A orillas del mar
Poema publicado el 29 de Noviembre de 2013
A ORILLAS DEL MAR
La primera vez que te vi sentada a orillas del mar
Contemplando el suave vaivén cadencioso de las olas
Tocando tus pies descalzos como queriéndolos acariciar
Esto se repitió muchas veces casi a diario en cada verano
A mí me gusto tu pelo largo de color negro azabache
Tu mirada inocente parecía hechizada pendiente de las olas
Parecía no importarle nada de lo que pasara alrededor
Pero muchas veces la sorprendí mirándome detenidamente
Hasta observe una sonrisa en tu boca al verse sorprendida
Quise acercarme a ella para saludarla pero rápida se alejo
Dejándome una vez más con la incertidumbre y la duda
La siguiente vez que la vi allí fue de nuevo lo mismo
La sorprendí al acercarme por otro lado no pudo ya escapar
Esa tarde conocimos nuestros nombres y comenzó la amistad
Durante un par de años nos juntábamos y caminábamos
Horas enteras por la húmeda arena humedeciendo nuestros pies
Ahora yo ocupo su lugar preferido sin sonreír como lo hacia
Cuando la tenía a ella a mi lado o corría por la arena
Tanto quería ella su mar que se fue adentrándose llevada
Por las olas que antes acariciaban sus pies hasta desaparecer
Se despidió de mí con un gran beso y un apretado abrazo
Diciéndome “No dejes nunca de venir hasta aquí cada verano
Para no sentirme tan sola allá dentro del Mar”.-
Raimundo Gallardo G.
Propiedad intelectual ley N° 17.336 bajo registro N° 226.905
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Poema publicado el 29 de Noviembre de 2013
A ORILLAS DEL MAR
La primera vez que te vi sentada a orillas del mar
Contemplando el suave vaivén cadencioso de las olas
Tocando tus pies descalzos como queriéndolos acariciar
Esto se repitió muchas veces casi a diario en cada verano
A mí me gusto tu pelo largo de color negro azabache
Tu mirada inocente parecía hechizada pendiente de las olas
Parecía no importarle nada de lo que pasara alrededor
Pero muchas veces la sorprendí mirándome detenidamente
Hasta observe una sonrisa en tu boca al verse sorprendida
Quise acercarme a ella para saludarla pero rápida se alejo
Dejándome una vez más con la incertidumbre y la duda
La siguiente vez que la vi allí fue de nuevo lo mismo
La sorprendí al acercarme por otro lado no pudo ya escapar
Esa tarde conocimos nuestros nombres y comenzó la amistad
Durante un par de años nos juntábamos y caminábamos
Horas enteras por la húmeda arena humedeciendo nuestros pies
Ahora yo ocupo su lugar preferido sin sonreír como lo hacia
Cuando la tenía a ella a mi lado o corría por la arena
Tanto quería ella su mar que se fue adentrándose llevada
Por las olas que antes acariciaban sus pies hasta desaparecer
Se despidió de mí con un gran beso y un apretado abrazo
Diciéndome “No dejes nunca de venir hasta aquí cada verano
Para no sentirme tan sola allá dentro del Mar”.-
Raimundo Gallardo G.
Propiedad intelectual ley N° 17.336 bajo registro N° 226.905
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