Oculto en las esteras...
Poema publicado el 27 de Mayo de 2010
Oculto en las esteras, deseado por los vidrios,
aparece nublado el que busca hasta el fin por detrás mío,
el que me encontrará así me deje la barba
o me caliente y me pierda por tus tiernas galerías,
mi tierra,
tus muslos o tu olor.
Detrás, donde voy a caer,
terror añoso de las madreselvas,
anticipo del cieno y copia
-para licencia de sus piernas en el barrio-
de mi saco en sus negros modales,
acecha,
o donde me arrojará para que yo
también yo lo deje en paz,
pobre tipo, bueno ni malo aunque constante
inquisidor de oficio desde que
un viernes a tientas en el patio lo vi,
un viernes de feriada luna en la ventana
que no intentaba más y se dejaba
derramar como el agua en las baldosas
la manguera, madre municipal de las legumbres.
Un viernes digo en que rápido me di vuelta
y había otros lugares, gestos secretos
-comparición metódica de la evidencia
bajo los auspicios de la luna-
pero no pude asaltarlo porque
agarró las hojas luminosas del geranio
y lo llevó a la llama
-¡cómo iba a dañarlo!-
donde vive,
su frente tras mi sombra -lírico de luto-,
amargo el traje con su puñal adentro,
y muertas ya, quemadas,
las liendres últimas de la esperanza.
©Pablo Urquiza
del libro "Asilo personal / Asile personnel"
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Poema publicado el 27 de Mayo de 2010
Oculto en las esteras, deseado por los vidrios,
aparece nublado el que busca hasta el fin por detrás mío,
el que me encontrará así me deje la barba
o me caliente y me pierda por tus tiernas galerías,
mi tierra,
tus muslos o tu olor.
Detrás, donde voy a caer,
terror añoso de las madreselvas,
anticipo del cieno y copia
-para licencia de sus piernas en el barrio-
de mi saco en sus negros modales,
acecha,
o donde me arrojará para que yo
también yo lo deje en paz,
pobre tipo, bueno ni malo aunque constante
inquisidor de oficio desde que
un viernes a tientas en el patio lo vi,
un viernes de feriada luna en la ventana
que no intentaba más y se dejaba
derramar como el agua en las baldosas
la manguera, madre municipal de las legumbres.
Un viernes digo en que rápido me di vuelta
y había otros lugares, gestos secretos
-comparición metódica de la evidencia
bajo los auspicios de la luna-
pero no pude asaltarlo porque
agarró las hojas luminosas del geranio
y lo llevó a la llama
-¡cómo iba a dañarlo!-
donde vive,
su frente tras mi sombra -lírico de luto-,
amargo el traje con su puñal adentro,
y muertas ya, quemadas,
las liendres últimas de la esperanza.
©Pablo Urquiza
del libro "Asilo personal / Asile personnel"
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