Discúlpeme usted señora
Poema publicado el 29 de Diciembre de 2010
Discúlpeme usted señora
pero ha llegado el amor,
abrale usted la puerta,
déjelo entrar por favor.
Permita que con caricias
bese sus labios risueños,
y en estambre de colores
baya tejièndole sueños.
Déjelo entrar mi señora,
que este amor es verdadero;
y yo no encuentro otra forma
de decirle que la quiero.
Permita, yo se lo ruego,
que la colme de ternura;
y que mi amor se haga duende
para besar su hermosura.
Déjelo entrar un momento
que este amor no es ilusión,
no desoiga los latidos
de su propio corazón.
Cierre los ojos y duerma
si acaso Asì lo prefiere,
pero no cierre la puerta
al hombre que más la quiere.
Dèle cabida en su alma
que en mi amor no hay nada oscuro,
y disfrute las delicias
de este amor sincero y puro.
Mi amor es amor y amor
como una llama encendida,
y este amor bello señora
hace juego con su vida.
Dèje usted la puerta abierta,
déjela asì sin temor,
abra su pecho y su alma
y deje entrar al amor.
Discúlpeme usted, señora,
tengo el alma desangrada;
dèjeme la puerta abierta
para morirme en su almohada.
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Poema publicado el 29 de Diciembre de 2010
Discúlpeme usted señora
pero ha llegado el amor,
abrale usted la puerta,
déjelo entrar por favor.
Permita que con caricias
bese sus labios risueños,
y en estambre de colores
baya tejièndole sueños.
Déjelo entrar mi señora,
que este amor es verdadero;
y yo no encuentro otra forma
de decirle que la quiero.
Permita, yo se lo ruego,
que la colme de ternura;
y que mi amor se haga duende
para besar su hermosura.
Déjelo entrar un momento
que este amor no es ilusión,
no desoiga los latidos
de su propio corazón.
Cierre los ojos y duerma
si acaso Asì lo prefiere,
pero no cierre la puerta
al hombre que más la quiere.
Dèle cabida en su alma
que en mi amor no hay nada oscuro,
y disfrute las delicias
de este amor sincero y puro.
Mi amor es amor y amor
como una llama encendida,
y este amor bello señora
hace juego con su vida.
Dèje usted la puerta abierta,
déjela asì sin temor,
abra su pecho y su alma
y deje entrar al amor.
Discúlpeme usted, señora,
tengo el alma desangrada;
dèjeme la puerta abierta
para morirme en su almohada.
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