Rosáceas manos
Poema publicado el 14 de Octubre de 2014
Viví como un prosélito
husmeando rosadas faldas,
muelles gastados de marcha,
devoré lunas con ojos de opio abierto,
bebí aguas y licores en estanques florecientes,
Tulipanes deshojados bajo cielos de escarcha.
Perdí miles de soles centelleantes,
cálidas mañanas,
conversación de amantes.
La fría soledad me encerró en sus muros
de inertes magnolias,
Así me encontraba con la postura de su abrazo.
Llegaba de islotes lejanos, de istmos vegetales.
Ahí la llamé mi reina.
Pero el corazón viró en el misterio del agua,
los puertos del aire ahogaron
peces y el vacio estalló en mi cabeza.
El pesar talló mis bosques y en el relato de la nada
me hallé diluido de alma,
titubeante al trecho de una mujer mirando
tiernamente el corazón rajado.
La vida iba germinando
nuevos huertos y jardines desmemoriados.
Entre hebras de fuego su intento
ornamentaba la falacia con rosáceas manos.
Su boca era suspiro de viento, plena lentejuelas de labios
brillaba como corona de cometas peinados
y en la fluidez del pelo lacio hallé briznas áureas
flotando pétalos con sueño de vástago.
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Poema publicado el 14 de Octubre de 2014
Viví como un prosélito
husmeando rosadas faldas,
muelles gastados de marcha,
devoré lunas con ojos de opio abierto,
bebí aguas y licores en estanques florecientes,
Tulipanes deshojados bajo cielos de escarcha.
Perdí miles de soles centelleantes,
cálidas mañanas,
conversación de amantes.
La fría soledad me encerró en sus muros
de inertes magnolias,
Así me encontraba con la postura de su abrazo.
Llegaba de islotes lejanos, de istmos vegetales.
Ahí la llamé mi reina.
Pero el corazón viró en el misterio del agua,
los puertos del aire ahogaron
peces y el vacio estalló en mi cabeza.
El pesar talló mis bosques y en el relato de la nada
me hallé diluido de alma,
titubeante al trecho de una mujer mirando
tiernamente el corazón rajado.
La vida iba germinando
nuevos huertos y jardines desmemoriados.
Entre hebras de fuego su intento
ornamentaba la falacia con rosáceas manos.
Su boca era suspiro de viento, plena lentejuelas de labios
brillaba como corona de cometas peinados
y en la fluidez del pelo lacio hallé briznas áureas
flotando pétalos con sueño de vástago.
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