Poema 100
Poema publicado el 19 de Febrero de 2014
Me emborracho de ti
y me distiendo
en el beso instintivo de tu boca,
adivino por él,
dentro tu cuerpo,
un deseo abismal que se desboca.
Me inmiscuyo insistente y admirado
del color de la piel que te aprisiona
deslizando mi gesto fatigado
hasta el cáliz sensual de tu persona.
Y mientras tanto
el sueño desvanece
tu suave espanto.
Clara amanece
la indefensa caricia
que te estremece
y me parece
que una forma de entrega
se anima y crece
hasta que ciega,
indecisa de si,
se otorga y niega.
...
Yo ahogo de silencios la cal de tus temores,
tu aliento sin palabras estrangula los míos,
yo dejo que la noche te de mis estertores...
tú, dentro de sus sombras, me cedes tus sentidos...
Devora la insolencia sus últimos pudores
y tu inocencia sufre por su primer desvío...
Sobre este acto imposible no habrán actos mejores,
ni amores más profundo que este simple cariño.
Cariño que trasmuta
la indiferencia,
al filo del esbozo
de una sonrisa,
en ruego y desafío
a la inconsciencia:
Primero frío
tu cuerpo se hace luego
brasa del mío.
...
Y el tiempo se deshace, inconsistente,
en los bordes ansiosos de la locura
dibujando invisible sobre tu frente
la forma inconfesable de la ternura
que de a pedazos
da tintes marginales
a mis abrazos...
Tú me destruyes
cada vez que me esquivas
y me rehuyes
Mas vienes, pese a todo, a mi morada
trayendo en ti un antojo de pesadilla
y bajo de tu voz, suave y sencilla,
una herida vestida... de carcajada.
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Poema publicado el 19 de Febrero de 2014
Me emborracho de ti
y me distiendo
en el beso instintivo de tu boca,
adivino por él,
dentro tu cuerpo,
un deseo abismal que se desboca.
Me inmiscuyo insistente y admirado
del color de la piel que te aprisiona
deslizando mi gesto fatigado
hasta el cáliz sensual de tu persona.
Y mientras tanto
el sueño desvanece
tu suave espanto.
Clara amanece
la indefensa caricia
que te estremece
y me parece
que una forma de entrega
se anima y crece
hasta que ciega,
indecisa de si,
se otorga y niega.
...
Yo ahogo de silencios la cal de tus temores,
tu aliento sin palabras estrangula los míos,
yo dejo que la noche te de mis estertores...
tú, dentro de sus sombras, me cedes tus sentidos...
Devora la insolencia sus últimos pudores
y tu inocencia sufre por su primer desvío...
Sobre este acto imposible no habrán actos mejores,
ni amores más profundo que este simple cariño.
Cariño que trasmuta
la indiferencia,
al filo del esbozo
de una sonrisa,
en ruego y desafío
a la inconsciencia:
Primero frío
tu cuerpo se hace luego
brasa del mío.
...
Y el tiempo se deshace, inconsistente,
en los bordes ansiosos de la locura
dibujando invisible sobre tu frente
la forma inconfesable de la ternura
que de a pedazos
da tintes marginales
a mis abrazos...
Tú me destruyes
cada vez que me esquivas
y me rehuyes
Mas vienes, pese a todo, a mi morada
trayendo en ti un antojo de pesadilla
y bajo de tu voz, suave y sencilla,
una herida vestida... de carcajada.
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