma muy diferente y rechazarle ese afecto que por mi sentía, para evitar que pueda decir que soy quien las abraza. Cuando vio la forma en que la traté, no pudo ocultar esa tristeza y vi como en ella le bajaban dos lágrimas por sus mejillas. Sólo se limitó a decir, "Mr. pero si yo te quiero como mi papá, como el papá que nunca he tenido". Créeme fue muy duro para mi. Es que muchas personas no pueden ver el cariño y el afecto que sienten hacia uno. Esos mismos niños que tal vez en sus casas, no reciben ese cariño que uno como maestro puede brindarle. Niños faltos de amor, Niños que tal vez no quisieran estar en sus casas, por la forma en que los tratan y desearían que no hubiesen ni sábados ni domingos, ni días de fiesta, para poder estar con aquél maestro que puede brindarle un poco de ese cariño, del cual ellos ansían. Este no es el caso de ella, ella tiene unos buenos padres, que le brindan todo el amor del mundo. ¡Pero que bello para ella, que alguien que no es parte de su familia se preocupe por ella, como si fuera su padre!



Pero en las mentes perversas, no cabe esa idea, que uno como maestro se preocupe por una estudiante, sino todo lo ven con interés. Ella es ese ángel que ha llegado en un momento a calmar esas ansías que he tenido por nunca haber tenido un hijo. Pudo haber sido un varón, pero en este caso fue ella quien llegó a calmar esas ansias. Con cuanto anhelo muchas veces un padre espera que su primer hijo sea un varón, y lo que le llega de momento es una niña. ¿Va a dejar de ser padre, por no haberle llegado lo que quería? Tal vez desde ese momento la quiera mucho más, que si hubiese sido un varón. Ese es el mismo amor que siento por alguien a quien considero mi hija. Ella es el reflejo en el cual me miro en una gota de agua. Ella es la esperanza con la cual ella abona su cariño a mi vida, las ansías por no haber tenido nunca un hijo. La quiero tanto, tal vez más de lo que un padre biológico pueda sentir por un hijo. En ella he cifrado todas las esperanzas de ser padre. Me dicen que ella no necesita de un padre, porque ya ella tiene su propio padre. ¿Pero quién entonces podrá llenar ese espacio, ese vacío que siento dentro de mi, por nunca haber tenido ese don maravilloso que tuvo usted? ¡Qué triste es pasar por la vida sin haber dejado una huella! Tus huellas quedarán por siempre grabadas en la tierra, porque usted tuvo frutos, sin embargo yo nunca he podido sembrar ni tampoco podré recoger frutos. Déjenme en mí, ver esa semilla y ese fruto en la presencia de ella.



Déjenme ver en ella, ese cariño que tanto ansío en mi corazón, el de ser para ella como un padre. ¡Qué bello para mí sería, que en este Día de los padres, ella pueda abrazarme y yo pueda sentir ese calor de una hija! Ese calor que nunca he podido sentir. Tal vez esto en mi caso nunca pueda ser una realidad, Pero en el padre de sus hijos será una realidad, y podrán colmarlo de miles regalos, porque son sus hijos y el es su padre verdadero. Pero yo me conformo solamente con la idea de que pudo haber sido mi hija y nunca lo fue. Quiero vivir en mi mente con esa idea de que ella es mi hija, y cuando ya cansado mi cuerpo no resista más el peso de la vida, pueda morir pensando que dejé algo en esta tierra que amé demasiado, creyendo que ella era mi hija. Estos son mis sentimientos verdaderos por esa niña, que tal vez no sea muy buena en su aprendizaje, pero que es muy grande en sus sentimientos que se encierran dentro de ella. Esa niña, es la que ha hecho despertar mis sentimientos de padre, y cuando ya no esté aquí presente puedan los demás pensar. "La amó tanto, que murió creyendo ser su padre". Y desde la eternidad podré decir entonces: "He dejado una hija".

A quien siempre quise como mi hija.
Me desvelé por ella en todo, todo cuanto un padre desea hacer por un hijo. Actualmente no se nada de ella, ya que emigró a los Estados Unidos hace mas dos años y perdí el contacto con ella. Desearía antes de que mi cuerpo se desintegrara en la tierra, poder verla una vez mas y decirle lo mucho que la he extrañado. Jamás hice por alguien, lo que hice por ella. Solo ella sabrá lo mucho que la quise. Jerian hija, sino te vuelvo a ver, quiero dejar por estos rincones, mis poemas y todo cuanto me recuerde a ti. Y si ya te olvidastes de mi, recuerda en mi tu nunca desaparecerás. Gracias hija, por cuanto fuistes conmigo mientras estuvistes acá. No importa la distancia hija, te siento tan cerca.



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