Hoy no
Poema publicado el 21 de Septiembre de 2010
Hoy no vamos de compras.
Así lo dicen las canciones,
así lo pregonan los heraldos
en cada ciudad, en cada plaza,
así lo transmiten las palomas mensajeras
de continente a continente.
Tantos desprecios sin tasa,
tantas promesas sin fondos
colmaron nuestra impaciencia,
arruinaron nuestro crédito.
Fue un rumor apenas al comienzo,
un pálpito, una inquietud vaga;
mas tomó impulso,
ganó coraje, empuje,
adquirió fortaleza, estatura,
sumó a su tren voluntades incontables,
se hizo avalancha.
Ahora ya nada detendrá su marcha irremisible,
su avance tumultuoso, atronador y turbulento.
Hoy no vamos de compras.
Ni pan ni vino,
cuadros, sedas,
diamantes, afeites, amores,
artilugios, pasatiempos,
tronos, aplausos, mausoleos,
paraísos a medida.
Pasearemos por vuestros grandes almacenes de sueños artificiales;
volveremos a escuchar vuestras fanfarrias,
vuestros cantos de sirena;
toleraremos el asedio de vuestros timadores adiestrados;
haremos una pregunta aquí, esbozaremos una duda allá,
fingiremos estar convencidos;
pero al final diremos no;
no a los espejismos que modeláis de la nada diligentes,
no a los manjares envenenados;
y será un no sin fecha de caducidad,
un no que sonará como nunca.
Recoged los anzuelos,
quedaos con vuestras malas artes;
nosotros os dejamos solos,
nos marchamos a otra parte,
a algún lugar que todavía dé señales de vida.
Sabedlo, oídlo bien:
hoy no vamos de compras
ni mañana ni pasado;
hasta la consumación de todas vuestras existencias,
hasta ver borrarse
la última sonrisa de los escaparates.
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Poema publicado el 21 de Septiembre de 2010
Hoy no vamos de compras.
Así lo dicen las canciones,
así lo pregonan los heraldos
en cada ciudad, en cada plaza,
así lo transmiten las palomas mensajeras
de continente a continente.
Tantos desprecios sin tasa,
tantas promesas sin fondos
colmaron nuestra impaciencia,
arruinaron nuestro crédito.
Fue un rumor apenas al comienzo,
un pálpito, una inquietud vaga;
mas tomó impulso,
ganó coraje, empuje,
adquirió fortaleza, estatura,
sumó a su tren voluntades incontables,
se hizo avalancha.
Ahora ya nada detendrá su marcha irremisible,
su avance tumultuoso, atronador y turbulento.
Hoy no vamos de compras.
Ni pan ni vino,
cuadros, sedas,
diamantes, afeites, amores,
artilugios, pasatiempos,
tronos, aplausos, mausoleos,
paraísos a medida.
Pasearemos por vuestros grandes almacenes de sueños artificiales;
volveremos a escuchar vuestras fanfarrias,
vuestros cantos de sirena;
toleraremos el asedio de vuestros timadores adiestrados;
haremos una pregunta aquí, esbozaremos una duda allá,
fingiremos estar convencidos;
pero al final diremos no;
no a los espejismos que modeláis de la nada diligentes,
no a los manjares envenenados;
y será un no sin fecha de caducidad,
un no que sonará como nunca.
Recoged los anzuelos,
quedaos con vuestras malas artes;
nosotros os dejamos solos,
nos marchamos a otra parte,
a algún lugar que todavía dé señales de vida.
Sabedlo, oídlo bien:
hoy no vamos de compras
ni mañana ni pasado;
hasta la consumación de todas vuestras existencias,
hasta ver borrarse
la última sonrisa de los escaparates.
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